Una vida sin (dinero) ti

LA FIESTA DE MÁSCARAS

Capítulo once.

Cuando volví adentro, casi accidentalmente choqué contra alguien. Yo diría que fue accidental, pero la verdad era que después de esa conversación con Hunter realmente quedé en las nubes pensando qué hacer. Gracias al cielo que sólo se trataba de Gartze.

─Niña, tienes la cabeza en Plutón ─carcajeó─. ¿Estás bien?

Luego de un par de rodeos, la tomé para que pudiésemos hablar aparte, y entonces nos fuimos a sentar a la barra. Ella pidió un trago, yo me limité a sacar todo la presión que traía encima.

─¿Puedes creer que quiera meterme precisamente a Long Island? ─me quejé─. ¿Tienes idea de cuánta gente conoce mi historia y cree que simplemente me volé igual que Jonah?

─¿Cuál es el problema? ─dijo, con su indiferencia nata.

Me eché a reír falsamente.

─Realmente no entiendes la situación. ─Ella levantó las cejas comprimiendo los labios─ Es probable que asistan representantes de la prensa y el Times, si llega a saberse que estoy ahí, y cabe destacar, como parte del entretenimiento traído de un bar barato de Queens, ¿sabes lo que pasará, el revuelo que se formará?

─Vaya, Mae, no sabía que fueras tan famosa ─bromeó sin una pizca de gracia.

Gruñí contra su petulancia desviando el cuerpo hacia el mesón. Ella soltó una risita.

─Mira, linda, te estás tomando las cosas demasiado enserio ─me dijo─. No hay ninguna complicación. Si es una fiesta de máscaras, pues nadie tiene por qué reconocerte. Tienes la vida hecha.

Dejando caer la cabeza sobre la palma de la mano me quedé pensando y mirándola.

─No quiero volver ahí ─dije después─ y darme cuenta de todo lo que solía ser y tener.

─Ey, alto ahí ─ordenó con el índice arriba─. Oí decir de tu podrida boca que no extrañabas esa vida. Así que no aceptaré oír ahora que te lamentarás por ella. Mira todo esto ─echó un vistazo a su alrededor haciéndome seguirle la mirada, contemplar a las chicas bailando en la plataforma, las luces, la gente riendo ebria y todo ese aire al que ya me había acostumbrado y era parte de mi vida. Entonces añadió─: esto es lo que tienes ahora. Esto es lo que eres. Y, Mae, estoy agradecida de conocerte de éste lado de la vida porque te aseguro que del otro eras peor que caca en los zapatos.

Me reí abiertamente, algo avergonzada.

─Además es tu cumpleaños ¿no? ¿Qué mejor fiesta podrías pedir que la de un millonario en su mansión recién comprada de Long Island? Y tú serás el centro de atención. Eso, sin mencionar... ─Hizo un movimiento con los dedos refiriéndose al dinero.

Me enserié gravemente pensando: "Necesito ese dinero".

─Y no me digas que viviendo con Derian no necesitas ese...

─Necesito ese dinero, Gartze ─pensé en voz alta, tomándola de un hombro─. No pienso vivir con Derian y esperar a que vuelva a ocurrir lo mismo.

─Entonces sabes lo que tienes que hacer. 

─Sí. ─Pasé un mechón de cabello tras la oreja concentrada en ello─ Ahora sólo queda decirle.

─Oh, eso no suena bien. ─Levanté la mirada con atención─ ¿Por qué simplemente no se lo dices?

─Debo hacerlo, de cualquier modo se va a enterar y será peor. ─Se encogió de hombros en un gesto como si con ello se tragara sus comentarios. Llamó al cantinero y le pidió un par de copas─ No te preocupes, Derian no puede decirme qué hacer y qué no. Además, sería una excelente oportunidad para terminar con él para siempre, y alejarme de Abel y de esa historia. De Jonah también. Sólo quiero dejar todo atrás.

Finalicé en un suspiro echando los brazos sobre la barra, y en medio del silencio de ella, dije:

─Si voy a hacerlo, que sea por un nuevo comienzo.

Gartze asintió convencida.

─Eso es, perra. Brindemos por eso.

Y brindamos hasta las cuatro por ello.

 

🌼🌼🌼
 

Regresé al departamento casi al alba, completamente en contra de mi voluntad. Sobre todo, por haber bebido, bailado, y reído demasiado con Gartze (porque una noche más, nadie la citó). Ahora podía sentir los estragos de eso en cada pedacito de mi cuerpo. Además, justo cuando la luz del amanecer me quemó los ojos haciéndome hervir el cerebro, recordé las palabras de Derian cuando dijo: "No llegues tarde, te voy a esperar...", y era más que tarde; algo que creí tomaría sólo tres horas desde que me fui, acabó quitándome toda la noche. Me pregunté si todavía estaría esperándome, y sobre todo, qué humor podía tener.

Mientras subía el ascensor y me miré en los espejos, literalmente di un respingo de horror descubriendo mi cara de zombie. Entonces me apuré los once pisos en volverme decente antes de llegar arriba (si es que eso era posible). Y cuando acabé, sólo dos pisos antes de llegar, respiré profundo en posición de espera y me pregunté muy, muy a fondo, si todo eso significaba que en cierto modo me importaba la opinión de Derian. No debería preocuparme demasiado lo que pensara ahora que iba rumbo a una huida de él y sus seductoras manipulaciones, en busca de mi emancipación y libertad; debería valerme madres, debería...

La campanilla anunció la llegada al piso undécimo, con la apertura de las puertas y un grupo de personas aguardando para entrar. Yo era la única que salía. Entonces me dirigí a la puerta correspondiente y abrí con la llave que había guardado desde que Derian compró el lugar y me regaló una copia.

Una vez adentro, recorrí el espacio amplio y luminoso con la mirada, expectante. Casi de inmediato oí una voz provenir de la cocina que me dijo:

─¿Quieres café?

Di un brinco del susto llevando los ojos hasta ése punto desde el que venía su voz, y encontrándome de pronto con su imagen allí sentado sobre el mesón. Tenía una pierna extendida y la otra flexionada, la cabeza reclinada de atrás y una mirada indiferente cuyo estado de ánimo no supe identificar; una postura tan relajada, como si hubiera pasado toda la noche esperándome. 




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