Una Vida Sobrenatural

14. El renacido

5:00 p.m.

La tarde caía sobre el búnker. La hora había llegado. 

Emma se había confesado y su sangre ya estaba purificada, la joven había rellenado con su sangre ocho jeringuillas y había memorizado las palabras que tendría que pronunciar al final del tratamiento. Todo estaba preparado para llevar a cabo la cura de Dean.

Sam se encontraba esperándola a las puertas de la sala 7B, aquella habitación a la que se referían como mazmorra por las cadenas y trampas del diablo que mantenían preso al mayor de los Winchester. Emma iba a ser la encargada de llevar a cabo el ritual, pero Sam no pensaba dejarla a solas con su hermano.

—¿Estás lista? —preguntó al ver que la joven llegaba hasta su posición. 

Emma asintió en respuesta a su pregunta y Sam abrió la puerta para enfrentarse de nuevo, cara a cara, a su demonizado hermano.

—Supongo que ha llegado el momento... —dijo este mientras observaba las jeringuillas que portaba Emma—. No funcionará, Sammy. No soy un simple demonio.

—Ya lo veremos. —respondió seriamente el aludido mientras la chica retiraba el capuchón protector de la primera jeringuilla.

—¿Lo hará ella? ¿Es qué no estás dispuesto a morir por salvar a tu hermano mayor? Me decepcionas. —hiriente como él solo.

—Lo está. Pero yo no voy a permitírselo si existe una alternativa mejor. —defendió Emma mirando duramente a Dean—. Ya me lo agradecerás en ocho horas... 

Y sin más le calvó  la primera inyección en el cuello. 

El demonio se removió al sentir la aguja contra su piel pero Sam lo sujeto fuerte por los hombros mientras la chica le inyectaba hasta la última gota.

—Voy a matarte, puta. —amenazó Dean dirigiéndole una mirada de puro odio.

—No estás en condiciones de amenazar a nadie. —le respondió ella mientras cogía un frasquito con agua bendita con la intención de tirársela.

—Por mí no te cortes. Se lo tiene merecido. —consintió Sam. 

Tras el visto bueno, Emma le arrojó el agua benidta a Dean, el cual se retorció levemente de dolor. 

—Deberías de tener más respeto. 

 

9:30 p.m.

Emma había inyectado con éxito cuatro de las ocho dosis de sangre purificada.  Lo que significaba que se encontraban justo en el ecuador del proceso. Aunque los efectos aún no habían empezado a mostrarse. 

Sam se estaba muy nervioso pensando en que la cura no estuviera funcionando así que decidió alejarse un momento de todo aquello dejando a Emma sola junto a Dean.

—¿Cómo te metiste en todo esto? —preguntó el demonio alzando una ceja. La chica, que estaba apoyada contra la pared se sorprendió al escuchar aquello y se limitó a evaluarlo con la mirada—. ¿No vas a contestarme? Vamos a pasar otras cuatro horas más aquí, podrías entretenerme...

—Así que ahora quieres mantener una conversación trivial. ¿Es eso? —apuntó Emma mientras Dean sonreía levemente en señal de aprobación—. Muy bien, supongo que no tengo nada mejor que hacer hasta la siguiente dosis... 

—¿Y bien? ¿Cómo te metiste en esto? —insistió él con curiosidad. 

—Es... complicado. 

—Creo que podré seguirte. 

—¿Recuerdas cuando Balthazar os envío a tu hermano y a ti a una realidad donde todo esto era una serie de televisión? —el demonio asintió—. Pues ese es mi mundo.

—¡Me tomas el pelo! —rió Dean entretenido y burlón a partes iguales.

—Aparecí aquí y Sam estuvo a punto de atropellarme... 

—Es una lástima que no lo hiciera... Cuando no atropella perros atropella perras. —interrumpió el ojiverde, pero Emma ignoró el comentario del demonio y continuó con la historia.

—Nos conocimos así. Luego lo convencí de que era humana y de que si sabía tanto de vosotros era por la serie. Cuando me creyó le informe de tu nueva naturaleza y empezamos a buscarte. El resto ya lo sabes. 

— Así que tu eres la culpable de que mi hermanito descubriera la verdad. —adivinó el demonio—. Dime algo... ¿No te gustaría volver con tu familia? 

—Por supuesto. Pero no hay forma posible de volver. No al menos que el hechizo sea realizado desde mi dimensión, donde por cierto no existe la magia, y por la persona que lo lanzó... 

—¿Y si yo pudiera ayudarte? —preguntó inquisitivamente el demonio, mirándola con intensidad.

—No puedes. Sólo estás buscando la manera de confundirme para lograr detener esto.

—¿Estás segura? Olvidas que soy un Caballero del Infierno. Puedo saltar en el tiempo y de dimensión en dimensión... —dijo tentando a Emma. La chica empezaba a escucharlo, tal vez fuera cierto y él pudiera ayudarla—.  Hagamos un trato. Tú me quitas todas estas cadenas y yo te llevo de vuelta a tu mundo.



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En el texto hay: sobrenatural

Editado: 17.04.2018

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