Una Vida Sobrenatural

32. Bromas cósmicas

 

Aquello no podía ser real. Sin duda se trataba de un espejismo. Su mejor amiga no podía estar parada frente a ella porque aquel no era el universo de Lola. Aunque... tampoco era el suyo y estaba allí, ¿no? 

La cabeza de Emma no paraba de dar vueltas.

Alice observó a la castaña parada frente a ella. Era exactamente como Anne, y aunque sabía que no podía tratarse de su hermana, pues había muerto hacía diez años, las ganas por abrazar a aquella chica invadieron su ser. 

Sin pensárselo dos veces la rubia rompió el espacio que les separaba y se lanzó a sus brazos. 

Emma no pudo hacer otra cosa que corresponder a aquel abrazo. Desconocía si se trataba de Lola, si aquello era una alucinación o si estaba soñando. Pero iba a disfrutar de aquel momento durará lo que durará.

Mientras tanto, los hermanos contemplaban la escena completamente aturdidos. Aunque Dean contaba con una leve ventaja al haber conocido la historia de Alice. La rubia se había referido a Emma por el nombre de Anne... Eso sólo podía significar una cosa, en el mundo de los Winchester, Emma Harris era la fallecida hermana de la rubia. Así como él y su hermano eran actores, llamados Jensen Ackles y Jared Padalecki, en el universo de la castaña.

Ambas chicas se abrazaban disfrutando de aquel agradable momento hasta que los instintos de cazadora de Alice hicieron acto de presencia. En un rápido movimiento, que ninguno de los presentes pudo predecir, desenfundó de su bolsillo trasero una pequeña navaja de plata.

—Tú no eres Anne. —exclamó amenazante la rubia posando el frío metal sobre el cuello de Emma—. Debes de ser un maldito metamórfico...

—¡Eh, Alice! —gritó Dean tratando de calmarla—. No es un monstruo. Está con nosotros.

Emma reparó en el nombre por el que Dean había llamado a la joven, aquella chica definitivamente no era Lola. 

Completamente inmóvil bajo la intimidación de la rubia, observó como Sam avanzaba hacia ellas con la intención de desarmar a esa tal Alice, pero la de ojos azules apretó más el cuchillo contra su piel provocando que un fino hilo de sangre descendiera por la hoja. 

Un pequeño quejido escapó de los labios de Emma.

—No des un paso más. —dijo Alice mirando hacía Sam—. No lo entendéis... Es exactamente igual que mi hermana y ella murió. Así que esta de aquí no puede ser Anne. 

—Escúchame. —pidió Dean temiendo por su amiga—. Podemos explicártelo. No es tu hermana. Suéltala y te lo contaremos todo.

—Claro que no es mi hermana, es un monstruo.

—No, no lo soy. —susurró Emma hablando por primera vez—. Fíjate en mi corte... Lo has hecho con un cuchillo de plata y estoy bien. No puedo ser un metamórfico. 

Alice frunció el ceño al fijarse en la pequeña herida que había ocasionado en el cuello de aquella chica, la castaña tenía razón, su piel no había reaccionado a la plata. 

—¿Lo ves? —preguntó Emma, mirando a su agresora a los ojos—. Soy humana.

—Por favor, suéltala. —volvió a pedir esta vez el menor de los Winchester.

Para aquel entonces los clientes del bar ya habían fijado su atención en la disputa que estaba teniendo lugar entre ellos y los cuchicheos empezaron a inundar todo el local.

—Vamos, Alice. —animó Dean—. No queremos llamar la atención... Déjala, sentémonos y hablemos sobre esto como personas civilizadas.

La rubia lo miró asintiendo para luego clavar su mirada en Emma. El cuchillo que hasta entonces se había mantenido alzado contra la garganta de esta descendió lentamente hasta dejar de ser una amenaza. 

Cuando Emma se vio por fin liberada de la coacción de la rubia, dirigió sus pasos hacia una de las mesas libres más cercanas y tomó asiento agarrando una servilleta de papel que presionó contra su cuello para secar los restos de sangre. Sam avanzó apresurado y se sentó a su lado.

—Creo que me debéis una explicación. —dijo Alice mirando a Dean. 

Este con un gesto de invitación señalo a la mesa donde estaba su hermano y Alice se sentó frente a Emma mientras el mayor de los Winchester hizo lo propio frente a Sam.

Los curiosos clientes que habían estado observando la escena resoplaron aliviados al ver que la tensión que había reinado anteriormente entre aquellos cuatro jóvenes se encontraba visiblemente relajada.

—¿Y bien? —preguntó la ojiazul impaciente—. ¿Alguien va a explicarme porque eres exactamente igual a mi hermana, pero no eres ella?

—Porque no soy de este universo. —respondió la castaña directamente, provocando una sonora carcajada en la rubia—. Me llamo Emma, y en mi mundo, tú eres Lola. En él somos mejores amigas y todo esto es una serie de televisión.

La risa de Alice se frenó en seco cuando se dio cuenta de que aquella chica hablaba en serio.

—¿Me tomas el pelo? Qué eres... ¿fan de Fringe? ¿Os la creéis? —añadió atónita mirando esta vez a Sam y Dean—. Estáis de psiquiátrico...



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En el texto hay: sobrenatural

Editado: 17.04.2018

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