El ángel de la gabardina caminaba apresurado a través del pasillo que llevaba a la oficina. Aquel departamento celestial que Metatrón había usado antes de que las puertas del Cielo fueran reabiertas y que había servido de centro de operaciones desde entonces.
"Cas, espero que tus oídos estén abiertos para que puedas mover tu emplumado trasero hasta el búnker."
La voz de Dean sonó clara en su cabeza. Siempre tan educado.
El ángel siguió atravesando aquel pasillo con paso apremiante. Castiel presentía que algo malo estaba a punto de suceder allí, así que ignoró la llamada de su amigo.
Primero quería asegurarse de que todo seguía en orden. Había intentado contactar por radio ángel con sus hermanos pero la frecuencia estaba fuera de línea.
Al abrir las puertas de la oficina una terrible escena se formó ante sus ojos, un puñado de figuras de alas quemadas se amontonaban sobre el suelo, las paredes y el mobiliario del lugar. Alguien había masacrado a aquellos ángeles. Alguien poderoso sin duda alguna.
La mirada azul del ángel evaluó rápidamente el lugar en busca de algún superviviente, y entonces la vio. Hannah se encontraba en el suelo, ensangrentada y temblando, apoyando su espalda contra uno de los escritorios de madera.
—Hannah. ¿Qué ha pasado? ¿Quién ha hecho esto?
—Astaroth. —logró articular visiblemente conmocionada—. Se ha llevado el alma de la chica, Castiel. No he podido hacer nada para impedírselo. Lo siento.
Castiel trago grueso preguntándose cómo era posible que Astaroth hubiera sido capaz de burlar la seguridad y colarse en el Cielo cuando había sido expulsado de este miles de años atrás. Sin duda lo habían subestimado.
Posando el dedo índice y corazón en la frente de Hannah sanó al instante sus múltiples heridas para después ayudarla a incorporarse.
—M-Me ha dejado con vida para que te entregará un mensaje. —informó Hannah con el miedo reflejado en sus ojos.
Recordaba con claridad lo fácil que le había resultado a Astaroth irrumpir en aquella oficina para matar a todos sus hermanos y robar la parte de alma que ella debía estar custodiando.
—Quiere que sepas que va a mataros a ti, a los Winchester y a la Sanadora. Aunque antes de acabar con ella le arrebatará su otra mitad de alma para poder abrir la jaula de Lucifer. Ha jurado venganza por haberle declarado la guerra.
Castiel no dijo nada. Se limitó a pasear por la oficina observando los cuerpos sin vida de sus hermanos mientras por su mente seguían amontonándose las preguntas. ¿Cómo había descubierto Astaroth que el alma de la chica había sido dividida? Aquella información sólo la conocía él, Emma, Crowley y...
El ángel dirigió su mirada de vuelta a la ojiazul.
—¿Qué has hecho Hannah? —no podía creerse que ella hubiera sido capaz de traicionarlo de aquel modo, pero lo cierto es que Emma y Crowley quedaban fuera de sospecha.
—Lo siento. —pronunció la aludida abatida por la culpa—. Vino buscándote a ti, quería vengarse por haber rescatado a los hermanos del Infierno. Quería matarnos a todos pero al no encontrarte... Él me torturó. Y no pude soportarlo, Castiel. Empezó a hacerme preguntas sobre el paradero de la Sanadora y...
—Dime que no le dijiste nada sobre el búnker. ¡Hannah!
—No. No le comenté nada sobre el refugio. —negó ella. Castiel entrecerró los ojos evaluando a su amiga—. Te lo prometo. Nunca me atrevería a ponerles en peligro, nuestra misión es protegerles.
—Pero le dijiste lo del alma de Emma.
—No. —siguió negando con su cabeza la ángel—. Él sintió su presencia. No pude hacer nada, estaba demasiado débil después de todo lo que me había hecho... Sé que debí luchar. Lo siento.
—Está bien... No podrías haberlo detenido.
—¿Qué vamos a hacer? Astaroth es muy poderoso, y ahora tiene la mitad de los ingredientes para llevar a cabo su plan...
—No permitiré que consiga nada más. Escúchame. Quiero que llames a Gabriel y le cuentes todo lo que me has contado a mí. Nos ha ayudado antes con Astaroth, y al ser un arcángel, es el único que tendría alguna posibilidad real en una lucha contra él.
—De acuerdo. ¿Y tú?
"¿Castiel?"
La voz de Dean volvió a irrumpir en la cabeza del ángel de la gabardina.
"Vamos Cas, ¿dónde demonios te metes? Necesito hablar contigo."
—Iré a proteger a la Sanadora. No podemos arriesgarnos a que la encuentre.
Hannah alzó la mirada para encontrarse con la de Castiel.
—Por favor, ten cuidado.
—Tú también, Hannah. —correspondió él, antes de materializarse en el búnker para encontrarse con los hermanos.
El mayor de los Winchester, con los ojos cerrados y sentado frente a su hermano, seguía intentando contactar con el ángel desconociendo que Castiel estaba a punto de aparecer junto a ellos.