Una voz hermosa 2

11. Hostilidad y falsedad

Al despertar, vi una mosca en el techo de la habitación; me hallo bloqueada, no hay ninguna emoción dominante en mi cabeza. ¿Será porque acabo de despertar? Solo puedo pensar en la vida del inocente e ingenuo insecto. 


—Debe de tener una vida muy tranquila, vomitando cada vez que come... pero tranquila. ¿Cuánto tiempo viven las moscas? ¿Un día? ¿Diez? No, creo que eran de quince a veinticinco... 


El insecto voló y fue cuando salí de mi estado reflexivo. Otro poco y me quedo absorta el resto de la mañana con pensamientos aleatorios en mi cabeza, uno tras otro, como una enorme cadena. 


Mi rutina matutina se repitió como todos los días. Justo cuando estaba lista para salir de mi habitación, una mujer de servicio tocó mi puerta, dijo que una señorita me espera abajo. No tengo ninguna visita de familias programadas en mi agenda, ¿quién podrá ser? 


Llegar hasta donde la mujer no resolvió ninguna de mis dudas, ni me parecía familiar su rostro, nunca antes la he visto. Viste muy formal, casi como si fuera a presentarse en una reunión laboral, ¿a qué se deberá su presencia? Tan pronto me vio, se levantó y me saludó con cortesía:


—Hola, me llamo Grace Wright, —me extendió la mano— muchas gracias por aceptar hablar conmigo.
—De nada, supongo. Un gusto —sonreí aún sin saber qué pasa.
—Prometo no quitarte mucho de tu tiempo, se ve que eres una chica ocupada. 
—No, no, está bien. 


Ambas tomamos asiento y la conversación dio inicio. 


—Supongo viene aquí en busca de mis padres, si quiere puede decirme lo que desee y con gusto les transmitiré el mensaje. Creo que... no están en casa, pero cuando lleguen lo haré de inmediato.
—Oh, no, vine a hablar contigo.
—¿Ah sí?
—Sí, —sonrió simpática— ¿te parece muy extraño?
—Bueno, es algo inesperado. ¿Qué puedo hacer por usted?
—Te platico: trabajo para una agencia de modelaje y estoy en busca de nuevos integrantes con potencial para brillar en el área. Sin llegar a ser intrusiva, supe de ti tras hacer un poco de investigación. Tu familia es muy reconocida en el área y en cuanto mis agentes me hablaron de ti con detalle, supe que eras más que indicada para el puesto. Dime, ¿alguna vez te ha parecido atractivo el mundo del que te hablo? 


Me tardé un poco en contestar debido a que mi proceso para asimilar toda la información que se me dio fue lento.


—Ah, no, la verdad es que no. Mis padres no me permiten trabajar, ellos me dan todo lo que necesito.
—¿Y no te gustaría salir del área de confort?
—Tal vez... pero no creo ser lo que usted está buscando. 
—¿Por qué lo dices?
—No sé mucho del mundo del modelaje, pero tengo muy claro que las exigencias en cuanto a la apariencia son muchas y un poco difíciles de cumplir. No tengo un cuerpo perfecto para entrar en un mundo tan minucioso y sofisticado como en el que usted trabaja. Todo lo digo desde una humilde opinión como la mía.
—Pero me dijiste que nunca lo habías intentado, ¿qué te hace pensar que no estás hecha para esto? —es una mujer muy persuasiva, debo admitirlo—. Ahora que te veo en persona, confirmo que tienes un cuerpo perfecto para caminar por una pasarela. Tengo una muy buena primera impresión de ti, me gustaría mucho que te atrevieras a darte una oportunidad y vivir la experiencia con nosotros. 


Me habló un poco más a fondo de lo que buscaba ofrecerme en realidad: quiere regalarme unos días de instrucción en el tema del modelaje con el fin de poder participar en una pasarela. Dijo que su equipo me iba a apoyar en todo lo que necesitara y de ese modo, podría decidir si me gusta la idea de convertirme en modelo y trabajar para ganarme la vida de ello... o no. También mencionó que mis rasgos son más que excelentes para abrir varias puertas con diferentes compañías, en pocas palabras, me elogió por todos lados. 


Quise negar su tentadora propuesta debido a que de verdad, nunca me ha pasado por la mente convertirme en modelo; es el sueño de muchas chicas en su adolescencia, pero para mí, solo era una profesión más. 


Grace se retiró no sin antes insistir por última vez en que lo pensara. Me dejó unos papeles con información instructiva y cómo no, datos de contacto. Me quedé sola en la sala sin saber qué acaba de pasar. Es la primera vez que alguien toca la puerta de mi casa con el fin de ofrecerme una oportunidad laboral muy inflexible. Creí que para entrar en esta "carrera" se debían estudiar cosas específicas en la rama del modelaje, pero creo que me equivoqué. Supongo que si los famosos agentes ven un rostro que les convence, harán lo posible por obtenerlo. Qué cosas... 


No puedo hablar de esto con Darlene porque aún al día de hoy, se halla muy ocupada con esas escapadas que se da con Owen, pero igual no es tan malo. Tengo a un novio a quien le puedo chismear de todo. Esperé a que Vincent tuviera su día de descanso y organicé con tiempo una video llamada con él. Necesito una segunda opinión en definitiva. 


—¿Cómo ves?
Es algo muy novedoso.
—No lo sé, algo no me cuadra —revisé de nuevo los papeles—, ¿de verdad hay un reclutamiento como este para encontrar nuevos modelos por las calles o la sociedad? 


Alzó los hombros como respuesta, su mente está igual de desinformada que la mía.


—Yo no encajo para nada en los requisitos que aquí se mencionan.
¿Cuáles son?
—Ya los encontré: —dije después de leer rápido algunas hojas— tener menos de veinte años, medir entre uno setenta y cinco a uno ochenta, poseer un peso entre cuarenta y ocho kilos a cincuenta y cinco, cutis limpio, pómulos definidos, nariz y orejas en proporción a la cara, labios carnosos, dentadura derecha y limpia, senos pequeños y piernas largas, de preferencia contar con un representante, piel cuidada y limpia, cuerpo completamente depilado... ¡no soy un rodilla! 




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