Una voz hermosa 2

17. ¿Miedo al amor?

Los primeros días pude con esto, pero conforme pasaban me di cuenta de lo absurdo que es estar en esta situación. 


Como no puedo tener ningún detalle con Vincent enfrente de mi papá, muchas cosas que podrían ser naturales se vieron alteradas. Un abrazo, una mirada... todo eso está prohibido y si no, vigilado. Hasta en la hora de la comida debemos sentarnos en lugares separados. Igual hay varios momentos que se puedes aprovechar, mi papá trabaja mucho, pero como la vida nos odia, siempre que buscábamos reforzar nuestra relación con un pequeño detalle, él aparecía de la nada. De todos modos podemos entretenernos con otras cosas, mejor dicho, con viejas técnicas. 


Había días en la casa del lago donde ambos teníamos prohibido salir por motivos de fuerza mayor, como fuerzas de la naturaleza o cosas parecidas. Llega el punto donde los juegos y el internet se vuelven aburridos, así que recurrimos a lo más recóndito de nuestras mentes para buscar entretenimiento. Esto también cuenta como conexión de pensamiento. Nos tumbamos en un par de sillones que están juntos y miramos el techo en silencio. ¿Cuál es el propósito de esto? Todos hemos tenido los clásicos pensamientos de ducha y gracias a ellos, Vincent y yo hemos obtenido algunas risas junto con vacíos existenciales nada molestos. Son un tanto inquietantes y a la vez curiosos, nos ayudan a conocernos un poco. ¿Cuándo nos detenemos? Hasta que nos cansamos o nos ponemos muy incómodos. El punto es conectarlos unos entre otros si es posible. 


—¿Y si todas las esculturas de la antigua Grecia fueron víctimas de medusa?
El tiempo es la cosa más antigua conocida por el hombre.
—Aplaudir solo es pegarte en las manos por algo te gusta y nunca dejas de hacerlo. Solo haces pausas muy largas entre aplauso y aplauso.
Los supervillanos siempre tratan de cambiar las cosas y los héroes son los que intentan evitar el cambio.
—¿Por qué es aceptable tener diecinueve hijos pero tener diecinueve gatos es ilegal o cosa de locos?
Sociedad... 


Nos inspiramos por un corto periodo de tiempo y continuamos:


Dormir es considerado de perezosos, pero, ¿por qué irse a dormir temprano no lo es?
—Lavarte los dientes es la única forma de limpiar tu esqueleto.
Eso suena algo perturbador.
—¿Los humanos habrían inventado los aviones si todos los animales no pudieran volar?
Si nuestra especie pudiera volar como un animal lo consideraríamos un ejercicio y por nuestra flojera lo evitaríamos a toda costa. 
—Teníamos que ser humanos...


Otro silencio no importante se presentó, hasta es posible escuchar el avanzar de las manecillas del reloj de piso.


—Las residencias de ancianos también son orfanatos.
Los adolescentes manejan como si tuvieran poco tiempo y los viejos manejan como si tuvieran todo el tiempo del mundo.
—El objeto del golf es jugar la menor cantidad golf.
Si quieres encontrar una aguja en un pajar, sólo tienes que quemar la paja.
—Cuando tomas alcohol estás pidiendo prestada felicidad del mañana.
Si uno se golpea a sí mismo en la cara y le duele… ¿Eso lo hace débil o fuerte? 


Los pasos de las personas de servicio hacen eco en las paredes, estoy segura de más de uno se preguntó que hacemos, pero nadie tuvo el valor de hacerlo en alto y continuaron con sus deberes.


—El cuerpo siempre está tocando algo. Nunca será posible poder no tocar nada.
El cerebro es el único órgano que sabe que es un órgano.
—Él estómago piensa que todas las papas están hechas puré.
Comerse las uñas es auto canibalismo.
—Buen punto.
Somos el trofeo sexual de nuestros padres.
—La orina es agua con sabor a humano.
—Oye, eso sonó muy loco —rio.
—Sí... no sabemos bien.
¿Qué?
—¿Qué? 


Salimos de la pequeña hipnosis a la que habíamos entrado al sentarnos. Ya es demasiado pensar. 


Cómo se me antoja un jugo de uva, ¿sabes qué habrá de comer hoy?
—Hoy habrá... unos besotes —sonreí picara.
¿Con mermelada?
—Ah... eso suena complicado.
¿Son de nuez?
—No...
¿De azúcar?
—Tampoco.
¿De coco?
—No... me refiero a los míos. 


Reaccionó iluminado y también confundido, parece que alguien aun no sale de su trance por completo. 


Lo siento, creí que hablábamos de comida.
—Ya para que no captes mis indirectas es porque sí tienes hambre. Vamos, ya debe haber algo listo. 


Las vacaciones de Vincent acabaron justo cuando él ya se sentía mejor, para llevar a cabo sus labores necesita concentración y tranquilidad. El más alegre con todo esto es mi papá, ya que su "enemigo" estará afuera la mayor parte del día y no tendrá que preocuparse demasiado. Aún sabiendo esto, Vincent no se inmutó, para él también es bueno despejar su cabeza con otras cosas; valorar sus momentos de soledad no es nada malo. 


Me ofrecí a acompañarlo hasta el albergue, pero dijo que estaba bien como para ir solo. 


—Lo bueno de todo esto es que ya no habrá ningún acosador en tu trabajo —le dije mientras avanzaba a su lado con dirección a la entrada.
¿Crees que ella también haya sido la responsable de eso? 
—Suena posible, ¿quién más podría ser? 


Llegamos a la puerta y la abrí para él:


—Toma, te pedí un almuerzo —le di una bolsa de papel—. Como postre llevas uno de esos dulces que tanto te gustan, te dejaré descubrir cuál es.
Gracias —sonrió. 


Lo ayudé a guardarla en su mochila y le arreglé algunos detalles en su ropa cual esposa a su marido empresario. Le di un beso de despedida y quiso decirme algo, pero la voz de mi papá buscándome interrumpió todo. Tan pronto lo escuchó comenzó a caminar a prisa, se despidió del chofer que limpiaba el coche y salió de la propiedad. Qué curioso, se lleva bien con todos menos con el señor de la casa... qué estrés. 




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