Una voz hermosa

7. El mundo es muy pequeño

La hospitalidad de Vincent me vino muy bien, después de dormir en su habitación pude conciliar el sueño con más facilidad. Logré evitar que Darlene se enterara de la situación, por imposible que suene. Es capaz de mandarme con un psicólogo si se entera que mi ciclo de sueño está alterado, ¿por qué hacer algo tan exagerado?

Cuando llegamos aquí evidentemente pasé por un pequeño trauma debido a todo el proceso de mudanza, pero más importante, por la ausencia repentina de mis padres. Debido a que dormíamos en la misma habitación podía estar al tanto de mi “salud mental" sin perderse de nada. Recuerdo que estuvo a punto de enviarme con el psicólogo de Vincent por miedo a que entrara en una posible depresión, pero gracias a James no sucedió. Dijo que no era bueno exponerme a tensiones y presión a mi corta edad, ya que eso sí podría generar severas consecuencias. Por el lado informativo él tenía la ventaja, sabía mucho más del tema por obvias razones. Explicó que el ambiente de esta casa era suficiente para asimilar de poco en poco la situación en la que me encontraba y resultó ser cierto. El vacío que sentí por no tener a mis padres cerca, de alguna manera fue llenado por su compañía y la de Vincent, pero al igual que con la situación de la decoración en mi cuarto, si se le da una pequeña oportunidad a Darlene. es capaz de tomarla. 


Por supuesto, el apoyo de Vincent fue crucial, agradezco inmensamente que se preste para estas cosas. 


Hablando de Darlene, después de evitar una visita al psicólogo, (porque obviamente sospechó algo con la película del payaso), me pidió que fuera recoger unos libros que había encargado. Tenía pensado pedirle a Vincent que me acompañara, ya que podría compensarle su ayuda con cualquier cosa del exterior, pero justo me avisaron que la mesa que compré iba a llegar y alguien debía recibirla. 


No podía postergar el asunto de los libros, las personas que trabajan en aquella librería son bastante precisos con las fechas y de no recoger el paquete en el día indicado, son capaces de desecharlo o dejarlo en almacén. Vincent se ofreció a recibir a los trabajadores para que yo pudiera ir a la librería, no podía negarme de todas formas, pero para mi mala suerte, eso arruina mi plan de pagarle su ayuda. Supongo que tendrá que ser en otra ocasión. 


Las conversaciones con Owen se volvieron más frecuentes y así es como llegamos a hoy. 


—Voy a tener que salir mañana. 
—¿A dónde? 
—Debo recoger un paquete de mi hermana en una librería. 


Le mandé la ubicación del lugar. 


—Conozco esa plaza, está cerca de mi escuela. 
—¿En serio? Qué coincidencia. 
—Si. Casualmente el cumpleaños de Valentina es mañana, tenía pensado comprarle algo ahí. 
—Oh, entonces podemos ir juntos.  
—Supongo. Tu apoyo me ayudaría mucho, no tengo idea de qué regalarle. 
—Ya encontraremos algo, ¿irás después de tu horario escolar? 
—Eso creo, no tengo clases extra. 
—¿Te parece si te veo afuera del instituto? Será más fácil encontrar un lugar de estacionamiento por ahí. 
—Seguro. No te quiero buscar entre una multitud de gente. 


Como era mi costumbre, después de terminar la conversación y arreglar los planes fui con Vincent para ver si algo se le ofrecía. En verdad tenía la necesidad de regresarle sus favores de alguna manera. 


No necesito nada por el momento, pero gracias —sonrió. 
—¿Ni siquiera algo para tus dibujos? 
Dudo que haga otro en estos días.
—¿Qué tal un libro? No creo que tengas algo en ese librero sin leer. 


Me miró confundido. 


—Oh, ya sé, ¿qué tal si hago tu parte de los quehaceres por un par de días? 
¿Por qué la insistencia? 
—¿Eh? 
Después de dormir aquí te comportas extraño, muy… servicial. 


Tenía una excusa perfecta, pero debo hacer algo con esta manía de querer justificar todo con algo que no es. 


—Es que… me siento muy en deuda contigo. Siempre me ayudas y no encuentro la oportunidad de regresarte el favor. No me parece justo. 
Nada de lo que hago es condicional. 
—Lo sé, pero eso no me tranquiliza.  


Sonrió sin dejar de verme. 


Ten por seguro que si necesito algo te lo diré
—¿En serio? 
Vete tranquila, ya se presentará una oportunidad. 


Iba a darme la vuelta satisfecha, pero me detuve un momento. 


—Entonces, ¿lo de los quehaceres no? 
Si tu hermana se entera de que negociamos con eso nos va a matar a ambos —dijo después de reír. 
—Ay, no creo… 


Me miró escéptico. 


—Bueno, quizás no debemos jugar con nuestras responsabilidades. De todas formas, si se ofrece algo mientras no estoy no dudes en llamarme.  


Asintió y entonces salí de su habitación. Definitivamente sus métodos son más cómodos para mi. 


Tal y como acordé con Owen, fui a encontrarme con él fuera de su instituto. Quedé maravillada con solo ver el exterior del lugar, parecía ser realmente grande y bonito. Podía ver un poco de todo a través de la entrada, me pregunto si me habré perdido de mucho al ser educada en casa. 


No tardé en reconocerlo entre los estudiantes que salían. 


—Vaya, qué puntual —saludó. 
—Bueno, debo ser precavida con el tiempo, el trayecto de la casa a la ciudad puede variar bastante. 
—Ya lo creo, señorita forestal, ¿nos vamos? 


Le asentí y comenzamos a caminar, cuando un par de personas llamaron a Owen desde la distancia. 


—¡Oye, te olvidas de nosotros! 


Ambos volteamos y vimos a un par de chicos correr en nuestra dirección. 


—Esto no será bueno —musitó Owen al cerrar los ojos. 




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