Una voz hermosa

8. Los sueños se hacen realidad

Llevo más de tres meses pensando en un regalo perfecto para Vincent. Parte de mi insistencia en buscar cosas que necesita era para este propósito, pero desde que me descubrió tuve que descartar ese plan. 


¡No se me ocurre nada! No es alguien materialista así que la opción de un objeto queda tachada, no puedo ayudarle en sus necesidades porque no las tiene e incluso si quisiera irme a lo menos emocional, darle dinero, me parece algo horrible. Además que… tampoco lo necesita. Por lo mismo de que James y Darlene no nos permiten trabajar ellos se encargan de darnos todo lo que necesitamos, incluso de más. Pero me parece algo justo, después de todo Vincent y yo nos encargamos de mantener la casa en buenas condiciones. 


Me hallaba tirada en la cama cuando mi computadora sonó, los chicos querían hacer una video llamada.  


Contesté y dos pestañas aparecieron. 


—Hola —saludé amistosa. 
—¿Qué hay? —contestó Lucas. 
—A que no te esperabas esto —dijo Drake. 
—Sinceramente no. Suelo hablar más por mensaje.
—Pues ya no más. 


Vi que la pestaña de Owen apareció, pero su cámara y micrófono estaban desactivados. 


—¿Owen se encuentra bien? 
—Ah, sí, suele tardarse en entrar a veces —contestó Lucas. 
—Debe buscar un lugar donde Valentina no lo interrumpa —rio Drake. 
—¿Hacen esto muy seguido? 
—Solíamos, para hacer los deberes, pero a Ricitos no le pareció la idea, decía que no se podía concentrar con nosotros dos presentes. 


Lucas asintió mientras revolvía el líquido en su taza.


—¿Desde cuándo se conocen? 
—Cuando empezó el bachillerato, Drake y yo nos perdimos mientras buscábamos nuestro salón de clases, nos topamos con Owen y eso es todo —sonrió—. Desde entonces andamos detrás de él —rio. 
—Oh, entonces son muy buenos amigos. 
—Nos ama, lo sabemos —comentó Drake. 


La pantalla de Owen se activó, tenía una banda brillante en la frente, se veía cansado. 


—Awww, qué bonito te ves, Ricitos, déjame adivinar, ahora trabajas en una estética —dijo Lucas burlón. 
—¿Eres sujeto de pruebas otra vez? —preguntó Drake. 
—Me atrapó distraído en el sofá… 
—¿Valentina te puso eso? —dije al intentar evitar una risa. 
—¿Crees que yo lo haría por voluntad propia? Le gusta jugar con mi cabello y no me lo puedo quitar. 
—¿Por qué?  
—No quiero lidiar con un berrinche el resto del día. En fin, ¿de qué me perdí? 
—No de mucho, le contábamos a Amber cómo nos conocimos. 
—Ah, ya veo, ¿mencionaron que fue porque Lucas se quedó atrapado en el baño? 


Ambos se quedaron estoicos, cómo si hubieran sido descubiertos. 


—Me dijeron que se perdieron mientras buscaban su salón —contesté confundida. 
—La mentira cuatro. No te asombres, no eres la primera a la que le mienten con eso. 
—Entonces… ¿no fue así? 
—No, pero parece que contar esa verdad es lo único que les da pena a estos dos. 


Fruncí el ceño, no entendía nada. Drake y Lucas estaban callados, su expresión era cómica, supongo que Owen dice la verdad. 


—Fui al baño para lavarme las manos y encontré a Drake paniqueado frente a una puerta. Lucas no sabía cómo abrirla y ya llevaba rato ahí adentro. Es claustrofóbico, entonces ya te imaginarás.  
—¿Y qué pasó? 
—Les dije que iría a buscar a un ayudante de limpieza para qué abriera la puerta, algunas tienen raros desperfectos en los cerrojos, pero antes de que pudiera llegar a la salida Drake se aferró a mi pierna y comenzó a implorar que no me fuera.  
—Pobre… 


Ambos seguían sin poder reaccionar. 


—Escuché a Lucas dentro del baño a punto del colapso, entonces tuve que abrir la puerta a la fuerza. Sólo diré que… tuvieron que remplazarla después. Lucas salió, se reencontró con Drake y yo esperaba poder lavarme las manos, como objetivo inicial y salir, pero ninguno de los dos me soltó. Se formó un escándalo con las personas de mantenimiento, reclamaron por los daños hechos, yo reclamé por las irregularidades en los cerrojos y blah, blah, blah. Total que este par se aferró a mi después de eso y así es como llegamos aquí. 
—Vaya, definitivamente es muy distinto a solo… un poco de ayuda para encontrar un aula. 
—Se aferran a mentirle a la gente. 
—¡¿Cuál es tu afán por avergonzarnos con las chicas?! —reclamó Lucas—. Que quede claro que pude haber resuelto el problema de la puerta por mi cuenta, pero con una cosa de ese tamaño atorada en mi trasero no podía pensar.  
—Te aprovechas de nuestros momentos de debilidad —añadió Drake. 


Owen giró los ojos y suspiró. Dejé salir una pequeña risa. 


—No le hagas caso, Amber, nuestra historia es mejor —giñó Drake. 
—De acuerdo, lo tendré en mente —sonreí—. Y… ¿qué hacen en estas reuniones virtuales? 
—Lo que sea, a veces jugamos, hacemos los deberes o simplemente conversamos. El tiempo vuela cuando estás en grupo. Tú eres nuestra invitada, dime, ¿hay algo que podamos hacer por ti? 
—Pues… 
—Eso o podemos hablar de la duda que tengo en la cinco —dijo Lucas mientras señalaba algo en un libro. 
—Amber, comienza a hablar, por favor —interrumpió Owen. 


Lucas arrojó el libro después de exclamar un “Ash" y me prestó atención. 


—Bueno, de hecho estoy en un “problema” y creo que ustedes como hombres me podrían ayudar bastante. 
—¿Tiene algo que ver con la Sex Shop? —preguntó Drake. 
—¿Qué? No, —sonreí— no, es otra cosa. 
—¡Aja! No se lo has dicho a tu amigo —comentó Lucas. 
—Sí, bueno no, no se lo he dicho, pero ese no es el problema… 
—¿Tiene que ver con tu amigo? 
—Sí… 
—Pero no es lo de la Sex Shop —dijo pensativo. 
—¡Par de pericos, cállense y déjenla hablar! —exclamó Owen al golpear la mesa. 




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