Una voz hermosa

12. Hay que sangrar para sanar

Me desperté por la incomodidad del calor, había un gran rayo de sol entrando por la ventana. 


—¿Qué hora es? 


Me estiré para encontrar mi celular en la mesita de noche, pero no hallé nada. Extrañada me incorporé levemente, tenía puesto el mismo vestido de ayer. Me rasqué la cabeza para entender el por qué de mi vestimenta, pero tan pronto como me levanté llegó un fuerte dolor. 


—¿Jaqueca? —dije malhumorada. 


Fui al baño y vi mi maquillaje hecho un desastre, fue entonces cuando recordé lo que había pasado. Owen me trajo de regreso a la casa y fue todo, menos mal pude entrar sola, hubiera sido muy malo haber despertado a alguien. Terminé de limpiarme y me cambié de ropa. Mi bolsa estaba en el suelo cerca de la puerta, supongo que llegué a dormir de inmediato. La levanté y saqué mi celular, ya pasaba del medio día. 


También encontré un mensaje de Owen donde me preguntaba cómo había amanecido. 


—Tengo malestar en la cabeza. 


No tardó en responder. 


—Supongo que para tu primera vez no te fue tan mal. 
—¿Me excedí con las bebidas?
—No, la resaca es un síntoma normal después de beber alcohol, para algunas personas. Come un poco de naranja, te ayudará con el dolor.
—Está bien. ¿Tu cómo estás? Seguramente muy cansado.
—Sí, con eso de que tuve que ir a buscar a Drake llegué muy tarde a casa. 


Es verdad, Drake se salió de su casa en un taxi. No pude evitar reír al recordarlo.


—¿Dónde lo encontraste?
—Estaba cerca de la casa de sus abuelos. No tengo idea de cómo pudo pedir un taxi, subir con normalidad y no recordar que ya estaba en su casa. Tuve que casi amarrarlo con el cinturón de seguridad para que se estuviera quieto.
—¿No te dijo nada?
—Estando ebrio no dice nada coherente. Lo aventé en su casa y me fui a la mía.
—Lo bueno es que no le sucedió nada. Será una bonita anécdota para las fiestas.
—Y la única. 


Reí y me despedí al decirle que iría por esa naranja. Bajé con cuidado de no caerme, aún me sentía un poco inestable. Me encontré con Vincent en la cocina. 


—Hola, buenos... buenas tardes —dije apenada. 


Volteó a verme como saludo, pero no dijo nada. 


—¿Qué vamos a hacer de comida hoy? —pregunté al tomar una naranja del frutero—. Creo que mis sentidos no están muy bien para decir qué se me antoja, así que te dejaré decidir a ti. 


Usualmente, tras escuchar una oferta tentadora de mi parte, suele reaccionar con un poco de entusiasmo, pero en esta ocasión se mantuvo estoico. 


No tengo ganas de cocinar nada.
—Ya veo, si te soy sincera yo tampoco tengo muchas ganas. Tengo un poco de resaca, así que no creo que sea seguro ponerme un utensilio filoso en la mano —sonreí. 


Solo conseguí un movimiento de cabeza en forma de afirmación de su parte. 


—¿Qué te parece un poco de glotonería con unas hamburguesas? Y para la tarde algo más "nutritivo".
Pide lo que quieras. 


Pasó por mi lado y subió las escaleras. 


—Debe estar ocupado con algo.... bueno, entonces me voy a atascar con la comida chatarra —dije con malicia. 


Por la noche convencí a James y a Darlene de pedir algo para cenar. Traía suerte conmigo, pues ellos también tenían ganas de algo rápido, así que Vincent y yo no tuvimos deberes que hacer en la noche. Pude volver a la cama más temprano. 


Al día siguiente yo tenía ganas de hacer algo para comer, pero ya que Vincent estaba ocupado con sus cosas preferí darle su espacio. No salió de su habitación en lo que iba del día, debe ser algo muy importante. Como muestra de apoyo le preparé un plato para llevárselo a su habitación. Toqué la puerta y me dejó pasar. 


—No quiero interrumpirte, solo vine a traerte un poco de comida para que no pierdas tu concentración. 


Me extrañó verlo en la cama recostado mientras leía algo, no suele hacer eso cuando está ocupado con un proyecto, ¿o sí? Bueno, quizás solo se tomó un descanso. 


Di vueltas al no saber dónde dejar el plato, ponerlo en el lugar equivocado no sería bueno para él. Se levantó y lo tomó en su mano. 


—Ah, pues sí, mejor idea. No olvides decirme si necesitas algo —abrí la puerta—. Esfuérzate, tú puedes —sonreí. 


Alcancé a ver un gesto de confusión en su rostro, pero no me involucré más y salí. Si su modo de trabajar es en aislamiento lo voy a respetar, ya habrá tiempo después para hablar.


"Ya habrá tiempo después para hablar". Eso fue lo que pensé, pero tras pasar algunas horas me percaté de que esta no era la actitud que tenía esa vez que estaba trabajando. El patrón de un día alegre y el otro decaído se rompió, ahora solo era... indiferencia o ¿disgusto? 


Entiendo que quizás tenga algunos problemas con lo que sea que estuviera haciendo, pero sin duda se veía disgustado. ¿Debería intervenir? Por otro lado, no vi alguna extraña actitud en James durante la cena y si hago caso a su instinto paternal, todo está bien. Aunque pensándolo bien... Vincent se comportaba normal con ellos dos. Su mal humor era visible... durante el resto del día, cuando estaba solo conmigo.


Me acomodé en la cama para dormir. Lo haré a su manera, si hay algo que esté mal, se lo preguntaré directamente. 


Tan pronto como me desperté y me vestí "presentable" fui a su habitación con todo el entusiasmo, pero me detuvo el sonido de unos platos en la cocina. ¿Estará lavando? Podría ser, si adelanta ahora, podrá dedicar todo su tiempo restante a su proyecto. Qué acomedido. No lo mantendré entretenido por mucho tiempo, solo será un momentito. 


Bajé y fui directo con él. 


—Hola, parece que alguien se levantó con ganas de trabajar —dije al hacer referencia a los platos. 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.