La etapa del año donde las cafeterías se colman de clientes y donde ciertos procesos administrativos en ellas se llevan a cabo, ha llegado. Podría ser en parte que son fechas de turistas o solo es una gran coincidencia. El punto es, que James se satura de trabajo y quizás la palabra “satura” es muy poca cosa comparado a la realidad.
De acuerdo, llevar cinco establecimientos tú solo no es una tarea fácil, pero por cosas del destino es así. No hace falta mencionar que tiene a un equipo de trabajo con él que es excelente, hasta donde yo sé no ha habido reclamos o desilusiones de ningún tipo, pero aún teniendo eso es algo sumamente pesado de llevar.
¿Recuerdan que Vincent se ofreció a ayudarlo? Bueno, pues es debido a eso que en los últimos días no lo he visto o mejor dicho, no hemos tenido la oportunidad de pasar un rato agradable juntos. James a veces sale de la casa cuando aún es de madrugada y ya que Vincent se convierte en su mano derecha durante este tedioso periodo, se lo lleva con él y llegan por la noche. Por motivos de seguridad, Darlene se toma unas vacaciones para estar conmigo en casa y de tal modo, yo no estoy sola.
Es cómodo, sí, pero sin duda mi mente se tarda en asimilar que Vincent no se halla en su habitación, como es costumbre.
Estaba aburrida viendo la televisión cuando mi hermana apareció con un escándalo en la escalera.
—¡Por fin los encontré!
—¿Qué encontraste? —pregunté.
—Los cupones de la estética a donde solíamos ir.
—¿Aún están vigentes?
—Sí y los vamos a aprovechar hoy mismo —sonrió al terminar de bajar las escaleras.
—No tengo algo en mente...
—¡Vamos!
Me jaló del sillón igual que una sábana y salimos de casa. Como era nuestra costumbre hicimos uno de nuestros juegos para hacer el viaje rápido y cuando menos lo esperamos ya habíamos llegado al centro de belleza.
Me dieron una especie de "catálogo" para darme una idea de qué cambio podría hacer en mi, pero le insistí a mi hermana que no tenía idea de qué elección tomar.
—Quizás unos rayos —dijo pensativa.
—¿Qué?
—Sí, darle unos toques dorados a tu cabello café.
Me miré en el espejo intentando imaginar dicha apariencia.
—Eso y un tratamiento —sonrió la señorita que nos atendía.
—Ya es hora de consentirnos un poco —dijo mi hermana al apoyar las manos en mis hombros.
Estoy vulnerable, así que dejaré que me hagan lo que quieran. Mi hermana tiene buen ojo para esto, así que... ¿por qué no?
Todos saben lo largos que suelen ser estos procesos de cambio y el hecho de no tener algo en qué poner mi atención me tentaba muchísimo de hablar con mi hermana respecto a lo de Owen.
Por supuesto que no le voy a soltar la sopa, pero no podía resistir preguntarle qué pensaba de las parejas con una diferencia considerable en las edades. Soy una de esas personas que no le dan importancia a la edad o a otros aspectos, digo, si es amor es amor (lo dice una fan de las historias románticas), pero dadas las personas involucradas me hacía pensar más de lo normal.
Le prometí a Owen que el asunto se quedaría entre nosotros, pero darle información respecto a la forma de pensar de Darlene no le molestaría, ¿verdad? Después de todo, lo que se relacione con ella le interesa.
—Hace unos días empecé a leer una bonita historia —dije casual.
—¿Ah sí? —contestó al tener la vista en su celular.
—Sí, se llama... —piensa— "¿El amor conoce edades?"
—Oh, ya veo, amores tabú.
—Sí, ya sabes, diferencias de edad, de vidas y... esas cosas.
—Lo que le llama la atención a la juventud ha cambiado bastante. Siempre lo prohibido es lo más popular.
"Prohibido", ¿eso es bueno?
—Yo no lo llamaría prohibido, solo… llama la atención. Tú... ¿qué opinas respecto a ese tipo de relaciones?
—¿Con diferencia de edad?
—Sí, digamos... no sé —hice unas rápidas cuentas mentales— catorce años tal vez.
—Es poco.
—¿De verdad? —pregunté un poco emocionada.
—Comparado con lo que he visto sí.
Froté las manos con malicia, pero eso sí, con discreción.
—Y, ¿qué has visto?
—De todo. La diferencia de edad era de treinta años y mira que ese par se veía muy feliz. Según recuerdo... ella era una estudiante y él un maestro, si estás flechado no hay marcha atrás.
—Wow, si es una gran diferencia. ¿Y eso te parece bien?
—No es mi relación, no es algo que me incumba.
Diablos, esto también es negativo.
—Y si de pura casualidad, a ti te llegara a pasar, ¿tendrías una pareja así?
Comenzó a reír.
—¿Por qué me interesaría en alguien que es menor que yo? Digo, tampoco es que treinta y cuatro años sea mucho, pero tendrían que ser escenarios extraordinarios para que eso pase.
—¿Tú crees?
—Sí. Además, no es por aborrecer o rechazar, pero en lo personal se me complica ver relaciones amorosas entre gente así. Uno podría ser el hijo del otro sin problemas, pero es un país libre.
Dejó el celular de lado y cerró los ojos para relajarse.
Diablos, esto definitivamente no es bueno. Si dejamos de lado la mentira del supuesto libro y enfoco todo a la situación real... ¡Ay, no sé! Es obvio que Owen no puede pasar ni de chiste como el hijo de Darlene, además de que ella no se ve de la edad que tiene. Es una traga años...
Por otro lado, considero que Owen es muy maduro para su edad e insisto en que ambos se verían bien, pero igual y no es su tipo...
Cuando ella era más joven y vivíamos en la mansión, yo era muy inocente como para analizar a la clase de chicos que le llamaban la atención. De por sí no se ve muy interesada en formalizar una relación, pero de lo que estoy segura es que le parecen atractivos los hombres serios y... ¿sensatos?
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un poco de todo, comedia romantica juvenil, enamorada del mejor amigo de la infancia
Editado: 29.04.2022