22 de abril
Eran las 6 a.m y no sabía si estaba en una pesadilla pero podía escuchar los gritos de mi madre, quería creer que tal vez era solo mi mente jugando conmigo pero no, era completamente real y se oía furiosa, yo fui a la sala principal y allí estaba ella con esa expresión de desagrado que siempre tenía y la misma mirada de desprecio, mientras discutía con la señora Miriam, al verme pararon de discutir y ella se acercó a mí. Yo no dije nada solo la mire llevaba años sin verla, mi piel se erizo y trague saliva mientras que la señora Miriam nos veía expectante
-hola, ¿a que viniste?- pregunté algo confundida por su repentina aparición
-Creo que es más que obvio Samantha- me dijo con voz severa y una expresión dura
-Sam- exclamé- y no se, por qué vienes a gritar a la casa de los Valente- dije
-Pues a buscarte, niña malagradecida o creías que te ibas a quedar aquí mientras tu padre está inconsciente, tú te vas a venir conmigo sin quejarte- dijo con expresión fría y amarga
-ni fumada me voy contigo, no tienes ningún derecho sobre mí- exclamé
-niña maleducada acaso no te enseñaron modales, en este preciso momento nos vamos- dijo jalandome de la oreja con fuerza, ella siempre le gustaba hacer eso cuando me portaba mal de pequeña
-sueltame que te pasa, vieja loca- exclamé mientras me liberaba de su agarre -usted me dijo muy bien que yo ya no tenía madre que me olvidará de usted, usted no supo de mi por 9 años y fue por qué no quisiste, solo por qué no te quise ayudar a quitarle el dinero a mi papá, por qué o me quise ir con una infiel- dije enojada por su descaro
-respeta SAMANTHA VALERIA PALACIOS- grito -Tu padre era un gusano, lo único que sabía era trabajar y yo me tenía que quedar contigo en esa maldita casa a esperar a que llegara, me sentía sola, el me dejó sola, claramente le iba a ser infiel a un simplón como tu padre- manifestó
-callate, piensas acaso que eso es una justificación, si ya no querías a mi padre tan solo tenías que decirle que te quería divorciar y claro como buena oportunista y interesada que eres no lo ibas a dejar al que te compraba todo, pero yo no me voy a ir contigo- manifesté con determinación, hasta que sentí con su palma me golpeaba la mejilla, me había abofeteado y mi mejilla ardía un poco
-te dije que respetaras y yo te vine a buscar pero como no quieres irte conmigo por las buenas te irás por las malas- dijo con una mirada oscura en eso la señora Miriam hablo
-¡YA BASTA!, ya tuve suficiente, tu verdadera mente no tienes derecho en ella, recuerda que su custodia y guarda total es de Ricardo y de mi como su tutora y no voy a permitir que la abofetees en mi propia casa, y si no quieres que en este momento llame a la policía retiraré- dijo con un tono frío y duro en su expresión de veía que no andaba con rodeos
-Ja, está bien pero sabes que Samantha, estás personas se van a cansar de cuidar de ti como yo lo hice y te dejarán pronto por qué no eres parte de su familia, y lo más seguro tu padre no despierte y tú sabes lo que pasará, que estarás suplicándole de rodillas por qué te deje quedarte en mi casa- dijo con una sonrisa malvada y sádica.
«¿Cómo alguien le puede desear eso a su propia hija»
Despues de decirme eso ella se retiró y yo solo me quedé mirando a la señora Miriam, ¿de verdad me dejarían?, ¿verdaderamente se casarían como ella lo hizo?,esas preguntas llenaron mi mente hasta que me encontré con los ojos preocupados de ella, mientras que revisaba con delicadeza mi mejilla después me miró con ternura
-lo que ella dijo es mentira, tú siempre has sido y serás parte de esta familia aunque no lleves nuestra sangre ni nuestro apellido te tenemos mucho cariño, y nunca te dejaremos- ver el afecto en sus ojos me demostraba que no estaba mintiendo y eso hizo que se llenará de lágrimas los ojos, pero no llore. Estuvimos un rato en silencio y después me fui a vestir antes que se me hiciera tarde para ir a la escuela, tome mis cosas y me fui a la escuela, me sentía vacía, tal vez temerosa, mi cabeza era un torbellino de emociones las cuales no lograba identificar.
-hey ni siquiera se te ocurrió esperarme tamaño de pocket- dijo ale sacándome de mis pensamientos
-estabas bañandote- dije todavía un poco distraída mientras camina, no podía sacar de cabeza lo que me había dicho mi madre, por lo visto ese pensamiento me atormentaría a lo largo día y no me equivoque, en el exámen no me pude concentrar y por eso tal vez tendría una mal nota, en el receso me decidí ir al mismo lugar a donde fui el primer día, se veía tranquilo pero aunque intenté concentrarme en la música de mis audífonos y en mis dibujos no logré hacer nada, de mi mente no desaparecía lo que había pasado en la mañana y para colmos en la escuela ya estaban empezando a planear la actividad del día de las madres, yo pedí el permiso para faltar y no participar pero me dijeron que no tenia una escusa válida y que tenía que participar, que si yo quería que apenas presentará me retirará. El resto del día solo me la pasé recordando todo lo que sufrí cuando mi madre me dijo que era una traidora
-eres un malagradecida como le vas a hacer esto a tu propia madre, eres una, inútil, estúpida, no quiero saber nada má de ti, a partir de hoy no tiene madre me escuchaste bien mocosa, no quiero volver a escuchar de ti- recuerdo el odio cuando lo dijo esa mirada llena de repulsión y aberración que partir de ese día me dirigió
-pero mami, no digas eso yo te quiero, no me dejes tu me quieres ¿cierto?- dije tan ilusa como siempre, recuerdo haber preguntado con ojos de esperanza y también el como estos mismos rompieron en llanto ante la respuesta que recibí
-ja, quererte, tu arruinaste mi vida, nunca te quise y nunca te voy a querer maldita mocosa espero no volverte a ver nunca más en mi vida- estas últimas siempre me duele sin importar cuánto tiempo haya pasado
Salí de mis pensamientos al oír el timbre que anunciaba la salida, pero al levantarme de mi asiento mi cuerpo se tambaleó y casi caigo pero alguien me detuvo y me tomo de los hombros para estabilizarme, ese alguien era Ale, el me miró con preocupación