Unas flores para un corazón roto

5: L i r i o s

“Verte ahí de frente se sintió casi igual como cuando la brisa de otoño llegaba impactando con fuerza mi rostro y me decía lo estúpido que fui por haberte dejado ir; Mi debilidad te causo dolor y eso es algo que jamás me podre perdonarme pero quiero intentarlo, quiero intentar tener este viaje contigo si tú me lo permites”—Roy Z.

La lluvia golpeaba con intensidad cada rincón de las ventanas, algunos transeúntes corrían tratando de cubrirse con un simple paraguas, el frio recorría cada parte de mi cuerpo, lo único que me brindaba calor era la taza de café que tenía entre mis dedos.

—¿Iras a trabajar hoy?—me senté junto a ella en el gran sillón café.            

—Creo que los animales pueden estar bien hoy sin mí, el pueblo se paraliza con días como este—tomo un sorbo de su taza de café—Nadie sale de su hogar y creo que cualquier emergencia que necesiten me pueden llamar.

Nos quedamos unos minutos en silencio, la habitación era fría, la poca luz que entraba hacia la escena aún más triste.

—No quiero hacerlo pero creo que es necesario—ella soltó un gran suspiro antes de continuar —¿Cómo te encuentras? ¿Cómo sigues después de lo de ayer?

—¿Quieres la respuesta corta o la respuesta lagar?—bromee pero ella no sonrió, no dijo nada, sus ojos aun me miraban con la misma compasión de ayer.

—Quiero la respuesta que te ayude a soltar un poco de la carga que llevas en ti—me tomo de la mano.

Qué fácil es hablar del olvido, que sencillo es pronunciar en tu mente “ya lo has dejado atrás, que ya lo has olvidado” pero la verdadera prueba llega cuando tienes a ese alguien de frente y tienes que verlo a la cara para decirle que todo lo que un día hubo, todo lo que un día fueron ahora son solo recuerdos.

Que tan corto, que tan fugaz puede llegar a ser el amor y que tan largo, que tan doloroso puede llegar a ser el olvido.

—Siempre he tenido miedo, he tenido miedo la mayor parte de mi vida, siempre tuve miedo de que nadie me llegara a amar porque todo el mundo siempre paso de mí, siempre me abandono pero cuando llego yo creí que él era mi para siempre y me entregue a ello—presiona con fuerza la taza mientas unas cuantas lagrimas se deslizaban por mis mejillas—¿Cómo se supone que me deba sentir si después de mucho, después de años él llega como si nada con un ramo de flores a pedir perdón? 

Jamás fui por la vida atacando a los demás o tratando de derribar a otros, era feliz en mi pequeño mundo donde siempre había estado sola, a pesar de eso, me consideraba una buena persona, una buena hija, una buena compañera, daba por sentado que la vida sería mi cómplice, que nunca me dañaría y que cada uno de mis pequeños sueños por mas ridículos se harían realidad.

Cada noche que pase lejos de aquí al caer la noche era un duro recordatorio de que jamás debí salir de mi burbuja, de cómo era posible de que una sola persona haya logrado impactar tanto mi vida, que la haya logrado cambiar tantas cosas en mí, de que una solo persona me transformara en alguien muy frágil.

—¿Sabes cuánto tiempo lo espere? ¿Sabes cuánto tiempo lo único que quería escuchar era un lo siento?—delicadamente secaba las lágrimas que aún se deslizaban por mis mejillas—Y ahora ese miedo regreso, una parte de mi quiere correr hacia él, quiere besarlo, quiere hacerlo mío pero otra parte de mi esta aterrorizada, una parte de mi sabe lo peligroso que aún puede ser todo esto, que quizás no sea buena idea mostrarme frágil una vez más.

—¿Y si esto es la oportunidad de comenzar algo mejor?—ella seguía aferrada a mi mano—Las segundas oportunidades existen, lo se tienes miedo pero nada que no valga la pena no da un poco de miedo.

—No creo que eso sea posible, nada vuelve a ser igual incluso con la misma persona—limpie el resto de lágrimas de mis pómulos—Gracias por escucharme pero ya he tomado mi decisión.

—¿Te vas a quedar?—me miro mientras me alejaba—Lo que sea mejor para ti Ember, no le debes nada a este pueblo…ni siquiera al abuelo.

Me quede ahí inerte por algunos segundos pensó en lo que dijo Jackie, analizando que es lo mejor para mí.

—Estoy cansada de esta mierda—di un gran suspiro—Esperare los 30 días y nunca más volveré a este lugar.

Ella no dijo nada más, nos quedamos en silencio por un buen tiempo hasta que su celular la hizo ir a la clínica, parece que las mascotas pueden ser muy traviesas en un día lluvioso.

Me quede sola, el frio era mayor ahora que la noche hizo su llegada, mi mirada seguía clavada en la ventana tratando de darle algún rumbo a estos días, me cuestionaba a mí misma si realmente a causa del abuelo era el porqué de mi decisiones o se debía a algo más, a alguien más, si todo esto se debía a él.

¿Sera acaso que aún lo amo a pesar de todo? ¿Sera que al final todos regresamos al primer amor? ¿Sera que aún queda algo de amor en este lugar?




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