“La muerte siempre es algo para lo que nunca estaremos preparados pero creo que hablar de ello como un sueño eterno nos hace más fácil el asimilarlo, sin embargo el dolor quizás nunca desaparecerá cuando es alguien que amas con locura que ha dejado este plano. Ella te guiara desde el cielo; Ember ella sabía cuánto lo amabas sin siquiera conocerla”—Roy Z.
Estudiar y tener un empleo de medio tiempo nunca es fácil, sumándole que llevo una nueva vida en mí, pero eso no importaba solo quería luchar por mí y por el bien de mi hija.
Ya habían pasado casi 5 meses que me tuve que ir de Alcatraz, jamás en toda mi vida me había sentido tan sola como aquella noche en la parada de autobuses cuando Roy nunca apareció. Era imposible para mí describir lo doloroso que resulto que para el amor de mi vida yo no fuera el amor de su vida, no he sabido de él desde esa noche, no contestaba mis llamadas, mis mensajes ni siquiera mis cartas y en algún punto con el pasar del tiempo me di por vencida, entro en mi cabeza que estaba completamente sola en esto.
Entre a la papelería y una pequeña campana anuncio mi llegada a todas las personas presentes.
—Te necesito más que nunca—Charlie me hablo desde la caja registradora—Siempre es un caos este lugar en temporada de exámenes.
Conoció a Charlie en la escuela de comunicación, estudiamos en la misma aula y por algunas coincidencias terminamos trabajando en la misma papelería cerca de la Universidad.
Ambos estamos luchando por salir adelante, supongo que ese es el motivo de que ambos hayamos conectados tan bien en tan poco tiempo, creo que es la única persona en toda la ciudad que considero como mi amigo.
Era mucho más alto que yo y tenía unos hermosos ojos verdes, en definitiva era un joven muy apuesto.
—Ya he llegado a tu rescate—me reía mientras dejaba mis partencias en la parte trasera del lugar.
Fue una tarde muy apresurada, como bien decía Charlie este lugar se vuelve una completa locura en época de exámenes, los estudiantes siempre o la mayoría de ellos siempre deja todo para último momento, corrían a este lugar para imprimir, comprar material o recoger sus trabajos.
Eran las 7:30 p.m. en punto y el último grupo de jóvenes se había ido ya, lo único bueno del domingo era nuestra hora de cierre, más temprano de lo habitual.
—¿Cómo se encuentra él bebe?— me pregunto Charlie mientras hacia el ultimo corte de los ingresos del día.
—Bastante bien, está creciendo fuerte y saludable—respondí mientras acariciaba mi vientre con delicadeza que ya tenía un buen tamaño—Solo que esta niña me hace comer demasiado.
Ambos reímos, él fue por nuestras cosas, mientras yo me aseguraba de que todo estuviera bien, las ventanas con seguros, el dinero en un lugar seguro y todo el material ordenado correctamente.
—¿Quieres cenar algo?—ambos salimos del establecimiento para cerrar la puerta—Creo que nos lo merecemos después de este día tan agobiante.
Acepte la invitación, caminábamos por la avenida principal, la noche era tranquila, caminábamos hasta llegar a una pequeña cafetería justo en la esquina de la ciudad, su favorita de Charlie porque amaba los sándwiches que preparaba este lugar.
—¿Y cómo te encuentras tú?—le dio la primera mordida a una de las mitades de su sándwich—Sé que todo esto ha sido un proceso extremadamente doloroso para ti.
—Ha sido complicado—me tome unos segundos—Ha sido extremadamente doloroso pero quiera estar bien por ella, por mí y por todas las cosas que un día me dije que quería lograr.
—Sé que muchas veces tienes miedo y la tristeza se apodera de tu corazón pero…—el tomo la mano—Creo que eres una mujer sumamente valiente, sé que a veces digo que deberías ser más fuerte, pero creo la te sobra fortaleza porque día con día te levantas a luchar no solo por ti si no por la vida que llevas contigo.
Unas cuantas lágrimas se hacían ya presentes por aquellas palabras.
—Culpa al embarazo—ambos reímos mientras yo me secaba las lágrimas—Sé que a veces soy mucho drama para una sola persona pero has sido alguien muy importante en este proceso Charlie, creo que es la primera vez en toda mi vida que puedo decir que tengo un amigo.
Me sonrió y tomo aun con más fuerza mi mano, la velada no duro mucho más.
—¿Segura que no quieres que te acompañe a casa?—él era insistente pero le dije que podía pedir un taxi.
—Tú también tienes que descansar, puedo cuidarme sola no te preocupes—hable mientras le señalaba a un taxi que se colocó justo al lado de nosotros.
Me abrazo y con un beso en la frente se despidió de mí.
—Recuerda que aquí estoy para lo que necesites y por favor llámame cuando llegues a casa—el seguía aferrado a mí con el abrazo.
Me subí al auto, mientras me terminaba de despedir de él, el viaje comenzó di la dirección de mi hogar, pero le pedí al conductor que por favor se detuviera en una farmacia en algún punto del camino, necesitaba vitaminas para él bebe y prepararme para la revisión de mañana.
Estaba cansada, mi espalda y mis pies se sentían tan pesados que solo quería llegar a mi cama.