Unas flores para un corazón roto

14: O r q u í d e a s

“Las orquídeas se consideran la forma más real de mostrarle a alguien cuanto significa su amistad para ti, Jackie fue presionada hasta el punto de la ruptura y aun así fue leal a ti, confió en llevaras todo de una forma madura, tu más que nadie sabes que como se siente que te den la espalda, incluso aquellos que son los que te deberían cuidar más; Mi querida Ember sabes cuánto te ama Jackie pero en ocasiones uno tiene que hacer lo que tiene que hacer aunque en ocasiones no sea lo correcto!”—Roy Z.

Tuvieron que pasar casi dos noches para que al fin Jackie me contara que era lo que la tenía tan consternada, es cierto que a veces saber la verdad no sirve de nada, es mas en algunas ocasiones la verdad causa mas dolor que la mentira.

Una parte de mi se sentía tan asqueada, tan dolida que su propia madre la haya llevado a ese punto de angustia, a ese punto de dolor, a tanto daño por el simple hecho de que ella me tendiera una mano en mi llegada al pueblo.

Y por otra parte me sentía tan avergonzada de que por mi ella haya tenido que pasar, por tanto, sin recibir explicaciones, sin verme durante casi 5 años, ella simplemente me ayudo y yo no fui del todo reciproca con todo ese cariño.

—¿Por qué no me dijiste nada?—la interrogaba y ella dejo caer su cuerpo en el gran sofá azul—¿Por qué no me dijiste que te estaban haciendo pasar un infierno por mi culpa?

—Solo hice lo que creía que era correcto, o lo que el…—hubo un pequeño silencio entre sus palabras—o lo que el abuelo hubiera querido, ya se, es una completa estupidez.

—¡No digas eso! ¡No lo repitas ni por un segundo!—me incorpore a un lado de ella—No eres estúpida por defender lo que crees, eres una persona muy valiente Jackie, tenlo presente siempre.

—No soy tan valiente como crees, si no hubiera podido pelear más por ti—el dolor aun estaba presente en su mirada—Tan solo un poquito más.

Estaba tan cegada por mi enojo, por mi dolor que no me detuve a pensar en todos los que me rodean, no me detuve a pensar en las personas que me aman, estaba tan preocupada por mi que no pude notar como Jackie sufría, como su mirada perdida me dice que lleva cargando una pena más grande que quizás no esta lista para confesar.

—Solo quiero aclarar ciertas cosas Jackie, no tienes ni por un segundo que luchar las batallas de los demás, ni siquiera por todo el desastre que dejo el abuelo antes de partir—la tome de la mano—Ya es hecho mas que suficiente y es tiempo de yo te devuelva un poco de todo ese amor.

No dijo nada, simplemente presiono con fuerza mi mano.

—Lo único que quiero para ti en estos momentos es que tu estés bien, no te preocupes por mí, buscare un lugar donde quedarme mientras se cumplen los 30 días—el apretón de manos ahora era un fuerte abrazo—Eres lo único bueno que tiene este lugar Jackie y yo se que el abuelo este en donde este, esta muy orgulloso de ti.

Solo me continuaba abrazando con fuerza, sabía que había soltado unas cuantas lagrimas por mis palabras, supongo que era algo que desde hace mucho tiempo quería escuchar, en ocasiones no entendiendo como ciertas personas no se dan cuenta de lo maravillosas que son.

Supongo que son los daños colaterales del dolor, toda tu vida te han hecho sentir que no eres suficiente y eso hará que cada día te cuestiones tu valor, si tan solo el mundo entendiera lo mágicas que pueden ser unas cuantas palabras de ánimo, no habría tantas personas rondando por ahí con el corazón roto mientras se preguntan que hicieron mal.

—Yo te ayudare a empacar, y mudarte, solo tenemos que encontrar el lugar—ella se secaba delicadamente el resto de lágrimas de su mejilla—Pero quizás no tengamos que buscar tanto.

—¿Ahora qué diablos hiciste Jackie?—la cuestionaba pero ella solo se reía al ver la expresión de mi rostro—¿¡Qué has hecho Jackie!?

Solo le tire unos cuantos cojines al rostro después de su confesión, ella no paraba de reír, creo que esos momentos es a los que genuinamente les debemos poner toda tu nuestra energía, esos pequeños momentos escuchas a las personas que amas reír, eso son los que hacen de la vida un poquito más llevadera, en algún punto del ajetreo su risa me había contagiado de tal manera que solo éramos nosotras dos riendo sin ninguna preocupación.

Ella lo definió “como su ultimo regalo” y que todo lo que sucediera después dependía de mí, entramos a la habitación que utilizaba, no era mucho lo que traje conmigo, algunas prendas de ropa y mi herramienta de trabajo, eso era realmente todo, así que lo único que faltaba era que vinieran por mí.

—Supongo que el no dudo ni por un segundo en darle asilo a esta pobre mujer—coloque mis maletas en la puerta—Él es al único que parece que le esta yendo de maravilla con mi regreso.

—A veces el tiempo trabaja de formas muy extrañas, pero creo que todo pasa por algo ¿ o no?—Jackie se coloco de nueva cuenta en el sofá—Espero que todo esto sea bueno para ti.

El ruido de un automóvil en la acera, era la señal de que él había llegado, mire por la ventana, estaba sentando en la defensa del auto con una gran sonrisa, como si viniera recoger algún tipo de premio.

—Si sigues sonriendo de esa forma prefiero ir a dormir en un establo—me acerque a el con una de las maletas—Lo digo enserio Roy.

—Ese establo será el más afortunado de todos—el no borraba la sonrisa de su rostro, todo lo contrario, parecía que se había intensificado—Iré por lo demás, quédate aquí.




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