“Quizás sea algo absurdo, también algo repetitivo, pero no puedo encontrar otra palabra para describir lo que siento por ti, todo se resume en eso, en un pequeño pero sincero te amo…las estrellas y la luna serán testigos de cómo a partir de hoy nos espera una vida llena de oportunidades, de experiencias, de vivencias, pero sobre todo de abundante amor. Ember te amo hoy, te amare mañana y te amare el resto de mi vida”—Roy Z.
Unos cuantos segundos habían transcurrido desde que mis labios se separado de los suyos, la luna estaba en su punto máximo, justo encima de nosotros, de nueva cuenta me acurruque en su pecho, sentía su respiración tan delicada, como el latir de su corazón trasmitía tan paz.
No era capaz de describir exactamente como me sentía, era una combinación de sentimientos, una paz que me traía el silencio del lugar, su compañía y la luz de la luna que iluminaba nuestro pequeño lugar secreto. En ese momento lo entendí estaba agradecida de lo que estaba viviendo en este preciso momento.
Sabía que esta noche, este lugar, ese beso, ese abrazo sería algo que recordaría por mucho, mucho tiempo, un ligero nudo en mi garganta se formo al darme cuenta cuanto extrañaría este momento justo cuando llegue a su fin, disipe mis pensamientos negativos al mirarlo, el se dio cuenta y solo me sonrió.
—¿En qué piensas?—le pregunte serena—¿Qué ronda en tu cabeza justo ahora?
Quería saber si estaba disfrutando de esto tanto como yo, quería que dijera cuanto disfrutaba estar en mi compañía.
—El tiempo—mascullo—En el tiempo que nunca ha sido nuestro amigo.
Su respuesta me desconcertó, no la entendía del todo.
—Dije que nada de historias tristes para hoy—replique casi de inmediato—Hoy no.
—Ya se…no es triste, simplemente es una verdad, pareciera que nunca esta de acuerdo con nosotros—sonaba cansado.
Sentí como mi cuerpo poco a poco se tensaba, como poco a poco se ponía rígido, al parecer él lo noto igual ya que me abrazo y delicadamente me dio un pequeño beso en la frente.
—Bueno no solo pensaba en eso, pensaba en el tiempo, claro que si—se burló de el mismo—Pero también en lo agradecido de tener justo a mi lado, lo agradecido de poder abrazarte de nuevo, pero sobre todo agradecido de poder amarte una vez más.
Esa pequeña palabra retumbo por toda mi mente, “agradecido” sonaba una y otra vez en los rincones de mi cabeza, sin darme cuenta una enorme sonrisa se formo en mi rostro, no tenia que decirlo, pero estaba muy feliz que lo dijera, al fin y al cabo, era lo que quería escuchar.
—Yo…también—me detuve entre mis palabras y lo solté al fin—Yo también estoy muy agradecida de tener justo aquí.
De nueva cuenta el pequeño abrazo que teníamos desde hace ya varios minutos se intensifico, el miraba justo a la luna, yo recorría el lugar, veía los árboles que crecían tan altos, que parecía que podían tocar la luna, veía como las pequeñas flores se movían de un lado a otro cuando la brisa se hacía presente, veía las estrellas tan brillantes, tan unidas y por último lo veía a él, tan tranquilo, tan en paz, tan feliz de tenerme aquí.
—¿Y tú en que piensas?—ahora el era el que trataba de descifrarme—¿Qué es lo que pasa por aquí?
Al finalizar la pregunta poso uno de sus dedos y dio unos cuantos golpecitos, mientras sonreía, una pequeña risa provino de mí.
—En dos cosas, en todo lo que somos ahora y lo mucho que voy a extrañar este momento cuando acabé…—fui increíblemente sincera, una parte de mi sintió muchísima vergüenza, mientras que la otra se encontraba serena de poder tener aquel grado de sinceridad a alguien—Aunque prefiero tu respuesta, es mas profunda.
Trate de evitar la pequeña situación en la que yo misma había creado, el se dio cuenta, simplemente rio.
—Ya no tienes que preocuparte por eso, ya no me iré a ningún lado—el soltó un gran y cálido suspiro—Siempre te cuidare, ya te lo he dicho, y esa es una promesa que prometo cumplir.
No supe que decir, sonaba tan real, tan sincero, que sin mucho esfuerzo le creí, que esta promesa siquiera el tiempo la podría romper.
Parecía que el tiempo se detuvo justo ahí, mis pensamientos ya no presentaban ningún inconveniente para disfrutar su compañía, solo me importaba el, tenerlo justo a mi lado, sentir el roce de su piel, sentir su calor, sentir sus labios impactar con los míos, con tal suavidad, pero con una pasión impresionante.
—Es momento—susurro mientras me ayudaba a levantarme—Es momento de ir a casa.
“Ir a casa” una nostalgia combinada con alegría me invadió por aquellas sencillas palabras, compartíamos tanto en tan poco tiempo, pero sabiendo que él me estuvo esperando todo este tiempo hacia que esto se me hiciera tan fácil, se me hiciera tan fácil entregarme de nuevo.
Mire la hora, justo las 2:00 a.m., era evidente mi sorpresa, juraba que solo habían pasado unos cuantos minutos, una o dos horas cuando mucho, pero parecía como si realmente el tiempo se hubiera detenido justo en esa frazada donde nos abrazados.
Recorrimos el camino a casa en silencio, me encontraba aferrado a su brazo mientras caminábamos con lentitud, en su compañía no me pareció tan largo, sin darme cuenta ya estábamos en la parte trasera de su hogar, una parte de mi hubiera querido que el caminar durara un poquito más, tan solo un poco.