Unas flores para un corazón roto

23: P e t a l o s

“Uno puede ir perdiendo su brillo poco a poco sin darse cuenta, dicen que el amor es la clave de todo, pero en ocasiones ni todo el amor del mundo puede salvar lo que desde un principio está destinado a fracasar. El amor es como una flor, que, si no lo cuidas, si no lo nutres, si no lo procuras, poco a poco se ira desvaneciendo, se ira muriendo, se ira desmoronado como cuando las flores pierden sus pétalos uno por uno hasta quedar vacías”—Ember.

El camino era oscuro, ni la luna se hizo presente esta noche, pasaron unos cuantos minutos para que nos encontráramos a la entrada del pueblo. Vanessa freno poco a poco para colocar el auto a un costado de la carretera.

—¿Ya decidiste que es lo que harás?—su voz era amable.

—Aún no del todo—secaba el resto de lagrimas que se encontraba en mis mejillas—Faltan solo dos días para la lectura del testamento de mi abuelo, pero eso jamás me ha importado, pero después de esperar tanto sería una estupidez no estar presente, desearía no haber regresado a este pueblo, lo deseo con todas mis fuerzas.

—Esa lectura solo ha traído problemas a todos, espero que realmente valga la pena—suspiro y arranco de nuevo el motor.

Le pedí que me dejara en la única posada que tenia el pueblo, el alquiler fue mucho mas barato de lo que me esperaba, insistí en que no necesitaba ayuda con mis maletas, pero Vanessa hizo caso omiso y me sigo al cuarto con una pequeña maleta entre sus manos.

Me deje caer en la pequeña cama que se encontraba justo en el medio de la habitación, Vanessa saco una botella de agua del frigobar y no me dejaba de mirar.

—No es necesario que sigas aquí—hable sin mirarla—Ya estoy mas tranquila.

No tuve respuesta, por varios minutos un silencio invadió el lugar, solo los pequeños sorbos de agua rompían con la monotonía de la habitación.

—¿Qué es lo que realmente quieres Ember?—por fin hablo.

Me senté para poder ver la expresión de su rostro.

—No me importa lo que tu abuelo quiso, lo que tu madre o lo que Roy quieran, quiero saber que es lo que tú quieres o más bien que es lo que necesitas—mascullo—Por que debes saber que podemos querer muchas cosas, pero no siempre lo que queremos es lo que necesitamos.

—Necesito que el amor no duela nunca más—baje la mirada—Solo que ahora no se que es el amor.

Ella se acercó lentamente, me corrí a unos cuantos centímetros para que se pudiera sentar a mi lado.

—Querida… el amor nunca puede dejar de doler, es algo que siempre hemos sabido pero no queremos aceptar, no me malinterpretes no te estoy diciendo que te quedes en lugar donde no te valoren, donde te hagan dudar de valor y mucho menos en un lugar donde te han levantado la mano—hubo una pequeña pausa—me refiero a que el amor a veces es sol, otras es lluvia, a veces es dulce y otras veces es agrio… recuerda que nada que valga la pena es fácil y en un mundo donde el amor es tan escaso pero el odio tan abundante seria una verdadera tragedia que dos personas que se aman genuinamente no estén juntas.

—Pero aun con todo el amor de por medio eso no justifica lo que hizo…—me interrumpió.

—Jamás lo justificaría, solo recuerda que siempre hay tres versiones de una historia, la versión de él, la de ella y la más importante, la verdad—me tomo de la mano—Lo único que sé, y que creo que tu sabes, es que las mentiras abundan en este lugar, así que no te rindas hasta hallar la verdad.

No podría describir exactamente como me sentía, eran un sinfín de emociones que partían mi corazón en mil pedazos, me sentía estúpida por haber confiando en el otra vez, por haberle dejado entrar tan rápido, por bajar mis defensas, me sentía una completa estúpida por seguir amándolo.

Estoy tan cansada de amarlo, de no poder dejarlo ir, en este punto me pregunto si algún día lo podre superar, me pregunto si algún día mi corazón se dejara de acelerar cada que lo veo acercarse a mí, me pregunto si este vacío que siento cada vez que el se va, dejara de doler.

Estaba cansando de todo, de esta agonía por la que pasa mi corazón, de este pesar que hace que los días sean pesados, que sean grises, de esta agonía constante que no me deja sonreír.   

—Tu crees que a pesar de todo lo malo que me hizo…o de todo lo malo que paso…—aquel pequeño planteamiento me rompió más el corazón sin haberlo terminado— ¿Tu crees que a pesar de todo eso, en algún momento me amo, me amo de verdad?

 Aun me teníamos las manos entrelazadas, hubo otro de esos largos silencios, estos días estaba repletos de ellos, esos silencios llenos de duda sin un camino visible.

—Por mas que quisiera decirte que si…eso es algo que solo ustedes dos saben, es algo que solo el sabe, es algo que solo tu pudiste llegar a vivir, llegar a sentir…pero si te sirve de algo nunca había visto a Roy tan lleno de vida como cuando se enteró que regresarías al pueblo.

Mi corazón se hizo chiquito, unas cuantas lagrimas se deslizaban por mis mejillas.

—No me imagino lo que debes estar sintiendo, pero… yo sí creo que sabes lo que es el amor—ahora se encontraba agachada en frente de mi—La mayor prueba de amor que alguna vez alguien hizo por ti, fue cuando agarraste tus maletas y te fuiste de este lugar que no te merecía.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.