Unas flores para un corazón roto

25: R a í c e s

“Si tan solo entendiéramos que el florecer no se trata de un crecimiento lineal, sino de toda la experiencia que adquirimos con el pasar de los años, ya sean de experiencias buenas o malas, el viento puede soplar fuerte pero el árbol no sedera, el clima puede ser áspero pero el árbol resistirá, ya que sus raíces se han fortalecido con el pasar del tiempo, se han nutrido con cada momento vivo, ya que debemos tener raíces antes de tener ramas…”—Ember.

La lluvia aún era intensa, ambos nos encontrábamos ya completamente empapados, me ofreció una mano como apoyo, mientras que con la otra delicadamente me ayudaba a levantarme del suelo.

Quede justo al frente de él, el agua recorría cada facción de su rostro, note que se encontraba pensado, sin decir nada se lanzó a mí, me tomo entre sus manos con fuerza, me abrazo con tal cuidado como si con algún movimiento equivocado me fuera a romper, a pesar de lo frio del viento y el del agua, al sentirlo tan cerca, el roce de nuestras pieles era cálido, más cálido de lo que recordaba.

Hasta ese momento, hasta verlo de nueva cuenta frente a mí, no me había dado cuenta cuanto lo extrañaba.

—No tenias porque haber venido por mi—aun me encontraba entre sus brazos—No tenías que arriesgarte por mí, no lo tenías que hacer Charlie.

—¿Acaso no te prometí que siempre estaría para ti?—susurro a mi odio mientras aquellas palabras desgarraban mi corazón.

No quería que estuviera aquí, no quería que se metiera a una guerra a causa mía, no quería que el tuviera que lidiar con todos los problemas que se han acumulado en el lugar que aluna vez fue mi hogar.

Pero también sabia que era lo suficiente egoísta para hacer que se quedara conmigo, era como una medicina para mí, quizás si hubiera aceptó su propuesta, quizás si hubiera aceptado traerlo conmigo, quizás ahora no tendría el alma tan vacía y el corazón roto.

Es cierto que me da tanta paz, es cierto que, si yo se lo pido el seria capaz de pelear con todo el pueblo por mí, sé que él me quiere de una forma tan pura…pero ese amor es reciproco y jamás me perdonaría si llega a salir herido por mi egoísmo de tenerlo cerca.

—No debiste venir…—no sabia si las lagrimas se notaban por la intensa lluvia que aun cubría el lugar, pero el tono de mi voz me delato—Estoy bien, no tienes por qué preocuparte más…

Aun con el rostro empapado note su preocupación, su ansiedad de querer curarme, supongo que nos conocemos tan bien que un simple abrazo sirvió para revelar todo lo que mi boca no alcanzo a pronunciar.

—Ya estoy aquí, yo te llevare a casa…—me tomo de nuevo, mi rostro se poso justo en su pecho, podía escuchar cada latido de su corazón—Todo estará bien.

La lluvia aun era intensa, aunque el estar empapada no me disgustaba, ni me molesta en lo absoluto, lo menos que necesitaba era que algunas de los dos se enfermera. Se había hospedado en el mismo lugar donde yo me encontraba, no me sorprendió ya que era la única posada del pueblo.

Prometimos que separarnos solo para tomar una ducha caliente para tratar de evitar que la lluvia hiciera estragos en nuestro sistema respiratorio.

—Estoy en el 13B—dio unos cuantos pasos hasta llegar a la puerta de su habitación.

—Estoy en el 10B—respondí ya frente a la puerta de mi habitación.

—El que termine primero va ver al otro…—hablamos al mismo tiempo.

Reímos con complicidad para que desaparecer en nuestras respectivas habitaciones, entre al baño corriendo, el frio comenzó a hacerse presente, me quite la ropa con brusquedad, gire la llave, el agua tibia impacto mi piel, poco a poco el lugar se llenaba de vapor, sentía como el calor abría mis poros, no fue una ducha larga solo quería quitarme el frio de encima.

Mire el espejo del baño completamente empañado, escribí mi nombre en él, salí del baño con solo una toalla cubriendo mi cuerpo, me coloque lo que yo uso como pijama, una camisa ancha color gris con el nombre de Britney Spears en medio y unos shorts azules. Unos golpecitos en la puerta anuncio su llegada.

Le dije que estaba abierto, el entro, traía un pants gris y una camiseta sport azul que dejaba ver sus contorneados y trabajados brazos al aire, su piel se notaba tan tersa, algo pálida pero hermosa, sin querer nuestros atuendos combinaban. Ambos reímos al darnos cuenta.

—Con que Britney eh—se burlo de camisa.

—Que te puedo decir, formo parte de mi infancia, crecí con ella—me defendí de él.

Un pequeño silencio se creó en la habitación, estábamos sentados en la orilla de la cama.

—¿Qué haces aquí? —hable por fin—No tenias que venir por mí, no tenías que venir a rescatarme…no de nuevo.

—Para eso están los amigos ¿no?—la yema de sus dedos se poso en mi barbilla, sus hermosos ojos verdes no se clavaron justo en mi—Solo un día más, mañana ya eres libre de regresar conmigo a casa.

Hizo énfasis en la palabra casa, no tenia el valor para decirle que no sabía si volvería, mas bien no tenia el valor para decirle que ahora no se que lugar es mi hogar. No era mentira que uno de mis grandes problemas a la hora de decidir era el, el solo pensar en dejarlo atrás me partía el corazón.




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