Unas flores para un corazón roto

28: A s f i x i a

“Se nos ha enseñado la importancia de dar, de llenar de amor a otros, pero no siempre es bueno dar de más, mucho menos si las intenciones con la que lo hacemos no son las más adecuadas o honestas. Una flor se puede morir por tanta agua que se le da, creyendo que por el siempre hecho de dar de más la hemos salvado, en ocasiones es mejor dejar que la vida siga su curso, sin interferir ya que a veces asfixiamos lo decimos amar”—Ember.

La brisa ahora era más delicada, impactaba mi rostro, mientras llevaba mi cabello de un lugar a otro, sin fuerzas me encontraba sentada en el pasto. El quebrar de las hojas secas delataba el que alguien se acerca hacia a mí.

—Somos una familia bastante disfuncional—bromeo la dulce voz de Jackie detrás de mi—Lo siento mucho por eso.

Se incorporo a un lado de mí, tomo mi mano con fuerza.

—¿Lo sabias? ¿Sabías todo esto?—pregunte con miedo, con miedo de que hubieran más secretos.

Hubo un pesado silencio, ambas nos encontramos con la mirada fija a al lago, veíamos como las hojas se desprendían de los árboles para terminar flotando en el agua.

—Si—mascullo—Sabia ciertas cosas.

Mi silencio fue una clara invitación para que ella siguiera hablando, quería saber cada detalle de lo que hablaba la carta. Quería saber si me seguían ocultando algo.

—Digo que se…ciertas cosas, no conozco exactamente que planeaba el abuelo…solo se ciertas cosas—su hablar era torpe, como si de alguna manera estuviera prohibida la conversación que estábamos por tener, aspiro una gran cantidad de aire, pensó por un largo tiempo y continuo—Descubrí lo que realmente estaba pasando con el abuelo muy poca antes de que falleciera, yo sabia que algo andaba mal, pero jamás me imagine que tan grave era la situación hasta que me lo tope en el hospital, el resto es historia…fue hasta ese momento en que lo vi caminando con ayuda de las enfermeras que supe que el no tenia mucho tiempo.

Ahora era yo la que toma su mano con fuerza, le dije que si quería podía parar, que no era necesario que se torturara de esa forma, ella se negó, aunque insistí ella decidió seguir hablando.

—Sabes fue muy…muy triste ver al abuelo tan roto, siempre tuve esa imagen fuerte de él, de que nada podía dañarlo, no sabía qué hacer, no sabía si debía o no hablar, si debía decir que era lo que estaba pasando, lo confronte y supe la verdad…—suspiro y hubo una pequeña pausa—Padeció cáncer por tres largos años, tres largos años, él lo veía como algún tipo de castigo personal, de como Dios lo castigaba por todo lo que te hizo…El sabia que no lo lograría, ya estaba cansando, su cuerpo se rindió y su espíritu se quebró de tal forma que no había reparación.

Unas cuantas lagrimas se deslizaban por las mejillas de Jackie, aun nos teníamos tomadas de las manos, aun con todo el dolor de su corazón siguió hablando.

—Aun así, creía que tenia que hacer algo, que su muerte tuviera algún significado , que tú por fin pudieras volver, de que…pudieras volver a casa…de que alguna forma pudieras recuperar de lo que se te privo, de lo que él te privo, así que puso esas condiciones al morir, que tu tendrías que pasar 30 días en el pueblo, parece que tenia fe en Roy, al final sirvió de algo ¿no?—se secaba el resto de lagrimas de quedaban en su rostro—El ver como aun Roy te seguía amando después de todo esto tiempo fue la clave de todo, eso fue lo que le dio la paz de irse tranquilo. Así que por favor no te rindas tan fácilmente, no le des ese gusto a nadie.

Me quedé en silencio por unos minutos, le di las gracias a Jackie por la confianza, pero aún me sentía rota, aun me sentía traicionada, aun me sentía sola.

No me dejaron ser feliz, no me dejaron vivir en paz, no me dejaron llorar mis perdidas, no me dejaron simplemente seguir mi camino. Estaba tan harta, harta de todo esto, solo veía un escenario desolado donde la culpa fue la que gano, donde la culpa fue la que tomo las decisiones finales, donde por los castigos que la vida dio se trato de remediar lo que quizás ya se encontraba estable.

Antes creía que mi llegada tenía un propósito, de que todo esto tenía un propósito, de que esto era necesario para convertirme en alguien mas fuerte pero ahora no veo un camino visible, ahora no veo un propósito ahora solo sintió algo que me quema por dentro, solo siento rencor por este lugar.

Me levante lentamente, le pedí a Jackie que hiciera lo mismo, la abrace y le susurre al oído “Gracias por todo” unas cuantas lagrimas se encontraban al borde mis ojos, nos abrazamos con fuerza, entre esos brazos se encontraba lo único que valió la pena de volver a este lugar. Me hacia sentir tan paz los brazos de Jackie que por un momento dude de si era correcto lo que haría.

Me comencé a alejar lentamente pero su voz me detuvo.

—¿A dónde vas?—me pregunto temerosa, supongo que percibía que las cosas no andaban del todo bien.

—A salvar algo que si merecer ser salvado—me aleje de ella antes de las demás interrogantes se hicieran presentes.

Mi caminar era lento, pero tuve que apresurarlo al escuchar tronar al cielo, otra gran lluvia estaba por llegar, al salir del lago comencé a correr, temía que fuera demasiado tarde, las gotas poco a poco se hacían presentes, poco a poco tomaban mas intensidad.

Con la poca claridad logré divisar mi objetivo, él se encontraba ahí, corrí lo más rápido que podía para salvar, para lograr asegurar lo único que me dejo claro que me dejo este lugar. Lo único a lo que le encontraba significado en estos momentos.




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