Unas flores para un corazón roto

40: El ultimo ramo

“Si nos diéramos cuenta de lo afortunados que somos cada día al despertar, el poder sentir de nuevo el sol, caminar hacia a la cocina para ver a toda la familia reunida, el tener buena salud, el estar a solo un mensaje de buenos amigos, si entenderíamos lo afortunados que somos y valoráramos todo lo que tenemos al rededor, si solo le diéramos la importancia a la vida hoy y no cuando está a punto de nuestras manos, quizás de esa manera nuestros días pudieran haber sido muchísimo mejor de lo que soñamos; Vivan, amen, gocen, piérdanse, encuéntrense, cáiganse, Levántense las veces que sean necesarias por que vida solo hay una y tenemos que vivirla al máximo”—Roy

Estamos en la mesa del comedor, solo había silencio, un silencio que se había prolongado por varios minutos, todas se encontraba de negro, hace solo unas cuantas horas que había sido el funeral, sentía que estaba perdida, como si juntos hubiéramos comenzado una caminata en el bosque pero que en algún punto de esta el me hubiera dejado sola y ahora yo no podía encontrar el camino a casa, yo no podía.

Selene fue la primera en ponerse de pie, se colocó su abrigo para caminar con dirección a la puerta, Jackie parecía aun mas perdida que yo, Vanessa se quedo a su lado, yo seguía a mi prima para despedirme de ella. Al salir a la intemperie, el viento frio nos petrifico a ambas, la nieve seguía cayendo, no había dejado de nevar desde que el se fue, me gusta pensar de que alguna forma se trata de él, de que se está asegurando que todo este bien.

—¿Y que sigue ahora?—pregunto Selene mientras se colocaba unos guantes­—¿Cómo se sigue después de algo así?

Algo me decía que estaba tan cansada como yo, estaba tan cansada de llorar, de perderse, de caerse y no tener la fuerza de poder levantarse.

­—¿Te quedaras en el pueblo?—me hizo una nueva pregunta­­­—¿Te quedaras?

—No…quedarme aquí…quedarme solo me recuerda todo lo que he perdido, volveré a mi hogar, aunque ya no se exactamente donde queda ahora—mi voz fue débil, estaba cansada en todos lo sentidos—Esta noche partiré de nueva cuenta a la capital.

­—Quizás nos veamos por ahí—su respuesta me tomo por sorpresa—Quiero empezar de nuevo, quiero dejar todo esto atrás.

La entendí mas de lo que ella creía, la entendía perfectamente, asentí con la cabeza de tal forma que entendía que tenia mi apoyo para lo que fuera. Me abrazo para despedirse, en sus brazos me sentía como jamás me había sentido antes, me sentía segura, me sentía protegida y me sentía amada, me susurro al oído diciéndome que todo estaría bien, luego la vi partir, vi su gran melena negra alejarse cada vez más y más, subió a su automóvil para dejar aquella casa atrás, para dejar todo esto en el pasado, suspire deseándole lo mejor. Siempre lo mejor.

Al entrar de nueva cuenta a la casa, me di cuenta de que Vanessa que ya estaba sola, me dijo que Jackie se fue a recostar por un rato, me quede con ella en el gran sofá de la sala de estar.

Recordé la última vez que todos estuvimos aquí, que estuvimos juntos, donde estábamos todos, hablando de nuestro futuro como si tuviéramos idea, como si realmente tuviéramos la certeza de que algún día llegaríamos a concretar todos nuestros planes. Una lagrima se deslizo se por mi mejilla izquierda, la seque de inmediato, Vanessa se dio cuenta, pero no dijo nada, supongo que no tenía las palabras adecuadas y esta bien, no se si alguien pueda tener las palabras adecuadas en un momento así.

­—¿Entonces partirás de nuevo?—no se si nuestra conversación fue demasiado ruidosa o se acercó a escucharnos—Creo que te entiendo, espero que sea lo que decidas o lo que tengas pensado para lo nuevo que estas por vivir, sea para bien. así lo hubiera querido él.

Aquellas ultimas palabras me rompieron más, me preguntaba si en algún punto todo esto dejara de dolor, si en algún momento lo dejara de extrañar y lo podre dejar ir. Susurre un débil gracias, ella asintió con la cabeza, me levante con dirección a mi habitación, al pasar a lado de ella, me tomo la mano con fuerza, aquel pequeño acto de amor me lleno de nostalgia y valentía, le respondí con una gran sonrisa que reflejaba mi dolor y mi agradecimiento, seguí mi camino hacia mi destino.

Subí lentamente las escaleras, miraba todo el lugar con una atención que jamás le había puesto a los rincones de este lugar, mire las grandes ventanas, aquellas donde lo vi preparando mi sorpresa dentro del bosque, mire la barra de la cocina, aquella donde desayunamos sin importar que pasaba en el mundo, mire el sofá, aquel sofá donde pasamos tantas tardes juntos, donde el me abrazaba y yo estaba en mi lugar favorito del mundo, sentía un nudo en la garganta, ahora solo había recuerdos, recuerdos de lo que un día fuimos y de lo que queríamos llegar a ser.

Hacer mi maleta fue más rápido de que lo pensé, agradecía que así fuera, no tenia la fuerza para poder seguir ahí, me sentía asfixiada por las paredes de esta habitación y de la casa en si, camine el pasillo ya con mis pertenencias, vi la puerta entreabierta de su habitación, no quería hacerlo, no quería estar en ese lugar, no quería volver a ver la cama en donde el partió, pero Jackie estaba ahí, al cruzar la puerta la encontré acurrucada, con unas cuantas sabanas cubriendo la mitad de su cuerpo, me acerque para incorporarme a un lado de ella, a pesar de mi cautela mi presencia la despertó, no dijo nada así que tome la iniciativa de hacerlo yo.

—Ya me tengo que ir—tenia miedo de como tomaría mi declaración, pero aun así continúe—Ya tengo que regresar a mi hogar.




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