Unas flores para un corazón roto

Epilogo: Flor entre las grietas

Llevaba mis compras entre mis manos, un tumulto de gente no me deja cruzar la avenida, el semáforo cambio a rojo, esa fue mi oportunidad para llegar al otro lado, seguí todo mi camino sobre la calle 53 hasta llegar al centro de la ciudad, divise el sitio de taxis, había una fila para abordarlos, me coloque en esta, fue rápido, mas de lo que esperaba, me hizo sentir aliviada que pronto llegaría a casa aunque no exactamente a descansar.

—La ciudad se vuelva loca en esta época del año—el chofer se dirigió a mí una vez que ya me encontraba dentro del auto.

—Todos dejamos las compras para último momento—ambo reíamos mientras seguía mis instrucciones para llegar a mi hogar—Todos lo hacemos.

Sabia que el trafico seria algo de que preocuparse, pero parecía que todo estaba alienándose para que llegara lo mas pronto a casa, una vez que dejamos el centro de la ciudad, el viaje fue más rápido y tranquilo. Llegue a mi nuevo hogar, con el dinero que el abuelo me dejo lo invertí en comprar una casa mas amplia, mas grande, ahora yo podía decir que tenia un lugar llamado hogar. Baje con cuidado todo lo que traiga conmigo, el chofer se despidió con una sonrisa y deseando un excelente día.

Al entrar a la casa, un ronroneo y unos maullidos fueron mi bienvenida, mi gata blanca se subió a uno de los sillones, para tratar de lamer mi mano.

—¡Mimi ahora estoy ocupada!—la regañe lo más amablemente posible—Solo déjame llevar esto a la cocina.

Una vez ahí, me coloque un mandil y no deje ese lugar por casi 4 horas, orneaba un pan junto a unas galletas con chispas de chocolate, terminaba un suflé de arroz, solo gratinar el queso manchego era lo que faltaba, mire el pavo que ya se encontraba humeante de lo listo que me faltaba. Camine a la alacena para tomar uno de los sobres de comida de gato, al abrir la bolsa Mimi corrió maullando desesperadamente por su alimento, me agache para servirle, mientras ella comía, yo acariciaba su lomo delicadamente, estaba agachada ahí simplemente contemplando a mi amiga de cuatro patas, siendo feliz de tenerla ahí, el horno parpadeo y un tintinear aviso que todo estaba listo, al fin podía tomarme unos segundos para mí.

Subí las escaleras con rapidez, solo quería entrar a mi cama por unos cuantos segundos, al llegar a mi habitación, me coloque en el borde de la cama para luego dejar caer mi cuerpo cansando al colchón, me quede ahí mirando el techo dejando que el tiempo pasara, no cerré los ojos porque sabía que podía caer en un largo sueño, solo estaba ahí tratando de no pensar en nada, solo relajarme por unos instantes. Me quede ahí en silencio esperando la hora adecuada para entrar a la ducha.

La ducha siempre ha sido un refugio para mí, el impacto del agua fría me termino de despabilar, mi mente volaba mientras me encontraba ahí, no de un modo negativo si no todo lo contario, pensaba en cuanto he crecido en los últimos meses, pensaba en que es lo que quiero para mi fututo, cuales son las metas que quiero alcanzar y que tengo que hacer para lograrlo. Cerré la llave de la regadera, coloque una tolla morada sobre mi busto, la enrolle en mi para dirigirme a mi habitación, mi atuendo era igual a aquella noche bajo la nieve, supongo que de alguna o otra manera tenia que tenerlo conmigo.

Me coloque mis jeans, mi suéter blanco y mis botas cafés, me hice una coleta, ya me encontraba lista para recibir a mis invitados, baje las escaleras para llevar una mesa al pórtico del patio, prendí las luces de se encontraba encima de mí, la piscina se encontraba iluminada por luces que cambiaban de colocar, uno a uno fui llevando todo lo que había preparado en la cocina, cuando coloque el ultimo plato en la mesa, el timbre sonó anunciando la llegada de alguien, mire por la ventana, se trataba de Charlie.

Al instante de cruzar la puerta, me abrazo, me tomo entres sus brazos, ya tenia casi 6 meses en los que no nos veíamos, la revista en la que trabaja había crecido lo suficiente, creció de tal manera que los meses que estuvo fuera, fue para firmar un contrato en Nueva York para que en febrero se pueda comenzar a distribuir internacionalmente. Lo invite a pasar y le indique donde podía poner la botella de vino que tenia entre sus manos, me quede en la puerta al ver que un auto que conocía bien se estacionaba en frente, vi bajar a Vanessa y Jackie con una hermosa sonrisa de ambas al ver ahí de pie.

La primera en abrazarme fue Vanessa, para después dejarme a solas con Jackie, se acerco lentamente para que de igual forma me abrazara.

—Ha sido un largo año—pronuncio entre mis brazos—Un largo año para todos.

Le susurre que sí, que muchas cosas han cambiado, que poco apoco vamos dejando el dolor atrás, vamos dejando atrás lo que paso. Entramos juntas para dirigirnos al patio, donde celebraríamos el fin de año y donde le daríamos la bienvenida al próximo. Después de la partida de Roy la vida trato muy bien a Vanessa y Jackie, fueron las únicas que se quedaron en el pueblo, la veterinaria iba bien, mas que bien, ya brindaban servicio a las comunidades cercanas a Alcatraz, también han organizado varias brigadas para ayudar a los animales de la calle, pero lo más importante es que Jackie ahora vive su amor sin miedo, al principio fue difícil pero su madre lo acepto, al final entendió que lo único que importa es la felicidad de su hija, si las cosas salen como lo tienen planeado habría una boda a mediados de este año que está a punto de comenzar.

Ya habían pasado varios minutos, estábamos en nuestro mundo cuando Selene junto a su madre y mis padres irrumpieron en el lugar, me levanté para abrazar a mis padres, mientras que Selene y Crisela se acercaron a Jackie, por último, Selene se acercó, fue el último abrazo que recibí esa noche. Mientras esperábamos a las 12 Selene nos habló de cómo le iba en su nueva vida en la ciudad, como había comenzado a estudiar para convertirse en enfermera algo que siempre soñó y que la muerte de Roy le dio la fuerza para concretar su sueño, todo el proceso que paso junto a él, le sirvió para darse cuenta cuanto quería y soñaba en ayudar a las personas. Solo faltaban unos cuantos minutos, todos tenían una copa en las manos, unos con vino otros con champan, Charlie aviso que ya era tiempo, el tintinear de las copas marco el comienzo de otro año. Todos celebran, reían estaba totalmente agradecida por todo lo que tenia ahora, de ver a mi familia por fin unida, de por fin tener paz en donde siempre he querido, me tome un momento a solas, camine a la cocina con la excusa de ir por mas vino.




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