Under the lights of London

Capítulo 3: Cartas sin dirección

Después del café, Enola regresó a su apartamento en Notting Hill, mientras Oliver caminaba hacia la estación de metro. Ambos sentían que sus encuentros eran fugaces, pero intensos.

Enola abrió su diario y comenzó a escribir sobre Oliver: su sonrisa, la forma en que miraba las luces reflejadas en los charcos, cómo su voz parecía acompañar el ritmo de la ciudad. No podía enviarle las cartas que escribía; no sabía su dirección ni quería interrumpir la magia de los encuentros inesperados.

Oliver, por su parte, revisaba las fotografías que había tomado. Cada imagen le recordaba un instante compartido: una risa, una mirada, un gesto tímido. Quería conservarlos todos, como un tesoro secreto.

Esa noche, Londres parecía más silenciosa de lo habitual. Solo el murmullo de la lluvia y los faroles acompañaban sus pensamientos. Ambos sentían que algo estaba comenzando, aunque no sabían cuánto duraría.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.