Oliver y Enola subieron a la noria del London Eye. Desde arriba, la ciudad brillaba con luces reflejadas en el Támesis. La cercanía y la vista panorámica les hizo sentirse invencibles, aunque la lluvia ligera les acariciaba la cara.
—Mira todo esto —dijo Enola, señalando las luces—. Es como si Londres nos estuviera contando un secreto.
—Un secreto que solo nosotros podemos entender —respondió Oliver, entrelazando sus manos con las de ella.
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los sueños se hacen reales, se revelan con cada farol, entre luces y sombras surge un gran amor
Editado: 22.10.2025