Meses después, Oliver caminaba solo por las calles de Londres. La lluvia caía suavemente, los faroles iluminaban los charcos, y aunque la ciudad seguía siendo hermosa, cada rincón le recordaba a Enola. Sacó su cámara y fotografió la misma esquina donde la conoció, capturando la memoria de un amor que fue breve, intenso y eterno. END.
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los sueños se hacen reales, se revelan con cada farol, entre luces y sombras surge un gran amor
Editado: 22.10.2025