Under the Moon.

Visita Inesperada (Parte II)

Observo su rostro, realmente si se parecía a ella, exceptuando las pecas en el rostro de la niña. Era muy extraño ella era hija única, y de lo que sabía su madre tampoco tenía familia, ¿Su padre?, nunca lo conoció. La niña traía una muñeca que era como una versión aún más pequeña de ella, cabello rojo, un parche en el ojo, ropa negra, parecía que la ropita estaba hecha a mano. Sonrió sin querer.

Sara volvió con compresas frías y comida.

Luna le ayudo con las bolsas, Sara estaba hecha un manojo de nervios por la niña que se había desmayado.

-¿Aun no vuelven los chicos?-  Le dijo a Luna.

-No, no sé hasta donde fueron, y la niña aun no despierta.- hizo una mueca- deberíamos llevarla al hospital-

-¿Qué?, pero no sabemos quién es ¡Auch!-  un hilo de sangre corrió por su dedo.

-¡¿Qué pasa?!- Luna se espantó.

-Me corte, intentaba abrir esta cosa- era una lata de soda muy filosa al parecer.

Luna tomo su mano y lambio la herida, Sara solo se limitó a sonrojarse.

Unos pequeños quejidos salieron de la boca de la niña.

-Sed… tengo sed.-

Luna soltó la mano de Sara sin saber qué es lo que acababa de hacer.

Sara agacho la cabeza apenada, y llevo la soda hacia la niña.

-Toma, pequeña, es lo único que tenemos que puedes beber-

-No, tu dedo-

-¿Qué?- la niña no la dejo pensar, su pequeña mano la sujeto con fuerza y llevo su dedo cortado hacia su boca, sintió como la succionaba.

La niña la soltó, parecía que la fiebre había bajado.

Sara se quedó viendo su dedo, vio cómo se cicatrizaba su cortada y de pronto ya no había nada ahí.

Luna solo se  sentó a un lado de la niña.

-¿Qué es lo que le acabas de hacer a Sara?-

-Perdón hermana, tenía sed-

-No te alteres Luna, por favor, solo es una niña- Sara trato de calmarla.

-Tss, ¿Cuál es tu nombre?- dijo Luna

-Maille-  inflo los cachetes.

-¿Y tus padres?, ¿Dónde vives?- Sara pregunto.

-Vivo lejos de aquí, mis padres están ocupados-

-¿Viniste sola?-

-Sí, vine a visitarte hermana – le sonrió.

-Ahh, ¿porque dices que soy tu hermana?-

-¡Porque lo eres!- hizo un puchero- También deben conocerte las demás.

-¿Demás?- No entendía nada.

-Sí, somos más hermanas, no me llevo mucho con algunas, pero tu yo somos igualitas, así que necesitaba conocerte en persona.- le extendió la muñeca- Mira,  yo le hice la ropa, siempre que usas un nuevo outfit yo se lo hago a la muñeca.- le dijo con orgullo.

Luna tomo la muñeca,  no sabía que era esa sensación.

-Eh escuchado todas tus canciones, solo quería conocerte…-  jugaba con sus dedos- me escape de casa para venir a verte, es posible que los guardias estén buscándome  ahora…

-¿Guardias?- Sara no pudo evitar aterrorizarse, no tenía buenos recuerdos con la policía.

-¿Cómo llegaste hasta aquí?-

-Tome unas monedas del cajón de papá- metió la mano de su bolsillo y saco unas monedes doradas- las personas estaban dispuestas a ayudarme cuando les decía que les pagaría.-

Luna y Sara se vieron, esas eran monedas de oro, ¡¿Qué clase de familia tenía esa niña?!

Maille les sonreía.

Sara y Luna discutían sobre qué hacer con Maille, era una situación extraña, no podían echarla de ahí, pero tampoco sabían que hacer.

-Oigan, alguien está tocando la puerta- Maille les dijo, pero estaban tan centradas en su discusión- Supongo que la abriré yo-

Camino a la puerta, la sombra de una figura alta, unos ojos rojos brillantes.

Luna corrió a proteger a la pequeña Maille.

-¿Quién es usted?- la hizo una señal a Sara para que llevase a adentro a Maille.

La sombra se hizo más clara, una mujer alta esbelta portando una armadura, el cabello recogido en una coleta, era de color blanco plateado y era muy largo, en su mano sostenía una espada.

Maille corrió hacia ella.

-¡Hermana mayor!- y la abrazo.

Si la situación era extraña, ahora lo era más.

-Maille, ¿estás bien?- esas palabras salieron de los labios de la desconocida.

-Sí, vine a visitar a mi otra hermana – le sonrió.

-¿Otra hermana?- vio a Luna, enfundo la espada y soltó a Maille.

 Se acercó a Luna, demasiado, bajo su cabeza y la olio, se acercó más y  olio su cuello.

-¡¿Qué está haciendo?!- grito luna al sentir un cosquilleo en su cuello.

-Qué extraño…- se limitó a decir.

 

-¿Qué está pasando aquí?- un grupo de 4 chicos que cargaban bolsas de comida, dijeron al unísono desde el pasillo.




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