Underclass Hero

Capítulo IX

 “I need you to make your mind up”

Ha pasado casi una semana —y exagero— desde que ocurrió ese incidente, pero esta extraña universidad parecía estar sumergida en una tranquilidad indescriptible, como si nada hubiese pasado. Lo digo en serio.

El círculo —o bueno, lo parecido a un círculo— quedó como nuevo. No había rastro de alguna quemadura. La llegada a Pedagogical ayer, lunes, fue más tensa que la del día viernes, porque el viernes en verdad todos parecían tranquilos.

Pero el lunes, la tensión se debió a la presencia policial en las entradas, con esos perros que, mediante el olfato, nos examinaron uno a uno. Estuvieron ahí hasta el mediodía y todos temíamos que nos tomaran detenidos. Odié que mi padre no fuese asignado a esa misión, al menos me hubiese sentido un poco más tranquila.

Eso me dio para pensar... ¿Por qué llegaría la policía el lunes y no el viernes?

—¡Thurman!

Reconocí esa voz inmediatamente, por lo que me giré y vi a Andy colocarse junto a mí, sonriendo de medio lado y señalando el camino con su dedo índice. 

—¿Quién te dijo mi apellido?

—Hola también para ti —respondió, entrecerrando un poco sus ojos a modo de mostrarse ofendido—, qué bueno que estés bien, yo también lo estoy, gracias.

—¿Quién te dijo que estoy bien?

—¿Nunca dejas de ser así de amargada?

Habíamos cruzado la puerta principal de la universidad y caminábamos por el camino que rodeaba el Edificio Cultural.

—Taylor me lo dijo, pero recuerdo que yo fui quien supervisó tu diagnóstico —se encogió de hombros.

—¿No vas tarde a clases? Ya quedan quince minutos para que empiecen oficialmente, ya sabes, antes de que te dejen afuera —dije, evadiendo ese tema.

—Lo mismo va para ti. ¿Con quién tienes clases?

—El señor Wilson.

Aguantó una risa, algo que no fue muy difícil de notar, llevando el puño a su boca.

—¿Con ese veterano? Eres la primera iniciada que conozco que no está nerviosa por llegar tarde.

—Ni siquiera él llega puntual.

Solo asintió con la cabeza y seguimos caminando, en un cómodo silencio, que fue irrumpido por mi crujido de estómago. Para aclarar, sí desayuné, sin embargo, hoy desperté con más hambre de lo habitual y el desayuno no fue suficiente.

—La cafetería ya está abierta.

—Qué bueno.

—Pero ¡qué amargada!

—¿Y a ti nadie te ha dicho que eres bastante desagradable?

—¿De qué hablas?

—Nada, nada, olvídalo —giré mi cabeza para el lado contrario al de él—. Iré a la cafetería, suerte en tu clase.

No dije más y adelanté un poco mi paso, tratando de alejarme de Andy. En serio, viejo, qué entrometido y ¡tiene que tener unos huevos muy grandes como para decirme a mí amargada! ¡Él fue quien tenía una cara de mierda el primer día de clases! ¡El desagradable y el amargado es él! Que no joda, por favor.

Me alegré al notar que evidentemente estaba abierta ya la cafetería. Tenía unas enormes ganas de comprar de esas galletas de arroz endulzadas, de paso podría hasta comprar una caja de leche, así le daría un toque más de desayuno.

Hice mi pedido y cuando me dirigí hacia la barra para retirarlo, escuché los pasos tras de mí y sentí ese perfume.

—Creí que ya te ibas a ir a clases —espeté, colocando la pajilla en el cartón de leche.

—Creíste mal —arqueó ambas cejas—, tus conclusiones son erradas en un cien por ciento. Yo también quería comprar.

Estiró su brazo para recibir un vaso de té.Tenía pensado en irme, pero me enseñó la palma de su mano, para que lo esperase; eso hice, hasta que terminó de colocarle azúcar a su maldito té.Andy me miró mientras daba un sorbo, fruncí el ceño y negué con la cabeza cuando una expresión de dolor se dibujó en su rostro. El muy tarado se había quemado.

—Vamos, o llegaremos tardes a nuestras respectivas clases —dije mientras acomodaba mi mochila en mis hombros, luego de guardar mi dinero.

Mi caminar era un poco apresurado, en menos de cinco minutos empezaría la clase, mas recordé que el señor Wilson no es muy puntual. Dios, ¿entonces por qué estaba tan ansiosa por ir rápido a clases? La respuesta a esa pregunta estaba a mi lado izquierdo, maldiciendo por tener su lengua quemada.

No soy buena con las relaciones humanas, y para ser sincera, una amistad con Andy es lo último que hubiese querido... Sobre todo, sabiendo que es un posible miembro de Underclass Hero. No me conviene liarme con gente que me podría terminar involucrando en problemas.

Creo que ese es el problema mayúsculo: soy buena atrayendo problemas, ¡un imán de males! Ahí está la razón de mi nombre.




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