Underclass Hero

Capítulo XVIII

“My secret side I keep hid under lock and key”


—Y bueno —decía Mandy—, ayer no te pude contar con detalles, pero creo que T es un tipo agradable.

—¿Agradable? —pregunté, llevando una galleta a mi boca—. ¿En qué sentido?

—Me divertí mucho —arqueé ambas cejas, ella sonrió y se encogió de hombros—. Creo que podría interesarme en él... Además de divertido, es guapo.

—Sí, T es bastante guapo.

Estábamos en mi habitación, eran las ocho y media, acabábamos de cenar y solo aguardábamos por Caitlyn, quien se ofreció a llevarnos a casa de Rachel. Sí, eso mismo, iríamos a casa de Rachel.

Hoy, en la mañana, Rachel se estuvo paseando por la facultad, anunciando que podría ofrecer una fiesta en su casa, que todo estudiante de Español podía ir, y después explicando que podían asistir con acompañante si eso querían. Aparentemente, no era su cumpleaños, pero eso no impedía que quisiera darse el lujo de festejar... el inicio de semestre. Algo retrasado, pero bueno, es cosa de Rachel.

—Y pensar que dejamos que Angeline nos convenciera —bufó Mandy, rodando sobre mi cama, quise aguantar mis ganas de matarla—. Dime, ¿por qué dejamos que nos convenciera?

—Porque somos ilusas —afirmé, junto con un suspiro, mientras terminaba de alisar un poco mi cabello—, unas malditas ilusas.

—Partiendo por ti, ¿verdad?

No pude responderle, porque mi celular empezó a vibrar y a sonar la risa de Lord Voldemort —Mandy ya se había acostumbrado al ringtone—, y la luz de notificación a encenderse y apagarse.

—¿Puedes ver qué es lo que llegó?

Mandy bufó y extendió un brazo para alcanzar mi móvil que estaba sobre el velador. Se frotó los ojos y dejó reposar su mano sobre su blusa amarilla.

—Mensajes de “Andy” —se apoyó en los codos—. ¿Por qué te manda mensajes ahora?

—Porque, así como Lee parecía muy preocupado por tu coartada, el Desagradable me está ayudando con la mía. Ayer le dije que le iba a contar, y antes de que llegaras, le mandé un mensaje —me quedé en silencio un momento—, ahora que me doy cuenta, el maldito se demoró en responder... Está bien, deja el celular donde estaba.

—¿No responderás nada? —hizo lo que le pedí, y volvió a recostarse.

—No, no quiero —me encogí de hombros y apagué la alisadora—. De todas maneras, supongo que lo veré hoy, en la fiesta de Rachel.

—Rachel... Su ex...

—¿Sabes que la ocupó como parte de su coartada? —me acerqué a mi clóset para poder buscar alguna chaqueta que usar esa noche.

—¿En serio?

—Sí. Recuerdo que lo vi un día en el paradero —saqué una chaqueta negra y la lancé a la cama, seguida de una de un tono algo verdoso—, estaban abrazados y todo —me giré hacia ella una vez cerré las puertas del clóset—. De no ser porque los conozco, podría jurar que eran una maldita pareja de novios, es decir, si Andy se agachaba o Rachel se ponía un poco de puntitas, ¡se hubieran besado!

—Oh... —Mandy se sentó en mi cama, colocando las palmas de sus manos sobre sus muslos—, eso sí es raro.

—Mi curiosidad es si Chris sabe de esto... Digo... —mordisqueé mi labio—. Si alguien me hiciera algo así, tendría problemas con ambos, mi novia y mi amigo.

—Pero eso no ha pasado, ¿cierto? Los he visto interactuar normalmente.

—Meh.

Di un par de pasos hasta mi cama, tomando ambas chaquetas y alzándoselas a Mandy, mientras las sobreponía a mi pecho.

—¿Cuál queda mejor?

—La verde, ya tienes una camisa negra —se encogió de hombros—. Para que no parezcas de funeral.

—De todas maneras, no estaré mucho rato con la chaqueta puesta —dejé la verdosa sobre la cama y la otra la fui a guardar—. Ahora, dame un momento.

Tomé mi celular y abrí los mensajes de Andy, pensando que podrían tener algo interesante.

Mi mensaje fue:

“Tengo un grupo de Dance Cover Crew o algo así con Lee y Mandy. A él lo conocimos por Taylor, que es consejero, además de que estuve con él el día de la Bienvenida, por lo que nos llevamos bien... Bueno, ya sabes cómo entras tú a mi coartada”.

Y la respuesta que tuve de este simplón fue:

“Genial”

“Está buena esa coartada”

—No estaba pidiendo tu puta opinión —murmuré—. Oh, Dios —suspiré, llamando un poco la atención de Mandy—. Le hubiera pedido a Wilson o Chris que me ayudaran.

—¿Qué sucede?

—Nada, eso sucede. El idiota me dijo “genial” —traté de imitar un tono de voz más grave—, “está buena esa coartada”.

—¿Y qué más querías?




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