Underclass Hero

Capítulo XXV

“You should know things aren't always what they seem”

La jugada salió mejor de lo que planeamos. En un momento, consideramos la posibilidad de que alguien votara nulo o lo dejara en blanco, pero no ocurrió, ya que todos votamos a favor de MB. De ese modo, lográbamos provocarlos un poco, es decir, quizás esperarían que fuéramos uno de los votos nulo, o en blanco, o que alguno votaría, así sin más, por UH; el escenario era totalmente lo contrario, ni siquiera a nosotros se nos pasó eso por la cabeza. Trágico... Deberán tener más suerte para la próxima que intenten averiguar quiénes somos.

Mi jornada de clases había estado normal, así como mis interacciones con el resto de UH, saludos ocasionales y encuentros divertidos con Andy en la parada del autobús, donde terminábamos yéndonos juntos y hablando de temas triviales. Debo admitir que hablar con él había sido lo mejor de toda la semana, nos reíamos y discutíamos por pequeñeces, pero todo terminaba siendo un ambiente bastante agradable.

Andy me gustaba, y ya me había cansado de esconderlo.

Este día, miércoles, no fue la excepción, y ya caminábamos juntos hacia la parada del autobús. Estábamos solos, a la distancia se veía que ya venía el transporte, me había inclinado un poco para confirmarlo, y fue ahí cuando sentí que Andy tocaba mi hombro. Lo miré, él tenía el ceño levemente fruncido, apretaba sus labios y arrugaba un poco su nariz.

—¿Sí?

—Thurman... ¿Puedo acompañarte hasta tu casa hoy?

—¿Eh? ¿Para qué?

—Necesito hablar contigo, y no siento que hacerlo en el autobús sea muy cómodo.

—Uhm, sí, obvio, no hay problema. Solo que no te pienso invitar a entrar.

—Tampoco dije que quería entrar —suavizó la mirada—. Vamos, sube.

Sabía que, mientras más le insistiera que me dijera de qué quería hablarme camino a mi casa, no me lo diría, pero hice el intento por lo menos cinco veces durante el trayecto, él evadía la pregunta cambiando el tema, señalaba alguna que otra tienda que se encontraba de camino y luego echaba a reír a causa de mis reclamos. Pero, en definitiva, jamás me dijo de qué era lo que quería hablarme, mis nervios iban aumentando, más cuando ya estábamos por bajarnos.

Se puso de pie sin decirme nada, yo lo seguí, acomodé mi mochila en uno de mis hombros. Cuando se abrieron las puertas, dimos las gracias y descendimos del autobús. Quedamos ahí, quietos, en la parada, iba a decirle “ya bajamos, ahora dímelo todo”, pero parecía nervioso y hasta incómodo porque de seguro también pensaba en que era momento de empezar a hablar y decirme lo que quería decirme. Le toqué el brazo, buscando así llamar un poco su atención, y me miró.

—¿Vamos? —dije, y Andy asintió.

En silencio estuvimos los primeros metros, pero eso no duró mucho. Bien sabe él que mi casa no está muy lejos de la parada de autobús, quizás por eso fue que, luego de haber cruzado la calle, me tomó un poco del brazo, no aplicó nada de fuerza, buscaba llamar mi atención. Lo miré algo extrañada, alcé una ceja y fue ahí cuando empezó a hablar, mientras recuperaba el paso, algo lento y pausado. ¿Será esto era un poco más largo? ¿O es por los nervios? Dios, yo también me estaba poniendo nerviosa.

—Ya... Ya nos conocemos hace casi un año, ¿no? —decía—. Y la verdad es que es bastante interesante cómo forjamos una especie de amistad.

—Pero todavía no se cumple un año —dije, él puso cara de fastidio. Me reí—. ¡Perdón, perdón! Creí que debía aclarar aquello.

—Déjame continuar.

—Adelante.

—Bien... Uhm, Thurman, como te decía... —rascó su nuca—. Es interesante el cómo forjamos una especie de amistad, y todo surgió por UH, aunque sí, nos habíamos visto antes. Pero, la primera vez que te vi, no causaste nada en mí, solo la simple curiosidad de todos los estudiantes nuevos, nada diferente a eso, y estoy seguro de que yo tampoco provoqué algo especial en ti.

Se quedó en silencio, ya se empezaba a divisar mi casa y la ansiedad iba creciendo más y más. Le costaba hablar, y si bien quería entenderlo, mis ganas de saber qué mierda me quería decir me estaban consumiendo. Caminábamos lento, pero si no hablaba, incluso a ese ritmo podríamos llegar antes.

—No estés tan seguro —dije—. Me parecías muy desagradable por esa mirada de mierda que traías, como si estuvieras oliendo caca.

Andy rio. Si hablé, fue precisamente para que él siguiera y se destensara un poco, y la verdad es que pareció funcionar. Había cubierto su boca cuando rio, y cuando volví a ver sus labios, estos formaron una pequeña sonrisa en su rostro, esas que le sentaban tan bien. Mierda, me estaba poniendo nerviosa, muy nerviosa. Me fijé de nuevo en el camino...

... quedaban tres casas para llegar a la mía.

—Thurman, creo que las cosas van mejor sin tanto rodeo, ¿no?

—Claro...

—Por eso mismo, y viendo que queda tan poco para llegar a tu casa.

¡Una y media!

—Thurman, la verdad es una sola.

—Okay... —asentí y me detuve.

Ya estábamos en la vereda, frente a mi casa, las cortinas estaban corridas, mi mamá o Derrick ya debían estar en casa, solo esperaba que no estuvieran mirando lo que pasa porque eso solo me pondría extremadamente incómoda... O peor.

—¿Qué es lo que querías decir...?

—Me gustas, ya me cansé de mantenerlo solo para mí. Me gustas, me gustas, y quisiera saber si soy correspondido.

Dejé de funcionar en ese momento, creo que ni siquiera pude parpadear durante largos segundos, y cuando lo hice, agité mi cabeza. Fui incapaz de pronunciar palabra alguna, o sea, no, ah, ¿qué?

—Uhm —desvié la mirada—. ¿Eh? ¿Por qué? ¿O qué? O sea... ¿Para qué? No sé...

Andy me miraba divertido, no aguantó y se puso a reír a carcajadas. No sé qué mierda le encontraba de divertido a la situación. Fruncí el ceño y me crucé de brazos, hasta que él pudo volver a tomar aire y me miró, ya más tranquilo. Me tomó las manos, él las tenía cálidas, y estoy segura de que yo las tenía sudorosas.




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