Unidos por el destino ©

Capítulo 18

Merian

Al entrar en la cafetería el rico olor a café y a los deliciosos postres de Isabela inunda mis fosas nasales haciendo que mi estómago desee proteste. Paso alrededor de las mesas y saludo con una amable sonrisa a cada una de las personas que se encuentran en estos momentos disfrutando de la increíble comida de Isabela.

Cariño, ¡qué alegría verte! –se acerca con una sonrisa llena de afecto.

Yo también me alegro. –nos damos un enorme y afectuoso abrazo, antes de alejarnos de las miradas de algunos de los presentes, situándonos detrás del mostrador.

¿Lo has pasado bien? dime que ese hombre cuida de ti tanto como te mereces, porque si no, Carlos y yo vamos a tener una charla muy seria con él.

No te preocupes, nadie me ha cuidado mejor en toda mi vida, y sí, me lo he pasado muy bien, ha sido una gran experiencia.

No sabes la alegría siento al escucharte. Por cierto ¿has podido hablar con Henry? – niego algo confundida por el cambio de conversación y porque no decirlo, también estoy algo preocupada. El mensaje que le había enviado no me fue devuelto.

No, apenas nos hemos dirigido la palabra desde que se fue del barrio, ¿por qué? ¿ha pasado algo?

Lo vi hace dos días, no parecía estar muy bien. No quiso decirme nada y decidí no insistir.

Voy a hacer lo posible para hablar con él esta misma tarde. – ese chico me va a escuchar quiera o no.

Espero que todo esté bien. – yo también.

Me quedo alrededor de una hora en el local. Me han estado comentando que la cafetería tendrá que cerrar hasta enero. Necesitan tomarse unas buenas vacaciones y respirar tranquilos. Desde que abrieron, no han tenido ni un solo día de descanso y después de haber trabajado tanto, un mes de libertad les vendrá de perlas.

No te olvides de llamarme en cuando hables con Henry. – su preocupación por el chico me enternece. Ha sido como una madre para los dos y siempre le estaremos agradecidos por todo lo que ha hecho por nosotros, espero poder devolverle el favor algún día.

No te preocupes, lo haré.

De acuerdo cielo. Tómate unos días de descanso, te los mereces y ya nos veremos el jueves.

—Sabes que no puedo quedarme en casa sin hacer nada, pero, para que mentir, unos días más de relax me van a venir como anillo al dedo. – más días libres. Por una vez estoy agradecida de tomarme un descanso.

—Cuídate y saluda a Demian de nuestra parte.

—Lo haré. Os quiero.

Hace bastante frío y me encanta. Las navidades están a la vuelta de la esquina y eso se empieza a notar. Pensar que este año, estaré acompañada por ese maravilloso hombre que me ha robado por completo el corazón, logra provocarme sensaciones muy intensas, demasías para el poco tiempo que llevamos juntos. La sensación de saber que tengo a alguien pendiente de mí las veinticuatro horas del día, es algo que no se puede explicar con unas simples palabras. Puede que para algunas personas eso puede resultar cansino o muy pesado, pero para alguien que no ha tenido mucha atención a lo largo de su vida, es algo que no tiene precio.

Unos quince minutos después, entro en el pequeño edificio y al llegar a la puerta de mi apartamento, doy un respingo al ver a Henry sentado en el frío suelo con la cabeza agachada. No tardo nada en correr en su dirección preocupada. En cuanto sus ojos se quedan clavados en mí, esboza una pequeña sonrisa que hace que mi preocupación disminuya.

—Vamos dentro, voy a prepararte una taza gigante de té, estás congelado.

Asiente en silencio. Al abrir la puerta, el chico se levanta dispuesto a seguir mis pasos y una vez dentro del apartamento nos deshacemos de nuestros abrigos para luego caminar hasta la cocina. Henry se acomoda en una de las sillas, mientras que yo voy calentando el agua.

—Alexis y yo hemos terminado. Al menos eso creo, desde que nos hemos mudado con sus padres todo ha cambiado, ya no ha vuelto a ser la misma, es como si fuera otra persona totalmente distinta a la que conocemos. – en el fondo siempre había pensado que mi mejor amiga no llegaría en adaptarse al mundo real. El amor nunca es suficiente y espero que en este caso sí lo sea, por el bien de los dos.

Alexis me ha prometido una y otra vez que jamás iba a dañar a Henry, siempre afirmó que él estaba por delante de cualquier lujo que sus padres podrían darle. Pero, acaba de incumplir su promesa y no sé cómo sentirme al respecto. Cojo las tazas humeantes y me siento a su lado, sigo sin decir nada.

Antes de tener la posibilidad de dar mi opinión, el timbre me avisa de otra visita. Me dirijo con pasos firmes y me tenso todavía más en cuando veo quién está al otro lado de la puerta.

—Dime que Henry está aquí, por favor. – su ruego me hace dudar. Me aparto con la intención de dejarle el camino libre.

Yo cumplo mis promesas, y con eso me refiero a que no pienso meterme en sus problemas de pareja. Seguro que hay alguna explicación para su ¨separación¨. Decido no volver a la cocina con la intención de darles algo de intimidad. Al entrar en mi habitación, me dejo caer en la cama, mi cuerpo agradece que me haya tumbado ya que el cansancio ha dejado huella en mi cuerpo. Mis ojos se empiezan a cerrar y me dejo llevar por los brazos de Morfeo.

Demian

Las cosas no podrían haber salido mejor, mi felicidad en estos momentos está a un nivel que no tiene límites. Mis padres han decidido dejarme el tiempo que necesite para poder hablar con ellos como es debido. Eso es algo que agradezco mucho, sé que me costará tener una buena relación con ellos en estos momentos, no podemos fingir que no ha pasado nada ni tampoco pueden borrar el pasado y sus consecuencias.

Después de haber pasado por la empresa, Nancy me ha llevado a ver el nuevo apartamento. No es nada extravagante, tiene un ambiente muy cálido y eso hará que Merian se sienta muy a gusto estando aquí.




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