Merian
Nos encontramos en uno de los edificios más altos de Detroit, disfrutando de una agradable cena en el piso setenta y uno en el Coach Insignia, todo es muy agradable.
Este día no pudo haber sido mejor, empezando por haber despertado al lado de Demian. Haberme instalado temporalmente en su piso y conocer a la mujer que lo ha criado ha sido muy gratificante. Nancy es un amor de persona y se ha mostrado encantada con mi presencia.
La segunda cosa por la que estoy rebosando de felicidad es, que Alexis ha vuelto ser la de siempre. No han hecho falta palabras para dar a conocer lo arrepentida que está por haber actuado tan indiferente y como yo soy un poco débil, la he perdonado sin pensarlo dos veces.
—Si me disculpan, tengo que ir al servicio, ¿vienes? – me levanto dispuesta a seguir sus pasos.
Entiendo que quiere hablar conmigo a solas y por eso nos hemos alejado de los chicos. Unos minutos a solas nos vendrá bien a las dos.
—Dime por favor, que te está cuidando como te mereces y que está haciendo todo lo posible por hacerte feliz, porque si no es así ten claro que se va a arrepentir de por vida. – su preocupación es evidente y no me esperaba que me preguntara por Demian.
—Se preocupa mucho por mí y me quiere tanto como yo lo quiero a él, pero a veces tengo miedo de que todo esto sea solo un sueño, porque tengo la sensación que todo lo que estoy viviendo va a desaparecer en cualquier momento dejándome huérfana por segunda vez. No sé qué haría si se alejara de mí, estoy dependiendo mucho de su presencia y eso me da mucho miedo... joder Alexis estoy demasiado enamorada de él. – desconozco el momento en el que he empezado a llorar, yo no soy así, no me derrumbo con facilidad. Creo que es la primera vez que me ve llorar y por ese motivo, sus brazos me envuelven con rapidez.
—No tiene nada de malo estar enamorada. Nunca te lo he dicho, pero ese primer día estuve atenta a cada uno de vuestros movimientos y supe que habías hechizado a ese hombre, supe de inmediato que ahí nacería algo único, por eso no quiero que seas negativa, cuida de lo vuestro, porque es algo que ni todo el oro del mundo lo vale. – mi llanto empeora debido a sus palabras.
—Jamás pensé que tendría todo lo que tengo en estos momentos, a mí no me pasan cosas buenas, solo hubo dos cosas que dio un poco de luz a mi vida y eso pasó cuando os conocí a vosotros dos. Todo lo demás había sido oscuro y frío, sufría en silencio, pero Demian me ha salvado y en poco tiempo me ha enseñado a amar, me ha enseñado a dejar de fingir ser feliz para serlo de verdad, por eso tengo tanto miedo de que se aleje de mí. – creo que en el fondo me hacía falta hablar sobre lo que de verdad siento, con Alexis, sabía que ella sería mi apoyo en todo este asunto, pero no he parado de llorar y necesito parar.
—Te entiendo, pero no dejes que nada os afecte y prométeme que nunca lo juzgarás y que siempre vas a creer en su palabra. Puedo apostar que ese hombre se pondría delante de una bala por ti, se merece todo el amor que le estás dando y tú te mereces sus sentimientos. –asiento mientras me enjuago las mejillas.
Al miramos en el espejo las dos damos un pequeño brinco. Tenemos el maquillaje corrido y parecemos dos mapaches, algo que nos hace reír. Por mi parte decido quitarme el maquillaje del todo, mientras que mi mejor amiga se lo vuelve a retocar. Minutos después estamos como si nada, por lo que decidimos salir.
— ¿Por qué habéis tardado tanto?
Nos encogemos de hombros y por la mirada de Demian, sabe que algo ha pasado ahí dentro. También sé que no me preguntará y estoy agradecida por ello.
—Demian y yo hemos hablado sobre la fiesta de navidad, podríamos pasarlo los cuatro juntos.
—Aún quedan dos semanas, pero tenemos que quedar estos días para planear todo. –sonrío encantada al saber que tendremos una salida las dos juntas.
—¿Y tus padres? – espero que no se hayan vuelto a pelear.
—Sé lo que estás pensando, y no, no nos hemos peleado, ellos han decidido ir a pasar las fiestas con el resto de la familia en Nueva York. Querían que los acompañáramos, pero la verdad es que solo quiero estar con vosotros, además sé que Herny y tú habéis pasado las últimas navidades juntos y yo no quería ser un obstáculo. – la abrazo con bastante fuerza. Las cosas nos están yendo bien, y nada ni nadie podrá acabar con eso.
— ¿Lo has pasado bien? – acabamos de llegar a su casa después de habernos despedido de Alexis y mi hermano, ha sido una velada muy agradable.
—Me lo he pasado en grande, ¿y tú? – no hace falta que responda debido a que ya conozco la respuesta. Henry y él han logrado aclarar sus diferencias, algo que me hace muy feliz.
—Siempre que estás conmigo me lo paso bien, así que no hace falta ni preguntar. – dirigimos hasta su habitación abrazados, mientras miles de pensamientos invaden mi cabeza, todos de golpe.
Las mariposas de mi estómago se retuercen por la anticipación. Ya no estamos en un hotel lejos de casa, sino, viviendo en su apartamento donde vamos a compartir cama por más de dos días. Ya no siento nervios. Solo quiero dejarme llevar por el deseo. Me siento sobre la cama intentando parecer tranquila. Me quito los zapatos y los dejo a un lado. Su voz invade cada rincón de la habitación, suena más grave que de costumbre.
—Te deseo más que a nada en este mundo pelirroja, pero quiero hacer las cosas bien, no quiero arriesgar lo que sentimos el uno por el otro. Las mejores cosas se consiguen dando pasos lentos, te mereces lo mejor y procuraré que lo tengas, porque te quiero.
—Sé que hay algo que no me has contado y no entiendo que puede ser, pero quiero que sepas que estoy a tú lado y no pienso alejarme de ti por nada del mundo. – le aseguro en voz baja.
Asiente sin decir ni una sola palabra más. Me pongo de pie con la intención de deshacerme del incómodo vestido y Demian desaparece tras la puerta del baño para darme algo de intimidad.