Unidos por el destino ©

Capítulo 26

Merian

— Creo que estoy embarazada– dejo caer la cabeza, mientras mi boca se abre por la sorpresa. Vaya lío.

— Por el amor de dios Alexis, hace apenas unos meses que hemos empezado la universidad, hace poco que has resuelto los problemas que tenías con tus padres, como eso sea cierto van a degollar a Henry. – no estoy siendo un buen apoyo, pero, tampoco pienso mentir. Sabe que tengo razón.

— Ya lo sé, no necesito que me lo repitan. – me pego en la frente, lo último que necesita es que alguien que la haga sentirse peor.

— Lo siento, ¿ya te has hecho la prueba? – niega a medida que sus ojos van llenándose de lágrimas.

— Ya estamos tardando en reaccionar. Vamos a ir a la farmacia y luego iremos directas al piso de Demian ya que no hay nadie, te haces la prueba y pase lo que pase contarás con todo mi apoyo. – asiente entre sollozos. Pobre chica, a ver, un bebé es una bendición, pero, teniendo en cuenta lo estrictos que son sus padres, el asunto es algo...jodido.

Nos ponemos en marcha hasta la farmacia más cercana y compramos más de un test. Hay que salir de dudas.

...

— ¿Qué haré si sale positivo? – hemos tardado alrededor de diez minutos en llegar al apartamento de Demian y tal como pensaba, no hay nadie.

— Vamos a esperar para ver el resultado. – nos dirigimos al cuarto de invitados, ella desaparece en el baño mientras yo me quedo sentada en la cama. Siento nervios, esto es algo que puede ocurrirnos en cualquier momento, pero, en nuestro caso las cosas son algo diferentes, nosotros no tenemos que rendir cuentas ante nadie.

Mis pensamientos son interrumpidos por el ruido proveniente del salón. Me acerco con cautela, puede que sea Nancy. Pero, al girar mis pasos se aceleran ante la presencia de mi hombre favorito. Los recuerdos de la noche anterior invaden mi cabeza y solo puedo sonreír como una idiota, eso sí, una idiota enamorada.

Mis brazos rodean su cuerpo o al menos lo intentan y dejo caer mi frente en su amplia espalda. Me hace gracia ver que apenas le a la altura de los hombros, pero, me gusta que haya tantas diferencias entre los dos, salvo el color de nuestros ojos, eso es lo único en lo que podemos coincidir. Sus manos acogen las mías llevándolas a los labios, tengo que ponerme de puntillas para ayudar a que lleve a cabo su tierna acción. Tras aquel pequeño roce, se vuelve sin apenas separar nuestros cuerpos, me coge en volandas para dejarme sentada sobre el respaldo del sofá. Se quita la chaqueta y la bufanda azul, dejándolas encima del sofá antes de volver a prestarme toda su atención, abro las piernas y no y tarda en meterse en medio de estas.

— ¿Qué tal lo has pasado? – hace unas horas recibió una llamada de parte de Sandro, y salieron a comer en compañía de su hermano mayor.

— Ha estado bien salir un rato, ¿y tú? – pregunta sobre la piel de mi mejilla antes de presionarlos sobre esta.

— Ni te imaginas lo que está pasando en este mismo momento en el baño del cuarto de invitados. – al ver la confusión de su rostro, le resumo los acontecimientos. Parece algo sorprendido.

— Será mejor que llamemos a Henry, tiene derecho a estar aquí – es lo más lógico, ¿por qué no se me habrá ocurrido?

Mientras Demian se dedica a esperar a que Henry llegue, yo necesito ir para ver porque Alexis está tardando tanto en salir. Aunque puedo intuir el resultado, necesito que ella me lo confirme. Al abrir la puerta de la habitación, mi corazón se congela al verla sentada en el suelo con la espalda pegada a la cama. Me siento a su lado, envolviendo su cuerpo en un gran abrazo y justo en esos momentos se derrumba, llorando como nunca antes lo había hecho.

— No sé qué vamos a hacer, mis padres van a matar a Henry. – se me parte el corazón verla tan mal, sé que sus padres actuarán de la peor forma posible, pero puede que nos equivoquemos y que al final todo vaya a salir bien.

— Te recuerdo que no estás sola, tienes a tú lado a un hombre que te quiere más que a su propia vida, me tienes a mí y a Demian y lo más probable es que tus padres no se lo tomen tan mal. – se aferra a mí con más fuerza, y doy las gracias en cuando veo como la puerta se abre dejando paso a mi hermano.

Al separarme del cuerpo de Alexis, Henry me toma el relevo y en el momento en el que Alexis se ve envuelta en los brazos de su chico, el llanto se vuelva más fuerte. Creo que debería darles algo de intimidad.

¿Bebé en camino? – la pregunta de Demian me hace soltar una leve carcajada.

— Eso parece – me encojo de hombros, mientras me siento encima de su regazo.

— Les irá bien, al menos eso quiero pensar. Son todavía muy jóvenes, pero, se las apañarán, no es como si un tuvieran una estabilidad económica. – a no ser que los padres de la futura mamá, vuelva a darle la espalda. Aunque lo dudo, serán abuelos y eso quieras o no ilusiona.

— ¿Quieras tener hijos? – como se te ocurre preguntar algo tan...complicado. Hay ocasiones en las que dudo de tu inteligencia Merian.

— ¿Es una pregunta o una invitación? – niego repetidas veces. Te quiero hombre, pero, no tanto como para eso y menos siendo tan joven. – Por supuesto que quiero tener hijos, muchos, tantos como podamos. – su respuesta me toma por sorpresa.

— ¿Por qué tantos?

— Mi cuenta bancaria tiene muchos ceros, tantos como te puedes imaginar y sería un desperdicio no tener hijos a los que complacer. – sus ojos han comenzado a brillar. Lo hacen siempre que el tema a tratar es de su agrado y vaya que este lo es, será un padrazo y eso nadie puede negarlo.

Nuestra plática es interrumpida por los pasos de Henry. Está cabizbajo, eso no me permite ver su rostro, por lo tanto, desconozco cuales deben ser sus sentimientos. Me acerco con pasos cautelosos hasta quedar frente a él.

— Se ha quedado dormida. – vale. No está tan mal, sus facciones están relajadas y eso es buena señal.




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