Unidos por el destino ©

Capítulo 27

Demian

Es increíble que no pase ni un solo día, sin que nada estresante ocurra. En estos momentos tengo instalados en mi apartamento a una joven embarazada y a su novio medio histérico. Me gustaría poder aconsejarles en algo, pero, mis experiencias no sirven mucho en estos momentos. Lo que sí creo es, que la vida les está dando un gran regalo que deben recibir con los brazos abiertos. Puede que este no sea el mejor momento para la llegada de un bebé, pero estoy seguro que todo saldrá bien. Al menos eso espero.

Henry me ha pedido el favor de quedarse esta noche en casa, solo por el miedo que tiene de quedarse a solas con Alexis. Teme no saber reaccionar en el caso de que el llanto y los gritos regresen. Algo, que seguramente vuelva a pasar en el momento en el que la chica despierte y recuerde su estado.

— Necesito hablar contigo unos minutos. – asiente. Se levanta decidido a seguir mis pasos.

— Yo iré a ver a Alexis. –Merian desaparece por el pasillo que lleva directo a la habitación.

Una vez en mi despacho, no puedo evitar pensar en lo vacío que está. Solo hay un escritorio de color blanco bastante amplio, junto a una silla de color marrón oscuro. Está claro que debo añadir más cosas para que parezca todo más acogedor. Sacudo la cabeza para deshacerme de esos pensamientos, no es momento para pensar en cosas tan tontas.

— Te diría que tomes asiento, pero... – me encojo de hombros mientras me apoyo en el escritorio.

— ¿De qué querías hablar?

— Quiero que sepas que de verdad tenéis todo mi apoyo, si los padres de Alexis no aceptan el embarazo y no quiere brindarles apoyo, no quiero que te preocupes por nada, te daré trabajo si así lo deseas, y os podréis quedar aquí hasta que encontréis algo.

— No sabes cuánto agradezco tu amabilidad, intentaré molestar lo menos posible, lo que nos estas ofreciendo es mucho, al menos para mí. Ni Merian ni yo nos hemos criado con tanto, pero Alexis no está muy acostumbrada a tener poco, será difícil volver a empezar de cero si sus padres no deciden negar su apoyo.

— No quiero que lo consideres como limosna o como un préstamo, te estoy ofreciendo una estabilidad. – ayudar siempre es algo bueno. Son la única familia de mi chica, lo hago más que nada por ella.

— Todavía no me lo creo. – se frota la cara varias veces, el chico parece asustado de verdad.

— Tienes que estar tranquilo, todas esas dudas y el miedo que tienes, desaparecerán en cuanto tengas a ese pequeño o pequeña en tus brazos. Es cuando podrás apreciar la vida.

— Hablas como si tuvieras experiencia en el tema y como me digas que mi pequeña hermana también está embarazada eres hombre muerto. – escupe son seriedad y con los ojos rojos, yo me dedico a mirarle con algo de burla.

— Sé lo que estás pensando y no es lo mismo, Alexis y yo llevamos juntos tres años, pero tú llevas con mi hermana muy poco tiempo como para dejarla embarazada. – me encojo de hombros con cierta despreocupación. ¿Es que siguen sin darse cuenta que el tema no vale nada cuando dos personas se aman?

— Tengo amigos que son padres y te aseguro que nunca les he visto tan felices, esos niños les ha dado la vida. – agradezco que no sepa nada acerca de mi matrimonio, ni del divorcio, ni mucho menos de mis hijastros.

— De acuerdo, pero ahora me toca hablar a mí. Estoy bastante preocupado por el hecho de que seas mayor que mi hermana, tú has tenido la oportunidad de vivir y experimentar cosas que ella no ha podido y aunque parezca toda una luchadora, en el fondo lo único que desea es a alguien que la cuide y que esté a su lado en los buenos y en los malos momentos. Necesito saber el motivo por el cual de has fijado en ella, sé que es preciosa, eso es algo que hasta un ciego se daría cuenta. Quiero los motivos reales, porque es difícil imaginarse cosas buenas cuando ves a un hombre mayor de la mano de alguien tan joven. – estoy a punto de soltar una grosería, pero, no lo hago. Solo está preocupado.

— No hay nada que decir sobre el tema. Nos encontramos por pura casualidad y no te voy a mentir diciéndote que no me fijé en su belleza, porque lo hice. Me enamoré sin darme cuenta de su fuerza, de su carisma y de su testarudez. – por su pelo, por las pecas de su nariz, por aquellos labios que

— Cuando la conocí era apenas una niña, me había quedado hipnotizado nada más verla: la piel blanca, sus ojos azules y el pelo largo y naranja, parecía un ángel y creí haberme enamorado, pero en el momento en el que vi el dolor que ocultaban sus ojos, comprendí que debía cuidarla y estar siempre con ella. Empecé a verla como a una hermana, en la vida había querido tanto a una persona, nadie se merece ser más feliz que ella, lo da todo sin esperar nada a cambio, se desvive por los demás. No quiero que le hagan daño, a ella no, es mi pequeña y mataría por ella, así que cumple con tus palabras, su felicidad es todo lo que me importa.

Los latidos de mi corazón han acelerado su ritmo, me es difícil imaginar a mi hermosa chica sola y necesitada de amor. Jamás voy a entender ni a perdonar a las personas que le han dado la vida, la han dejado sola y desprotegida. Ha tenido que luchar sola y salir adelante sin unos padres que la respalden.

 




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