Unidos por el destino ©

Capítulo 34

Demian

—No me entusiasma la idea de dejarte sola.

—No quiero que te preocupes por nada, estaré bien y tú tienes deberes con los que cumplir, no quiero que descuides tu trabajo por mí.

—Solo serán tres días como mucho, haré lo posible por volver antes...

—Venga hombre, que solo serán setenta y dos horas y nos vamos por trabajo no a la guerra – gruño molesto en cuando las molestas palabras de Sandro frenan las mías.

Decido ignorarlo porque en estos momentos lo último que necesito es molestarme, no quiero acabar dándole un buen puñetazo al hombre que ha decidido acompañarme en esta locura.

—Demian, estaré bien y te prometo que solo saldré si es precisamente necesario.

—No te estoy impidiendo salir, simplemente necesito saber que estarás acompañada cada vez que vayas a estar fuera.

—Los chicos y Henry van a estar detrás de mí todo el rato así que por eso no te preocupes.

—Mira que sois pesados... – los dos nos sincronizamos para fulminar a Sandro con la mirada, pero, decidimos seguir ignorándolo.

—Ten cuidado y llámame cuando llegues.

—Lo haré, nos vemos en tres días, te quiero mucho nena.

—Yo te quiero más grandullón.

Antes de que poder hacer algún movimiento, Meri entrelaza sus manos detrás de mi nuca acercándome hasta que apenas hay distancia entre nuestros rostros. Acabo de olvidarme del viaje y de la presencia de Sandro.

— ¿De verdad tienes que irte? – pregunta sobre mis labios.

—Ahora me lo estoy planteando, pero por desgracia tendré que irme.

—De acuerdo, vete antes de que montemos un mayor espectáculo delante de tu amigo.

Tras un último y casto beso, me agacho para coger el pequeño equipaje –que Merian se ha ofrecido a organizar– y sin hacer ni decir nada más me vuelvo para irme, porque un poco más y mando a la mierda el viaje y a Sandro.

Una vez en la carretera, vuelvo a pensar en lo que estoy a punto de hacer y sí es lo correcto. Días atrás estuve haciendo algunas llamadas para averiguar dónde se ha llevado el padre biológico de Silvia y Lucas, a la que fue mi familia. Todavía tenemos muchas cosas de las que hablar y por aclarar, primero, porque Lucas y Silvia siguen llevando mi apellido, por lo tanto, siguen siendo mis hijos. Segundo, aún tengo que saber el porqué de la actitud de Silvia y la razón por la cual estuvo a punto de cargarse mi relación con Meri. Tercero y lo más importante, saber si han tenido algo que ver con lo que pasó en aquel apartamento.

— ¿Se puede saber por qué habéis montando una escena tan cursi? Solo estarás fuera tres días – al parecer, Sandro se ha decido joderme el día y en estos momentos me arrepiento de haber accedido que me haga compañía.

Me encojo de hombros sin querer darle una respuesta.

—Vamos tío, te conozco mejor que nadie y eso quiere decir que algo te tiene inquieto.

Suelto un gran y pesado suspiro, intentando así ganar algo más de tiempo para encontrar las palabras más adecuadas antes de darle una respuesta.

—Puede que suene algo raro lo que voy a decir...tengo miedo.

—Miedo ¿de qué?

—De que todo lo que estoy viviendo sea algo pasajero, hay días en los que despierto antes que ella solo para comprobar si sigue dormida a mi lado y estoy seguro que estos tres días se me van a hacer eternos.

—No sé cuántas veces te lo tendré que repetir, esa mujer no se va a ir a ninguna parte y eso lo sabe todo aquel que os conoce y os han visto juntos.

—Tardaré un poco más en creerme eso, mejor dime cómo va todo con la adopción.

—Eres un imbécil, pero te lo dejo pasar, y sobre la adopción todo va bien, creo te tardarán un poco más, algo así como dos semanas, estamos muy emocionados con la llegada de Jacob.

Seguimos hablando hasta llegar la pista en donde el jet nos espera para llevarnos hasta nuestro destino; Colorado,Denver.

...

¨Le informamos que en quince minutos estaremos aterrizando en la ciudad de Denver, les rogamos que se abrochen los cinturones, gracias¨

—Cómo me alegro de que solo hayan sido tres horas de vuelo.

Asiento dándole la razón, lo bueno de este viaje es que la distancia es corta y no hemos tardado nada en llegar. Ahora mismo son las 4:00pm, por lo tanto, no pienso desgastar ni un minuto más, iré directo a la dirección que he conseguido y resolveré todo, esta misma tarde.

— ¿Esperarás hasta mañana o irás ahora?

—Iré en el mismo instante en el que este avión aterrice.

— ¿No será mejor que primero pasemos por el hotel para dejar las cosas y luego ir los dos?

Niego como respuesta, le he dejado acompañarme porque él me lo ha pedido, pero, no pienso dejar que esté en medio de algo que puede que no salga muy bien.

Siento como si los minutos que quedan para estar en tierra se hacen eterno, eso no hace más que alimentar mis nervios. Necesito cerrar esta etapa de mi vida de una vez por todas, puede que no sea algo de suma importancia, pero para mí sí lo es. Si logro resolver todos los puntos que aún me quedan pendientes podré estar mucho más tranquilo, no es que ahora no lo esté, lo que pasa es que en el fondo siento que me debo esto.

—Hasta dentro de tres días, señores – nos despedimos del piloto y de las azafatas con amabilidad, antes de caminar hacía el Range Rover que nos espera a unos pocos metros del avión.

—Buenas tardes señores, ¿cuál es el destino?

—Buenas tardes, al hotel Four Seasons. – el hombre asiente y segundos después ya estamos de camino al hotel para que Sandro pueda instalarse.

— ¿Vamos a compartir habitación, cariño? –ruedo los ojos en cuando le escucho hablar y puedo ver como el chofer nos mira por el espejo retrovisor.

—Te aconsejo que dejes de joder, no estoy para bromas.

—Qué aburrido eres, no sé cómo se ha podido fijar en ti una adolescente, eres un viejo cascarrabias. –cierro los ojos e intento tranquilizarme, porque en cualquier momento estallaré y Sandro no acabará muy bien parado.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.