Unidos Por Siempre

Capítulo 15

Sofía y Margarita miraron como Derek se alejaba escapando de ahí el día que era de lo mejor se había trasforma en uno deprimente, debido a las intenciones de Margarita que eran buenas intenciones, pero nunca pensó que en detenerse en averiguar si Derek estaba listo para tener frente a frente a su madre. Dentro de su habitación Margarita con la voz triste dijo.

—¡Lo siento Sofí!

—¿Por qué? —cuestiono.

—Por arruinar este día. Quería que Derek finalmente sea libre de nuestra promesa. Por eso los guie hasta aquí. quería que se encontrara con mamá y que sepa que ella no lo culpa por ese día.

—Tranquila Margarita sé que tus intenciones eran buenas —la abrazo —y estoy seguro que él también lo sabe —limpio la pequeña lágrima espectral que rodaba por las mejillas de su hermana. —No solo no entiendo porque se fue así.

Margarita camino hasta la ventana —las promesas. Son importantes para él. En toda su vida solo ha cumplido una y es estar siempre conmigo. Las otras que hizo no las pudo cumplir.

—¿Qué promesas eran esas?

—Prometió llevar a su madre a volar cuando fuera piloto de la fuerza aérea. Tiene la licencia de piloto, pero no cumplió su sueño de ser oficial de la fuerza aérea y llevar a su mamá a volar. Pero se siente más culpable por la promesa que le hizo a mamá cuando cumplí los ocho años. 

—¿Qué promesa fue esa?

Margarita se volvió a mirarla —le prometió que siempre me cuidaría. Que me iba a proteger, pero dos semanas después… —sollozo —es mi culpa si no lo hubiera amenazado con delatarlo. Él hubiera cumplido todo lo que prometió y seguramente ustedes estaría juntos. ¡Lo siento mucho Sofí! —lloro.

Sofía corrió y la abrazo con fuerza —no esto no es tu culpa. Son cosas que pasan y no podemos hacer nada para cambiarlas. Nada de esto es tu culpa.

La puerta se abrió —Sofía —era su madre —¿con quién hablas? —pregunto. Sofía quería decirle que estaba hablando con Margarita. Quería gritarle que estaba ahí de frente a ella, pero ella no podía verla.

Sofía se limpió las lágrimas que escaparon de sus ojos —voy a salir mamá. Esperen aquí —dijo en plural. A lo su mamá la miro confundida, pero no dijo nada.

Sofía salió de caso tomando el primer taxi para ir a casa de Derek.

Derek sentado en el graderío de la entrada al colegio por el área del parque con los hombros encogidos al recordar la casa de la señora Florencia. Era un día tan agradable y se volvió sombrío acompañado del viento frio de la tarde. Sentado ahí con el colegio detrás, el parque frente suyo y el río a su izquierda era su realidad desde hace diez años o posiblemente desde que llego por primera vez aquí. pero esta era su triste realidad, con Sofía era libre, o solamente ella había logrado abrir la puerta de su celda, pero se negaba a querer salir de ella. Los meses de invierno que antes solía disfrutar debía que la lluvia traía el aroma del cielo hasta sus fosas nasales, le gustaba esos días de intensa lluvia en los que salía a correr bajo la lluvia o subir a la terraza a mirar como la lluvia caía sobre la ciudad y más cuando era acompañada por una ligera granizada. Todos esos momentos ahora eran reemplazados por un temor.

Esta época de invierno era cuando Margarita se fue el río era más fuerte y ese sonido llegaba hasta sus oídos, incluso cuando estaba en casa ese sonido de las aguas del río agitándose contra las rocas llegaban a él haciéndolo recordar cada choque le hacía recordar ese día, cada brisa que agitaba las ramas de los árboles de los eucaliptos. Los truenos en la distancia los cielos nublados todo eso le causaba tanto dolor de ese día. Derek sintió su cabeza darle vueltas sentía que si se levantaba caería al suelo. Los ojos desorbitados miraban como todo a su alrededor le daba vueltas y los fragmentos de memoria de ese día regresaban sujetándose la cabeza se decía.

—¡Basta! ¡Detente! —recordando las palabras de Margarita cuando cruzaron al otro lado.

El miedo que sentía cuando su mamá se entere que se fugó del colegio. Sus últimas palabras pidiéndole que nunca la abandone, él prometiendo que así lo haría. Desde ese día solo pensó en su promesa, en evitar que estudiantes irresponsables como él lo era en su juventud hicieran lo mismo. Nunca se detuvo a pensar si esto era lo que quería, pasar toda su vida evitando que adolescente rebeldes intenten fugarse. Cuando ya no estuviera ahí como grabaría su tumba. Como Derek, el conserje que evitaba que los estudiantes se fuguen. Lo grabarían en una placa para su tumba y otra para estar colgada en los muros de este colegio.

—¡Aquí estás! —escucho la suave voz de Sofía y su cabeza dejo de dar vueltas con solo escucharla. —No te encontré en casa así que supuse que estarías aquí.  —camino hasta él sentándose junto a él sujetando su mano —todavía duele ¿cierto?

—Como el día en que se fue. Desde ese día siento que estoy muerto en vida. Atrapado en esto —miro su entorno. Esto era su vida.

—No estás muerto —presiono su mano —sientes eso —Derek la miro y asintió —esto —acaricio su mejilla —volvió asentir —y esto —lo beso. Volvió asentir —si sientes todo esto. Es porque estas vivo. Solo debes perdonarte a ti mismo. Mi mamá no te culpa por lo ocurrido. Nunca lo hizo.

—No cumplí mi promesa Sofía. Como puedo mirar a los ojos a una persona que confió en mí y no pude cumplir una promesa que le hice.




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