Unidos Por Una Perfecta Melodia

Capitulo 2

 

Me estrujo los ojos cuando me despierto al día siguiente en mi habitación. Tengo unas ojeras horribles, y aun tengo la cara adormilada, en pocas palabras, doy asco.

Como siempre…

Tengo la habitación echa un desastre pero hoy estoy tan cansada que la dejaré así por una semana más, igual, nadie que no sea Nina entra a mi cueva.

Suspiro cansada, saliendo de mi habitación, encontrándome con mi amiga haciendo el desayuno.

Si, hace dos años que vivimos juntas en un pequeño piso que cuentan con dos habitaciones, un baño y una pequeña cocina, ha sido lo más económico que hemos encontrado y estamos satisfechas, desde el principio habíamos quedado que no sería algo tan grande, sino algo sencillo y pequeño, y acá lo tenemos.

—He estado trabajando en una receta exquisita, se que va a gustarte.

Me siento en el mini sofá que tenemos en la mini sala de estar.

— ¿Qué es?

—Es pasta al horno con salsa bechamel, se usan bastante en la lasaña, pero quiero hacerlo de otra forma—Me dice, metiéndole el dedo a la olla para probar lo que sea que esté haciendo.

— ¿Te has levantado inspirada? —Inquiero, enarcando una ceja.

—Sí, me gusto pasar la noche con Mauro. —Me responde con una sonrisita. —Y tengo un proyecto la semana que viene, tengo que presentar un exquisito plato a los dueños de unos de los mejores restaurant.

—Es lo bueno de tener una amiga que estudie gastronomía. —Suspiro.

Ella sigue con lo suyo con una sonrisa mientras yo miro mi móvil sin mucho interés. Solo veo fotos de chicas de mí clase.

—Yo quisiera ser tú algunas veces, ¿sabes? —Me dice Nina, sentándose a mi lado.

Frunzo el ceño, extrañada.

— ¿Qué quieres?

Ella abre la boca indignada, cruzándose de brazos.

— ¡No quiero nada, estúpida! —Chilla, negando con la cabeza. —Solo que… anoche estabas idiotizada por el guitarrista amigo de Mauro y de la nada, los veo hablando tan en confianza como si se conocieran de años.

Sonrío, recordando cada rasgo de su precioso rostro.

Sí, yo aun ni me lo creo. No mentiré, cuando llegue del concierto busque sus canciones y casi boto baba en mi propia almohada.

— ¿No lo has buscado en Instagram? —Inquiere, tomando mi móvil.

—No, no se me ocurrió, y tampoco lo haré.

Ella me mira confusa.

— ¿Por qué no?

—Nina, no quiero verme como una acosadora o como una de esas fans obsesionadas. —Pongo los ojos en blanco, quitándole mi móvil.

—No creo que se dé cuenta que lo sigues en un millón de seguidores, Heaven.

—No lo haré—Reitero, guardándome el móvil en el bolsillo.

Ella suspira, mirándome como si quisiera matarme.

—Tienes la oportunidad de ligarte con un famoso cantante y no la aprovechas. —Masculla.

—Tu estas más cerca de estar con él, después de todo te estás ligando al mejor amigo.

Ella pone una mueca, pero luego sonríe ampliamente.

— ¿Y si lo invitamos a comer?

—La verdad es que Mauro me cayó muy bien. —Asiento con la cabeza.

— ¡Genial! —Se entusiasma mucho más.

Ella se pierde en su habitación supongo que para llamarlo.

Yo también lo hago, abriendo el portátil para hacer los trabajos pendientes que tengo de la Universidad.

Pero no llego a concentrarme, busco en mi móvil el número de mi tío, recordando la conversación que tuve con el cantante.

—Buenas buenas…—Canturrea mi tío al otro lado de la línea. —Hacia meses que no me llamabas, ¿A qué se debe este privilegio?

—Hola tío. —Saludo con una sonrisa. —Oye, necesito hacerte una pregunta.

—Claro, para algo debo servirle a la patria ¿no?

Carraspeo, nerviosa.

— ¿Aun tienes mi piano? —Pregunto, nerviosa.

—Claro que si, muchas veces pensé en venderlo, pero sé que me matarías, y yo valoro mi vida.

Sonrío ampliamente.

—Eso es genial, me hace mucha falta. —Comento, alegre.

— ¿Quieres que te lo lleve?

Frunzo el ceño, confusa.

— ¿Cómo lo harás?

—Tengo una nueva camioneta y lo bueno es que tu piano es eléctrico, no será muy difícil.

Elevo las cejas, sorprendida.

—Oh, vale…. —No puedo borrar la sonrisa que cargo. —Me harías completamente feliz si lo haces.

—Dame media hora y estaré ahí

Colgamos al mismo tiempo, salgo de mi habitación con una sonrisa de oreja a oreja, encontrándome con mi amiga que está terminando la comida.

—Mauro viene en unos minutos. —Avisa con una sonrisa sospechosa.

Entrecierro los ojos en su dirección.

— ¿Qué tramas?

Ella vuelve abrir la boca fingiendo indignación, se lleva la mano en el corazón.

—Hoy estamos muy ofensivas, Heaven. —Se alarma, apagando las hornillas.

—Solo hice una pregunta.

Me quedo en la sala mientras ella se cambia de ropa, mi tío me manda una foto del piano, logrando sacarme una sonrisa.

Preparo la mesa poniendo tres platos, mi amiga sale y me deja confusa cuando pone un plato más, justo a mi lado.

— ¿Qué...?

Me callo cuando el timbre suena y ella sale corriendo antes de poder decir nada. Se escuchan saludos en la puerta, sigo mirando el plato puesto al lado del mío con curiosidad. Salgo de la cocina, encontrándome con dos chicos.

Mi mirada cae en un chico en específico, me giro rápidamente a ver al ligue de mi amiga cuando el otro me mira.

—Hola, Mauro. Qué lindo tenerte aquí. —Lo saludo con una sonrisa.

—Heaven, ¿Cómo estás? —Me devuelve el saludo.

—Bastante bien, teniendo en cuenta el trasnocho.

El ríe, divertido.

—Ya lo creo, ser amigo de este… —Señala a su derecha. —…tiene muchas desventajas

Sonrío bastante tensa, evitando cierta mirada porque sé que estoy sonrojada. Miro a mi amiga que me sonríe malévolamente, guiñándome el ojo.

—El almuerzo está listo, vamos o se enfriará. —Habla mi amiga, llevándose a su ligue con ella.




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