Historia: Universo de Imagination. La Era de las Bestias (Erol Bestial)
Volumen 1: Campeonato Sub Menor de Konor.
Capítulo 1. Parte 1: La Reunión De Dos Poderosos. La Verdad Escondida Sobre Un Arcano.
La fresca brisa y los candentes rayos del sol sobre las techumbres de las casas y las ramas de los árboles indicaban que el día amaneció contento y alegre. El viento jugueteaba con las hojas verdosas de los árboles frutales que descansaban sobre las calles de una población grande y bulliciosa. Se podía escuchar por doquier los baladros de los niños animando las calladas calles con juegos tradicionales, el latoso sonido de los yunques siendo golpeados dentro las fraguas, y la voz de mando de los jefes militares, preparando a sus soldados para la guerra. Se podía apreciar las calidez de las calles de los Árboles de Cerezos, el idílico olor que despedían sus flores amenizaba cualquier entorno que fuere.
Todo era ameno y apaciguado en un taciturno panorama marcado por leyes, un buen entorno y la tranquilidad de sus aldeanos.
En la cima de un menudo monte, situado sobre un valle dentro de la gran aldea, estaba edificado el colosal Palacio Real de la Aldea del Honor, Konor; en una de las galerías situada en los vastos adentros del palacio, estaba situada la gran Oficina del Quinto Bestkage de la Aldea del Honor, la aldea que fundó el Primer Bestkage, el mismo entrenador que se convirtió en el Padre de las Bestias gracias a su gran versatilidad con la conquista continua y su avanzada inteligencia con los inventos; si, ese mismo, Ren Orechime, el mayor conquistador e inventor de Erol Bestial.
El Quinto Bestkage, Reinor Orechime, quinto sucesor al mando del todo el Clan Orechime, se encontraba con suma apacigües en su oficina, sentado sobre su cómoda y elegante silla, esperando con ansias la llegada del sujeto que le envió una misiva, relatando sobre el papel sellado en lacre que quería departir con él sobre cosas importantes que beneficiaba a la aldea en muchos matices.
La copa de vino que sujetaba en su mano diestra hacía un tintineo a causa del movimiento de los pedazos de hielo en su interior, se notaba a legua la molestia del retraso del sujeto encomendado, pues un hombre dedicado al entrenamiento y obligado a su trabajo no era de esperarse la incomodidad en su erguido temple.
Se echó un buen trago cuando escuchó la puerta ser golpeada desde afuera. No respondieron ninguno de los dos. Disfrutó el sabor idílico del vino en su boca por un buen rato y luego tragó. La puerta fue golpeada por segunda vez.
—Entre, la puerta está abierta—ordenó Reinor por fin.
La persona detrás de la puerta la empujó y entró.
El sujeto no dudó en confesar su retraso con pleitesía al momento que se colocó delante de su superior:
—Disculpe mi retraso, Quinto Bestkage, pero tuve unos inconvenientes que solucionar antes de venir delante de su presencia.
Reinor, colocando una cara de obviedad, de repente explotó en carcajadas. El sujeto se quedó en total silencio, sin decir o replicar absolutamente nada, no sabía el porque de las repentinas carcajadas y tampoco quería saberlo, solo esperó.
—Escorp, amigo mío, realmente te ves ridículo demostrando pleitesía a tus superiores—se carcajeó—. ¿Cuántas veces te voy a decir que me trates como tú mejor amigo, el único que has tenido, y no como el puto Bestkage que debe estar todo el tiempo seriecito y amargado para mostrar respeto? Somos coetáneos, tenemos casi la mismas habilidades entrenando Bestias. ¿Ahora porque mostrar respeto?
—Siempre jodiéndome la vida, Reinor, amigo del alma, nada ha cambiado desde ese entonces.
Reinor acabó con el vino restante de un solo trago y dejó la copa sobre la mesa, se levantó de su silla y se dirigió a dónde estaba su mejor amigo. Los dos al encontrarse cara a cara, estrecharon sus manos con fuerza y se abrazaron, dándose golpes en sus espaldas como de costumbre.
—Te extrañé, viejo amigo—le dijo Reinor al apartase de él.
—Yo también, viejo amigo—reafirmó Escorp, ufano.
—Siéntate, Escorp—le invitó a sentarse—, tengo cosas importantes que departir contigo.
Escorp acató y tomó asiento. Lo mismo hizo Reinor.
—Escorp, desde que realizamos el último examen juntos para convertirnos en Entrenadores Bestiales en la Escuela de Bestias no nos volvimos a ver. Han pasado muchos años desde ese entonces.
—Eras un versado entrenando Bestias que te contrataron para el Escuadrón Elite de Konor, los Konoichis, después que terminamos la escuela—apuntó Escorp—; yo simplemente me anotaron para el Grupo 2 para competir por las Placas de Reconocimiento para empezar a realizar misiones con mis nuevos compañeros. Lo logré cuando le pude ganar a Norhkor para darle la victoria a mi equipo, ese fue el mejor día de mi vida.