Universo Heraldo: Alhelí

Jack

Era ella, no podía equivocarme, sus ojos de miel, su tez morena y ese cabello castaño que caía hasta la mitad de su espalda, el cual no pude detallar la última vez. Llevaba unos vaqueros ajustados y una blusa sin mangas que dejaba al descubierto su abdomen. Sin embargo, algo le había pasado, tenía vendajes en su mano derecha, y brazo izquierdo, además de unos cuantos raspones en su rostro. A pesar de todo eso era más bonita de lo que llegué a percibir aquel día en el hospital.

—¿Qué haces aquí? —pregunté extrañado

—Me dirigía a Mist Lake, tengo tres semanas libres por unas guardias acumuladas y pensé en ir a visitar a mis padres —empezó a decir ella con una voz tan suave que me hizo sentir relajado—. Pero el autobús donde iba tuvo un accidente a un par de kilómetros de aquí, alguien se le atravesó al conductor y el vehículo se volcó.

—Se lo que se siente eso… —comenté prestándole atención más al tono de su voz que a lo que decía—. ¿Pero tú estás bien?

Alison miró sus vendajes y luego me sonrió.

—Esto es superficial, en realidad tuve que asistir a los paramédicos de la ambulancia, más que todo con los primeros auxilios de los heridos de gravedad, sin embargo, no pude irme con ellos.

—¿Y qué vas a hacer? Mist Lake está a como mínimo un par de horas.

—Pues si —afirmó ella con desgano—, venía a ver si aquí podía conseguir un teléfono y…

—¿Si…? —le pregunté animándola a continuar, dado su mutismo.

—No tengo idea de que hacer… —confesó ella con una mueca apática.

—Yo tengo un auto…es decir no es mío, es de un amigo. En realidad es un jeep, pero hay espacio. Y vamos rumbo a Star Coast. Si gustas podemos llevarte hasta un terminal donde puedas tomar algo que te lleve a Mist…

—Dame un momento, Jack. —replicó ella con un tono de voz que me transmitió algo de desconfianza.

Alison se quedó pensando unos instantes, y sin decirme nada más fue a hablar con el vendedor. Le pidió nuevamente el teléfono y cuando lo tuvo en sus manos empezó a marcar, para luego quedarse de pie esperando una respuesta.

En aquel instante comprendí que la idea que le acababa de dar, a sus ojos le pareció poco aconsejable. Apenas me conocía y yo le estaba pidiendo que se fuera conmigo y unos amigos que ni sabía quiénes eran.

No quería quedarme parado allí, podría pensar que era algún acosador que quería secuestrarla o algo peor. Así que opté por irme.

Cuando salí de la tienda, el cielo anaranjado a mis espaldas era arrastrado detrás de las montañas por la negrura de la noche. Pensé una vez más en Alison, pero seguramente podría llamar a un taxi, seguro estaría bien.

Ya estaba dispuesto a irme cuando me gire por última vez, entonces noté que ella me miraba a través de la ventana, su mirada era estoica, y aunque sostenía el teléfono cerca de su rostro, no parecía estar hablando.

Me sentí tentado a alzar la mano y despedirme, pero ni siquiera eso pude hacer. Así que con las bolsas en mis manos camine en dirección al wrangler de nuevo.

—¡Jack!

No acabé de dar una docena de pasos cuando escuché la voz de Alison y al darme la vuelta la vi que venía trotando hacia mí

—¿A dónde vas? —me preguntó sorprendida.

—Pues… Iba a ver si ya pudieron reparar el jeep. Eso es todo. —Hice una pausa contemplándola de arriba abajo, ella estaba alarmada—. ¿Pudiste comunicarte con alguien?

—Estaba llamando a un taxi pero ninguna línea me contesta —comentó sombríamente—. Jack, se está haciendo de noche y no me quiero quedar aquí ¿Tus amigos aceptarían que vaya con ustedes?

—No creo que haya ningún problema —afirmé al tiempo que con un gesto la anime a integrarse a mi marcha.

—¿Cómo te has sentido? —me preguntó luego de que diéramos unos pasos.

—Mejor, aunque me hubiera gustado reposar más, he tenido que hacer este viaje de emergencia.

—¿Sucedió algo grave?

—No tanto, solo cosas de trabajo.

—Pensé que estabas de vacaciones.

—Deja que te cuente…

 

Para el momento en que regresamos al Jeep nos encontramos con Bobby, quien en compañía de mi hermano y Ralph, aún luchaba por encenderlo.

—Si esta cosa no enciende estaré en muchos problemas —susurré.

—No digas eso ¡Ya va a encender! —replicó Bobby que con sus fornidos brazos parecía intentar arrancar el volante—. ¡Muevan ese borne otra vez… ¡Maldita batería!

Alison soltó una leve carcajada, la cual escondió tapándose la boca, entonces sus uñas centellearon, gracias al esmalte verdoso que las cubría.

—¡Dale otra vez! —gritó Ralph desde el capó del jeep.

Bobby intentó encender el vehículo pero solo consiguió un ligero «trak» que vino desde la batería.

—Echó chispas —añadió Peter.

—¿Y se llaman mecánicos? —bramó Bobby bajándose del jeep para dirigirse al capó.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.