Universo League Of Leguends: La Leyenda Del Rey Lobo

Capitulo II: EL RETORNO DE LA MATRIARCA

Noroeste Freljordiano.

Tras el retorno de la matriarca Gnauril y el regreso de su respectiva sucesora, la temeraria Thenglir, los miembros supervivientes del ataque lobuno habían informado a Gnauril sobre las pérdidas de suministros y habían solicitado a su matriarca la ayuda de su hija para una gran incursión hacia los bosques y los témpanos de hielo, donde se decía que habitaban los lobos wulfar del Freljord. Se decía que aquellos lobos no eran como los lobos diente helado, estos lobos eran gigantes, parecían basiliscos enormes con fauces capaces de hacer pedazos al berserker más experimentado, se decía incluso que eran capaces de matar osunos con una facilidad innegables; aquel día se había reunido una cantidad considerable de guerreros y jurasangres de la actual matriarca, su propósito era claro, eliminar a la manada de lobos en los témpanos de hielo y dar fin a la loba blanca que había aterrorizado a la tribu y terminar con aquel escollo de una vez por todas. Sin embargo, la negativa de la matriarca Gnauril fue la única que escucharon y Thenglir, su respectiva sucesora tuvo que reprimir su cólera hasta que todo el mundo se hubiera retirado del salón del lobo.
Cuando todos los presentes se hubieron retirado de la estancia, cuando los jurasangre hubieron abandonado la yurta y el ambiente se hubiera llenado de un silencio espectral donde solo el viento gélido se dejaba lucir; Thenglir, hija de la matriarca, Gnauril y sucesora como matriarca de la tribu, empezo a meditar en la respuesta de su madre; al principio la miro con furia y frustracion, y acto seguido hecho un resoplido mirando los pelajes y cabezas de los lobos gigantes que estaban ataviados en un sillón enorme parecido a un trono de rostros acusadores.

Aquel era el asiento de la matriarca Gnauril, pero por lo visto nadie se había sentado nunca en él; ni siquiera la matriarca.

Aquel trono lobuno quedaba como una carcasa desecha, como una reliquia olvidada, por supuesto Gnauril y Thenglir nunca se habían sentado en aquel trono envuelto en pieles de lobos. Gnauril siempre le recordaba a su sucesora que aquel trono era la vergüenza de su gente. Aquel trono mostraba la tiranía del pasado de los Garra Implacable, de sus constantes achacos y asesinatos a los lobos gigantes. Pero Thenglir no tenía tiempo para recordatorios. Ella solo estaba ahí por la negativa de su madre. Por un instante Thenglir estuvo apunto de gritar un improperio, pero Gnauril hablo primero:

— Cuando Burskain habló sobre aquel joven-lobo me puse a pensar. Me puse a pensar sobre la naturaleza del mundo que nos rodea, y sobre las señales que estan por venir —. Gnauril tomó su bastón rematado por rostros extraños y descendió de las escaleras mirando a su hija y sucesora —. Hace años antes de ser matriarca, un chamán de las estepas septemtrionales me dio una profecía, me dijo que cuándo la última matriarca de los Garra Implacable ascendiera al trono, también lo haría el rey lobo. No entendí sus palabras hasta hoy.

Thenglir soltó un gruñido de absoluta irritación, no entendía las divagaciones absurdas de su madre y matriarca, su larga cabellera trenzada ondeó a un lado de su hombro cuando volteo con agresividad.

— Otra ves sigues con tus divagaciones y experiencias de épocas anteriores.— Thenglir negó con la cabeza, al tiempo que avanzaba hacia su madre.— El pasado hecho esta, anciana ¿O acaso estás insinuando que en el futuro nacerá un patriarca que me sucederá como jefe del clan?

— Yo no insinuó nada hija, pero las señales son notables. Si atacas a esta manada y das fin a la vida del joven lobo…..Bueno, quizás estarías dando fin a nuestra única oportunidad de dar algo grande al Freljord.

Thenglir miró a su madre con desconcierto, aunque su rostro mostraba a todas luces la rabia que destilaba contra la vieja matriarca.

— ¿A que te refieres con eso, anciana?

— Los lobos gigantes defienden nuestra tierra de invasores extranjeros: De la Guardia de Hielo, de los incursores, de los Niños del Hielo, y sobre todo de los osunos. Fue el trato de mi ancestro con el Rey Lobo, a cambio de esa defensa inquebrantable, los lobos gigantes exigen un pago como tributo.

— Esas son estupideces. Es ridículo, anciana. No hay ninguna leyenda que hable sobre el Rey Lobo, no inventes cosas que no son. Nuestro Tatara abuelo estaba loco, ¿y tu lo sabes? Se pasaba la vida hablando sobre el retorno del rey lobo y al final murió con ideas ridículas en la mente y tu estas sacando sus mismas palabras, otras vez.

Gnauril negó con la cabeza.

— El Rey Lobo existe, hija mía… Vive en el recuerdo de los mas ancianos. Pero al igual que las historias del dios olvidado de la forja, el también fue olvidado, excepto por algunos que aun siguen esperando su retorno, pues el Rey Lobo es conocido como «El Verdugo del Freljord»…. Uhmmmm, pero supongo que una de las tres tuvieron algo que ver en eso. Pero es el pasado, he divagado mucho tiempo en la época anterior a las tres y solo he descubierto algo, que las profecías de la época anterior a las tres se están cumpliendo. El retorno del rey lobo es una de ellas.

Thenglir gruño y se cruzo de manos, sentándose en el sillón incomoda, aquel era el mismo sillón en el cual solía sentarse cuando era niña, cuando su madre solía contarle las historias y proezas de sus mas poderosos héroes. La sucesora echo un resoplido llena de frustración. Recordar aquello la frustraba, eran otros tiempos, otra época. Ya parecía que hubiera pasado muchos años. Sin embargo, Thenglir quito aquellos recuerdos de su mente y se centro en lo que de verdad importaba; la negativa de su madre.

— ¡¿Y que demonios quieres que haga, madre?! ¿Que me quede parada sin hacer nada? Murieron 40 de tus mejores hombres y los enviados de la matriarca Sejuani están heridos de muerte, teníamos una oportunidad de unirnos a una gran líder, a una verdadera matriarca, pero tu lo estropeaste todo, y para el colmo, hiciste enojar a los chamanes ursinos.




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