Universo League Of Leguends: La Leyenda Del Rey Lobo

Capitulo V: Hasta el Último.

Témpanos de Hielo.

El tiempo se había detenido.

Con un rugido feroz el joven salvaje arrojo e hizo a un lado el cuerpo inconsciente de Harald y se dio la vuelta al completo. Se coloco en cuatro patas adoptando una postura diferente, como un lobo, como si estuviera analizando a su siguiente presa: Thenglir. Esa era su presa, la perra pagaría, la perra moriría.

— V… V… Voy a matarte.—Susurro.

Y con un rugido salvaje se lanzo hacia una Thenglir semiaturdida, quien percatándose de la aproximación de su atacante, empezo buscar un arma para defenderse. Varias valkirias intentaron cortar el paso a su extraño y salvaje atacante, pero no lo lograron. El joven lobo arremetió contra las mujeres, contra los berserker, barriéndolos en una furia maníaca de sangre y muerte. Algunos volaron a causa de la fuerza sobrehumana del mocoso, otros terminaron con las articulaciones rotas, y algunos pocos desafortunados terminaron con las extremidades separadas y botando sangre a chorros. El joven lobo ya tenia a Thenglir al alcance de la mano, pero unas cadenas cargadas con un fragmentos hielo verdadero lo aprisionaron, la venerable loba blanca, es decir, la madre adoptiva del joven salvaje había desaparecido, no se encontraba rastro de su presencia. Sin embargo había dejado un rastro de sangre en la nieve que los cazadores junto a Thenglir podían rastrear.

El joven salvaje por su parte, había intentado romper los fragmentos de hielo puro y sorprendentemente lo estaba logrando. apretaba los dientes como una fiera mientras el brillo azuloide del hielo verdadero se apagaba, como si estuviera siendo absorbida por una fuerza inhumana. Varios supervivientes furiosos por la muerte de sus hermanos de armas intentaron acometerlo y acabar con la vida del salvaje, ya estaban a punto de ejecutarlo cuando una voz los detuvo a todos.

— ¡Alto! — Rugió Thenglir con una mirada furibunda. — Lo quiero con vida, quiero que lo lleven al campamento, llévenlo y encadenenlo; que su presencia sirva de lección.

La matriarca se acerco, se agacho y miro cara a cara al joven lobo que estaba tendido de rodillas.

Este dejo de tirar de las cadenas que lo aprisionaban y empezó a rugirle desafiante, al tiempo que le mostraba los dientes colmilludos, y sus ojos rojos como la sangre se desvanecían y se tornaban a un color mas azulado.

— Por fin nos conocemos, joven lobo.– Dijo Thenglir con un susurro. Se levanto y miro a su segunda al mando, una mujer llamada Grunhild.— Hermana Grunhild, llevatelo. Quiero que mi madre se entere de lo que he hecho.

Grunhild, una mujer increíblemente bella, pero robusta asintió, sin embargo antes de retirarse pregunto:

— ¿Que hará usted, mi matriarca?

Thenglir sonrió.

— Daré caza a la loba blanca, llevare su cabeza a la tribu como trofeo. Solo así me respetaran. Solo así conseguiré que respeten el nombre de la Garra Implacable. Llévate a este miserable salvaje. Esta cacería no a acabado, no hasta que mate al ultimo lobo gigante, y esa es una promesa.

Su segunda al mando asintió y dio orden de retirada, y el resto acato la orden a rajatabla. Aquella tarea que embarcaba a su matriarca a las profundidades de los témpanos tenia que hacerlo sola; ella lo sabia, su tribu lo sabia; y así, Thenglir se dio la vuelta, tomo un hacha con un fragmento de hielo verdadero de la nieve ensangrentada y se embarco a su propio destino.

Ella no lo sabia todavía, pero esta acción, cambiaría para siempre su perspectiva hacia los wargo y hacia el joven lobo a quienes tan mal había tratado. Aquella verdad que descubriría retumbaría en su cabeza para toda la eternidad, hasta el día de su muerte. Aquel error seria su vergüenza.




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