La anciana de túnica negra se dio la vuelta, estaba empezando a retirarse.
Thenglir la observo dirigirse hacia lo mas profundo del Freljord, quizá hacia más al norte, hacia las profundidades de la tierra helada, donde se decia que habitaban criaturas fuera de la jurisdiccion de Volibear o de cualquier dios que hubiera existido en el viejo mundo. El viento gélido e invernal había empezado a levantar la escarcha y a tapar la anciana figura de la bruja, aunque aun se notaba su túnica harapienta en el viento blanquecino.
— ¡Espere! ¿¡A donde se dirige!? — Grito Thenglir, sin saber por que había dicho aquellas palabras.
La vieja bruja se detuvo y se volteo para ver por ultima vez a la matriarca, su rostro alguna vez serio y lleno de calidez, ahora era una amalgama de maternidad, muy parecidas a la de su madre Gnauril, por un momento Thenglir se quedo paralizada, quieta. Era tan parecida a su madre y a la ves tan distinta.
— Mas al norte,– Contesto— al pico tullido de Yothumbrant, ahí hace hace 15 años a nacido otro joven con el mismo don que el del joven lobo, pero diferente, pues el joven es la encarnación del Rey Umbrío Askelad. Aquel que porta la flama oscura de los Adelu. Aquel de ojos fríos y mirada profunda.
Thenglir retrocedió un poco al percatarse de que el viento cambiaba de rumbo, como si viajara hacia un punto especifico. Hacia el Nor-oeste.
— Algún día matriarca Thenglir, en el futuro, las guerras acabaran. Ten fe en ello, cuando aquel que porte la hoja del invierno, Jhalnar. Cuando aquel que porte el martillo de guerra rúnico, Galahad y cuando aquel que porte la lanza sombría de Urubos se unan; el Freljord conocerá la igualdad, el Freljord renacerá, pues al final todos son hijos de la tierra originaria de Urthistan y algún día Thenglir Runnaterra vivirá en la verdadera paz, habra un amanecer, pero tambien abra un mañana y en el futuro ya no se precisara de justicia; recuerde siempre esto matriarca Thenglir: que si algún día le llegase la muerte recibalo, con una sonrisa en los labios y de pie, pues después de la tormenta, viene la calma.— La anciana levanto la mirada movió los labios como si pronunciara unas palabras en un idioma desconocido, acto seguido levanto la mano y el viento rugiente se disipo, se calmo.— Así como ahora. Bueno, Thenglir a sido muy interesante….. Tengo que retirarme, el destino es impaciente con las ancianas como yo. Le dejo al cuidado del joven lobo. ¡Muéstrele! ¡Enséñele! Cuando los tres se encuentren, de aquí a 7 años.
Thenglir no dijo nada, pues no había nada que decir, un silencio extrañisimo la acompaño mientras observaba como la vieja bruja se retiraba atravesando un bosque que se hacia cada vez mas y mas oscuro; sin embargo, algo si que le había quedado claro: en tres años 3 individuos cambiarían para siempre el curso inexorable de la historia y el rumbo de su futuro; sin saberlo Thenglir había quedado a cargo de aquel que portaría la espada del invierno y la ruina. Aquel de los primeros que aparecería; sin que la Garra Invernal o Thenglir lo supiesen, aquel joven lobo seria el primer rey guerrero del norte helado. Algo así no se había visto en muchos años y mucho menos en un a sociedad matriarcal, pero sucedería. Sucedería.
Y antes de que la anciana desapareciese, Thenglir pronuncio sus ultimas palabras en un susurro que quedo en el viento:
— Me deja una tarea muy difícil. Muy difícil.