Universo League Of Leguends: La Leyenda Del Rey Lobo

Capitulo XV: UNO CON EL LOBO Y UNO CON EL CLAN

La noche había transcurrido como el relámpago de una tormenta.

Eyra quien se había quedado en la enorme estancia de la gran madre Gnauril tubo la mala suerte de cruzarse con la matriarca Thenglir quien al principio se mostró cordial hasta que al final descubrió la verdadera razón por la que la curandera había visitado a su madre.

Thenglir, al principio intentó a muchas luces controlar su enojó…. No lo consiguió, su primer enfado fue por el echo de que Eyra no hubiera hecho bien su trabajo y su segundo enfadó y quizá el último fue por que dejó a su madre pernoctar sola en un bosque tremendamente oscuro, donde podria perderse o mucho peor accidentarse y morir, en un invierno tan feroz como el que acaecía en aquella época.

— ¿¡Se puede saber que demonios te ocurre!? ¿Por que demonios permitiste que mi madre saliera sola?

— Yo…. Pensé.

Thenglir desvío la mirada llevándose las manos a la cabeza, como si no creyera lo que acaba de oir.

— Solo te dejamos una tarea, y era sencilla.

— Lo se, pero se me salió de control… Yo…

Thenglir se levantó de su asiento, y con una agilidad feroz y llena habilidad tomo por el cuello de Eyra y y empezó a apretar y apretar. Su mirada gélida había dejado fría, casi helada a la Eyra.

— Si algo le llega a pasar a mí madre, tu pagarás con tu vida, ¿entendiste?

Eyra no supo si asentir o sentirse de acuerdo. No tuvo tiempo de pensar. Entonces presa de un control impecable se reafirmó y simplemente asintió.

Thenglir pareció captar aquella tranquilidad y solo.se.limito.a fruncir el ceño como si intentará o tratará de discernir lo que la curandera estaba aceptando.

— Por tu bien, esperemos que mi madre…..

—¡Basta Thenglir!— Una voz anciana, pero firme la interrumpió.

La matriarca abrió los ojos un tanto sorprendida por la potencia de la voz y se dio la vuelta soltando de inmediato a la curandera. Ahí, justo en la entrada de la casa se encontraba Gnauril, y por su expresión estaba sorprendida y un tanto disgustada. Su madre estaba sana y salva.

— Hay hija, has crecido en muchas cosas y, sin embargo, veo que no has crecido en muchas otras — La ex-matriarca hecho un nuevo resoplido negando con la cabeza, como la madre que le dice a la hija que aun le falta mucho por crecer, pero que sabe que aun le queda tiempo, luego, rápida, veloz, se volvió para fijar su atención en la curandera.— Y usted Eyra, no cometa el error de despistarse. Recuerde que este muchacho.— Y al decir "muchacho" jalo a su joven captor exponiéndolo delante de su hija y de la curandera.— Es su responsabilidad, le dejamos un encargó y usted está fallando, por otro lado.— Está vez la anciana miro con severidad a su hija.— Thenglir, aprende a controlar tus emociones, ese temperamento tuyo no te llevara a nada, salvo a la muerte. Recuerda que el control hace al guerrero. La Furia solo crea al inutil y la furia desenfrenada solo lleva a tomas actos imprudentes.— La anciana hecho un resoplido largo y tendido, y acto seguido fijo su mirada en el joven lobo.— Eyra.

La curandera asintio dando un paso adelante, como la hija que sabe que su madre la va a reprender por un error. Sin embargo, Gnauril esta ahi por otra cosa.

— El joven quiere decirte algo.— Gnauril miro al joven salvaje y le dio un pequeño empujón para animarlo a hablar.— Vamos, di lo que tienes que decir.

El joven lobo, con evidentes muestras de enfadó refunfuñó algo por lo bajo y se acercó a Eyra.

— Y… Y..GSH…Yo pi…. Pido per…per… perdón, por cual…..cualq…cualquier moles..s….s…tía que pude ha…haber causado.

Los guerreros que están ahí reunidos con Thenglir quisieron echarse a reír con ganas, pero contuvieron sus risas, incluso algunas Valkirias que estaban presentes sonrieron por lo bajo ocultado su burla. Hasta que alguien no se contuvo y se hecho a reír.

Y entonces la risa se convirtió de pronto en el sonido de un golpe duro. Un golpe que resonó en toda la yurta.

— ¿Que te parece gracioso, Ulfar?

Ulfar, uno de los insubres mas preeminentes de la avanzadilla del jurasangre Harald se masajea la mandibula con evidentes muestras de extrañeza, acto seguido se levanto para primero, fijar su mirada en el joven joven lobo, luego en la curandera, después a la ex-matriarca Gnauril, por ultimo al maestro de armas quien parece mirarlo con desaprobacion y al final mira con cierta temeridad a Thenglir, a su matriarca. Está tenía una rostro severo he Implacable, sus ojos estaban abiertos de par en par y su rostro mostraba una furia que lo perturbó.

— Mi M...Matriarca…. Yo.

— ¿Te he preguntado? ¿Que es lo que te parece tan gracioso? ¿Tengo muchas ganas de que me cuentes el chiste?Yo también quiero reírme.

Al ver que Ulfar no respondía y se mantenía en el suelo con la cara de desconcierto y masajeandose la barbilla, Thenglir dejo de mirarlo, y miro a sus hombres y mujeres quienes ya hacian ahi reunidos.

— ¿Creen que esto le parece gracioso?

Nadie dijo nada. Un seriedad impeclable.

— Acabamos de traer el cuerpo de la enorme loba blanca, acabo de compartir con vosotros lo ocurrido en los tempanos de hielo y me compensan con risas y burlas. — Thenglir negó con la cabeza.— Me decepcionan, todos. Tus más que nada padre.
Harald padre de Thenglir y jurasangre de Gnauril quiso protestar, decir algo que justificara la falta grave de su insubre, pero la sola mirada de de la ex matriarca Gnauril hizo que palideciera y no dijo nada.

— Padre, se supone que yo te di a estos hombres y mujeres para que les brindaras un buen carácter. No para que se volvieran a tus bufones personales.

Harald empezo a justificarse.

— Lo se y ….

Thenglir negó con la cabeza y su padre se vio obligado a callar.

— ¿Entonces si lo sabes? ¿Porque te ríes? ¿Por qué en ves de reírte y ocultar tu sonrisa, no pusiste orden?




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