Escucho el sonido de gritos de batalla, de espadas entrechocando, de hachas impactando sobre escudos de madera. Y en medio de esos sonidos escucho el rugido inconfundible de una mujer que daba órdenes a un grupo de mujeres que empezaba a moverse de izquierda y derecha como una turma bien organizada, ordenada.
Vulvain se las quedó mirando por un instante; estaba entre sorprendido y atraído, aquello le llamaba la atención. Hasta que la voz de Gnauril lo hizo reaccionar de su sopor.
El joven se volteo, pero antes de hacerlo observó que una de aquéllas mujeres lo había visto, se hecho un poco para atrás, asustado de lo que fuera a pasar. Sin embargo, se percató de que no había recelo o desaprobación en la mirada de su captora, pero si un cierto aire de incomodidad. La mujer le hizo un gesto de asentimiento y luego siguió en lo suyo. Gnauril quien ya se había aproximado a él, le palmeaba el hombro izquierdo instándole a que avanzará. Vulvain dirigió su mirada hacia ella y luego volvió a mirar la zona de adiestramiento de las mujeres.
--- No te quedes mirando por mucho tiempo, no es ahí donde te entrenaras. Tu adiestramiento no será con ellas. Tú tendrás un entrenamiento diferente.
Vulvain frunció en entrecejo sin entender. La gran madre Gnauril se vio en la obligación de explicar:
--- Hay tres ramas primarias de adiestramiento aquí en la tribu--- Gnauril miro de reojo a Vulvain, esperando alguna reacción, no hubo reacción o si la hubo, pero no fue una reacción de desconcierto, sino de curiosidad. La anciana se percató de esto y asintió, al tiempo que emprendían el rumbo por las calles Valekbur.--- Vaya, veo que te interesa. ¿Quieres que te dé una pequeña ilustración?
Vulvain asintió, mientras daban vuelta a una esquina y atravesaban una casa hecha de paja, madera y con una base fuerte de piedra.
--- Me in.... interesa.
Gnauril sonrió.
--- Bueno, hay tres ramas de adiestramiento, pero la de más preeminencia son el de las Valkirias, siempre van al lado de la matriarca y es un puesto muy codiciado entre las mujeres, es un honor. Los segundos son los berserker, van siempre después de las Valkirias, pero solo en casos extremos, usualmente son el muro de carga pesada que usamos para contener una amenaza potente como a los osunos o a los incursores de la Garra Invernal. Y bueno, hay un tercero que son los insubres, la elite creada por nuestro antecesor, el Rey Lobo, ellos eran la punta de la lanza y el filo del hacha y se usaban como infantería ligera junto a los berserker. Berserker en línea e insubres en flancos, casi siempre al lado de la caballería de elnuks. Tú estarás con los terceros. Tu estarás ahí porque tienes que aprender a dominar tus emociones, y bueno.... Eyra me informado que a veces sueles tener estallidos de rabia de manera repentina y primero deberías aprender a controlar eso, no digo que este mal, pero en una batalla..... Bueno, podrías perder el control y terminar matando a tus compañeros en un estallido de rabia y furia ciega. Y yo siempre digo que un guerrero debe aprender a controlar su rabia, sobre todo su carácter.
Vulvain asintió, lo reconoció. Era cierto, habían ocasiones en las que el instinto lo dominaba y se dejaba llevar por una furia ciega. Eso era lo que le enseñarían; le enseñarían a dominar sus emociones.
---Bueno, ya llegamos.--- Dijo Gnauril con un gesto ceñudo señalando con un gesto del mentón los diversos cuadrados de entrenamiento.
Vulvain desvió la mirada de Gnauril y se fijó en el cuadro principal de entrenamiento. Habían dos chicos en este, dos jóvenes de quizá 17 o 18 años que estaban enfrentándose en uno con el otro. El joven simplemente se los quedó mirando entre asombrado e interesado.
El primero tenía una espada corta de seccionar y el segundo un hacha de mango corto para escaramuzas. Ambos luchaban con velocidad, atacando, retrocediendo y evadiendo los ataques que podían herirlos, matarlos o mucho peor: Herirlos de muerte. Claro las espadas o hachas no eran reales, pero el joven lobo empezó a darse cuenta que aquellos jóvenes luchaban como si aquellas armas de madera fueran de verdad.
Vulvain empezó a captar la forma de atacar y golpear del joven que tenía el hacha de madera; era brusco y sus golpes eran torpes; el joven, es decir, el primer contendiente trataba de desarmar a su oponente con golpes rápidos y precisos mientras que el otro solo evadía, esquivaba y desviaba los ataques cuando la oportunidad se lo permitían. Al final de la contienda el joven de la espada evadió con rapidez el lance lateral de su rival, pero el otro joven, es decir, su contendiente y el que parecía ser el más mayor tanto en tamaño como en edad, llevaba un cuchillo corto en un macuto oculto justo en la cintura, el joven cuyo nombre descubrió más tarde que era Erickson maniobro la trayectoria de la cuchilla de madera y desplazo la hoja en el cuello de su otro rival. Su otro oponente intento reaccionar, pero no tuvo tiempo, y como si aquel cuchillo de madera fuera real lo impacto contra el cuello de su oponente. La contienda había terminado.
El maestro de armas levantó la mano y luego mirando al resto de los ahí reunidos reconoció a la figura del joven lobo. Lo único que pudo hacer fue fruncir el entrecejo y escudriñarlo con la mirada. Luego miro a Gnauril y hecho un resoplido de resignación. Acto seguido se centró en el asunto que de verdad importaba
--- Muy bien... Muy bien. Está ves lo hicieron bien, los dos.... Pero, lanzarse de ese modo tan evidente para sacar un cuchillo.... Bueno, no digo que está mal, pero recuerda que Utrikson está aprendiendo a valerse con una espada y manejar una espada es diferente que manejar un cuchillo o un hacha. Alguien con más experiencia hubiera reaccionado con más rapidez y no lo digo para disminuir tu valía, Erickson. Lo digo para que en una próxima, porque habrá una próxima.--- Y al decir esto miro al joven recién llegado.--- Seas más cauto. Bueno, muchachos es momento de un descanso, pero solo cinco minutos. Yo tengo un asunto que atender.