Dos años después de haber pactado con las tribus ursinas y con el temible dios Volibear, Sejuani había visto el momento para iniciar su proxima movida y asi destruir a las tribus avarosanas. Ademas, en su mente había conseguido encajar aquella próxima némesis como un complemento necesario para llevar adelante el gran plan que había diseñado hacia dos años. Para ello todo indicaba que era el medio necesario afianzar su dominio en una gran parte del noroeste Freljordiano. Si bien era cierto que los intereses estratégicos para su tribu se centraban en el control de las costas Freljordianas al otro lado del Mar de Hielo y la explotación de las minas del entorno a Bachquer, ambas actividades podrían verse afectadas si los celtíberos lanzaban un ataque desde el interior. Había que derrotar a estos pueblos pequeños sin matriarca de forma tan absoluta que pasaran muchos años antes de que decidieran aproximarse hacia sus territorios. De esa forma dispondría de la posibilidad de contar con parte de un enorme ejercito para su avance contra las tribus Avarosanas. Y después, estaba el asunto de la Garra Implacable.
La matriarca Thenglir y su madre la maldita Gnauril habían rechazado su propuesta de unidad con la Garra Invernal. Aquello no había sido solo un insulto, sino que había terminado siendo un asunto personal. El paso Drak'khull'Draka interceptaba justo en el camino que la Garra Invernal necesitaba y por una extraña correspondencia era el territorio que aquella enorme tribu; la garra implacable dominaba un territorio que ella necesitaba para su gran plan. Aparte de eso, el asentamiento de la matriarca estaba rodeada también por una laguna inexpugnable. Aquello no debería ser un problema, atravesar ese lago con la ayuda de los osunos y arrasarlo todo a su paso podria ser sencillo, pero los osunos que atravesaban aquel lago terminaban congelados al pleno contacto con este; era como si aquel lago que rodeaba aquella tribu los protegiera de manera involuntaria. Solo estaba el puente. El puente que habían edificado los Garra Implacable hacia tantos años, y en su mente se formo otro un plan. ¿Y si conseguía el dominio completo de aquel puente?
"Si, debemos conseguir ese puente.... Lograre tomar en mi poder ese sector, pero primero están los volkos y los celtiberos. Esos tambien me cortan el camino."
Primero tenia que arrancarse a aquellas tribus sin matriarca del medio para luego avanzar a por la Garra Implacable, luego destruir personalmente a Thenglir y a su tribu. Y así, abrirse un paso por los estrechos y paramos helados para que las tribus ursinas pusieran pasar por aquel sendero y pillar por sorpresa a los avarosanos. Luego de que su dominio se alcanzara por todo el noroeste se encargaria de los dominios del rey y patriarca Urik en el este Freljordiano. Unas tribus que de manera sorpresiva había retenido su avance en la costa del noreste. Estas tribus del este eran un problema horrendo para sus planes
"Luego me encargare de esos pequeños detalles, primero tengo que sofocar a la Garra Implacable". Pensó asintiendo, mientras Bristle, el drüvask albino gruñía como si estuviera de acuerdo con sus pensamientos.
Sejuani asintió.
---- Si, asi lo haremos.---- Le dijo con una sonrisa.
Tambien estaba el tema de las alianzas. Tenia ya pensado un pacto con el rey barbaro Ragnar V. Eso pillaría por sorpresa a Noxus y a la mismísima Ashe. Volvió a sonreir, Vrynna y Thorva harian muy bien el trabajo que ella les habia pedido personalmente, generar la guerra inevitable con el Rey Barbaro; sin embargo, se quito aquellos pensamientos de encima y penso en el ahora. En los celtiberos y los volkos que tenía delante.
La estación anterior ya había realizado algunas pequeñas incursiones hacia el interior del país Demaciano saqueando artefactos importantes a los Cazadores de Magos. Habia sometido a los Ureños, una tribu barbara que por obligacion y miedo luchaban en su nombre, pero ahora Sejuani reunia todo su ejército en el Adriatico y desde allí partiria hacia el corazón de las aldeas Avarosanas. Su primer objetivo era el de la provocación. Para ello avanzó cruzando las defensas de los Volkos, atravesando el Guadiana y el Tahju, hasta alcanzar la población de Urkalah, Erkala, a la que sitió y sometió. Prosiguió su avance cruzando el propio río helado hasta llegar al Lager Uverny. Con el asedio y toma de esta población y sus posteriores combates con los medetanos y udoses del noroeste. La matriarca de la Garra Invernal consiguió lo que deseaba, quizá incluso más allá de sus expectativas, pues todos los pueblos del interior se levantaron en armas contra ella.
Sejuani iniciaria el repliegue volviendo a cruzar el Tahju pero saqueando las tierras del pueblo más poderoso de aquella zona: los Volkos. Éstos molestos y furiosos por los frecuentes ataques de la invasora no lo pensaron más y constituyeron un inmenso ejército al que se unieron numerosas fuerzas provenientes del resto de las tribus agraviadas por las incursiones de la matriarca:Edeos, Celtiberos, olcades, ettones, oretani y los propios volkos, que lideraban aquella enorme fuerza de ataque que había agrupado a un total de cien mil guerreros.
Los elegidos de Sejuani, los hijos de las tormenta avanzaron sin oposición hasta llegar al río Tahju, en un valle de hielo muy próximo donde unos años antes Sejuani había sido sorprendida y abatida por los celtiberos. Allí cerca, acampo junto al río, al enorme ejército que se había congregado para darle caza. La matriarca ordenó acampar al atardecer a unos tres kilómetros de distancia del ejército enemigo que los doblaba en número. Ambas fuerzas se habían establecido al mismo lado del río, en la margen derecha. Los hijos de la tormenta observaban las infinitas hogueras que los celtiberos encendían mostrando la amplitud de su campamento y se sintieron sobrecogidos. Sin embargo, se sabían conducidos por una feroz matriarca y en su inteligencia. Una matriarca que tantas victorias les había dado, y depositaron sus esperanzas en la matriarca Sejuani para salir victoriosos de aquel valle.