Universo League Of Leguends: La Leyenda Del Rey Lobo

Capitulo XXXVII: Decius.

"Territorio Moretani, región de Arcna, enero 18/ fuerzas enviadas por la Reyna Lissandra en calidad de apoyo a la matriarca Ashe."

Atardecía en Arcna, donde Arx' Asdrubalis el Draklorn enviado por la Reina Lissandra se preparaba junto con las fuerzas de trecientos guerreros y las dos mil sagitares que habían establecido el campamento general de la Guardia de Hielo en el sector límite con el Noroeste, junto al Rhudan. El sacerdote guerrero al mando de aquella fuerza caminaba decidido, seguro de si mismo. El adiestramiento de los velites y las sagitares había empezado con auténtica energía aquella mañana.

Había algunos heridos por las brutales instrucciones de las Sagitares.

Entre toda la maraña de jóvenes ahí reunidos, el Draklorn fijo su mirada en la de un joven que estaba peleando de manera espectacular con una de las Sagitares: el individuo esquivaba, se lanzaba y golpeaba en el momento justo y exacto hiriendo a la sagitar con una buen tajo en la pierna derecha, los hombres ahí reunidos alzan sus espadas y el joven presente le hace un gesto de saludo al Draklorn. Este asiente y pasa de largo.

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Cuadro de entrenamiento de la Guardia de Hielo.

El joven que a derrotado a la Sagitar le tiende la mano a la instructora y de inmediato le hace un gesto de respeto que la instructora repite con cierta reticencia. El joven se da la vuelta para dirigirse a un grupo de guerreros en específico, pero antes de avanzar la Sagitar interviene preguntando el nombre de su captor.

----¡Alto ahí¡ ¿Cual es tu nombre?

El joven se da la vuelta, las facciones del muchacho de 19 años se voltean para mirar a la Freljordiana y lo único que logra decir es:

---- Decius.

El resto de mujeres y hombres lo miran con expectación. Contemplan con reticencia y temor a aquel extranjero, que ahora forma parte de sus fuerzas mientras esté último se aleja hacia la posición de un anciano quien ya hace sentado a los pies de un árbol. Se dirige con la seguridad propia de un hijo a un padre, se dirige hacia Born, al tiempo que con la mano derecha se masajea el hombro izquierdo para soltar algunos músculos y los nervios tensos. Respira hondo.

---- Carpe diem. Y a sobrevivir bien, y sobrellevar las penurias según vengan.

Ya habían pasado 3 años desde el incidente con su manipulo noxiano y desde que hubiera vagado sin rumbo por el Freljord. Darius, la mano de Noxus, lo había mandado a una misión en el Norte Helado, lo había mandado solo para morir, pero eso no fue lo que alimento su odio hacia él. Lo peor es que el desgraciado jamás había sentido afecto por él. Darius lo veía como un paria, como a un perro, lo mismo que a ese imbécil de su hermano Draven. Quizá su madre tubo que ver en aquel acontecimiento. Nego con la cabeza. Volvió a pensar en la figura de Draven.

"Que los dioses maldigan a ese idiota". Pensó.

¿Aveces se preguntaba que habría sucedido con su madre? Echo un resoplido un tanto resignado consigo mismo. Su madre era la única persona que había estado con junto a el, en las buenas y en las malas. Solo esperaba que estuviera bien. Pero luego, como movido por un resorte volvió en si y negó con la cabeza:

"No… Noxus dejo de ser mi patria. Ahora soy un hijo del hielo, soy un Vaihlanki, sin nación, sin nada, solo mí odio. Mi voluntad está con el hielo, con el dolor". Pensó, y era cierto. Su voluntad siempre había estado con el dolor, desde siempre; había transformado ese dolor en su aliento. Ese dolor lo había mantenido vivo. Ese odio a su padre lo había mantenido con la frente siempre en alto. Un día se juro a si mismo que si encontraba la ocasión mataría a su padre, lo decapitaria y colocaría su cabeza en una pica, pero ahora solo tenía que esperar y ser paciente. Pronto la Guardia de Hielo se extendería, algún día llegarían a Noxus, algún día.

Se acercó a Born, un anciano que lo había encontrado cuando él, sin rumbo, se había estado enfrentando solo a una tundra de la Garra Invernal. Decius recordaba aquella ocasión. Recordó su furia y la ira contenida en su interior. Algunos noxianos de la capital decían que Decius se parecía más a su padre cuando se enfadaba, la forma de moverse, la forma de pelear... Decius tomaba aquellos cumplidos como un insulto. Nunca había tenido apreció por su padre y tal parecía que Darius compartía aquella moción.

Decius por su parte recordó el día en el que se había conocido con el viejo Born.
El hombre era un hijo del hielo abesado que había visto en él un potencial que aún no había salido a la luz. Decius recordaba como Born y la Turma que le acompañaba habían entrado a apoyarlo y salvarle el cuello, aunque no había mucho en que apoyar. Decius ya había acabado con todos aquellos hijos de la tormenta y solo quedaban algunas sacerdotisas colmillo escarchado que Decius estaba matando a golpes, a puño limpio. Al final resultó que Decius no necesitaba ayuda alguna, pero la intervención de Born si bien no había sido necesaria, había sido increíble. Desde aquel día Born y Decius se habían hecho más que amigos.

Born se había vuelto en la figura paterna que Decius necesitaba, el hombre era más que un amigo, era el padre que él habría deseado tener.

---- Por todos los dioses muchacho, tu habilidad con la espada a mejorado, creo que el entrenamiento con esa arma que llevas te a vuelto en un habilidoso luchador. Habrías enorgullecido a la mismísima Serylda.---- Comento en anciano.

Decius asintió con una sonrisa.

---- Me das mucho crédito. Toda mi habilidad con el gladio y la hoja escarchada es debido a meses de entrenamiento, padre.

Padre.... Decius solía decirle padre a Born por qué el hombre solía ser un gran consejero en los momentos cruciales. Aparte de eso, Born era una figura admirable a los ojos del joven, quien añoraba seguir los pasos de aquel hombre que tan bien lo había tratado.




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