Uversreik, frontera con Uwerdale
Finales de primavera,
Quinta estación del segundo año, resistencia contra los aliados de la Garra invernal.
Esperaban sentados, en una silla cubierta por una manta, la matriarca Ashe no tardaría en hacerlos pasar, pero se les había pedido que esperasen por el lapso de una hora o más, según conviniera.
Maalcrom y Decius, esperaban, pacientes, uno callado y el otro nervioso y asustado.
Ambos; guerrero y Draklorn habían esperado 7 días en Rackelstake, hasta que al final se les había informado que la matriarca y una buena comitiva de Avarosanos habían partido hacia el sur- este para frenar el avance de los aliados de la Garra invernal. El sacerdote respiró hondo y lo comprendió con calma, pero Decius estaba furioso; habían pasado 30 días en la fría nieve, muriendo de hambre, luchando contra bandidos ligures en el camino y soportando toda clase de obstáculos e imclemencias para que al final la matriarca no apareciera. Sin embargo, había prometido ayudar a Maalcrom en las buenas y en las malas, y eso implicaba apoyarlo hasta en los peores momentos de su vida. Aparte de eso, el Draklorn le caía bien y había tenido buen trato de amistad con el, habían tenido algún intercambio de ideas en la que ambos se sintieron deacuerdo, como con el tema del vino, el tema de los ropajes y una que otra discusión por alguna pertenencia que aveces perdían en el camino, pero en fin, su relación con el draklorn no era hostil y eso era bueno, Maalcrom no era muy mandón y aparte de eso habían tenido conversaciones interesantes en el camino: Conversasiones en las cuales compartían ideas culturales, habían días en los que Maalcrom le contaba alguna costumbre desconocía para el velite y habían días en los que Decius le contaba sobre la poderosa Noxus. Pero cada vez que Maalcom tocaba el tema de las tribus Avarosanas, se callaba, esperaba unos minutos y cambiaba de tema. Era como si el escuchar la palabra “avarosana” pesara fuertemente sobre él. Al cabo de unos días, Decius dejo de tocar en tema y empezó a hablar de otras cosas.
Ahora estaban en Uversreik, esperando la aparición de una matriarca que podía escucharlos o bien podia denigrarlos.
Decius observaba como Maalcrom apretaba los puños, como si estuviera preparándose para una sentencia inevitable, como si estuviera preparando su espíritu para así, partir del mundo terrenal, al reino inexorable de la muerte. Tenía una expresión de miedo.
--- Maalcrom--- empezó Decius, mirando con fijeza a su compañero---¿Sucede algo?
Maalcrom se volteó para mirarlo con una expresión que no era para nada serena, y Decius vio en la expresión de su amigo la confirmación de sus peores suposiciones: algo no andaba bien, la expresión de Maalcrom, su nerviosismo y sobre todo la forma en cómo unía las manos como si estuviera orando, no le daban un buen presagio. Aquello no auguraba nada bueno.
Entonces, pasado una hora, el mensajero avarosano que los había hecho esperar salió de la tienda e informo lo que la matriarca había solicitado; la presencia de los mensajeros:
--- La matriarca desea verles.--- Fue lo único que dijo.
El mensajero era un hombre robusto, de pelo marrón claro y con una enorme barba que sobrepasaba lo natural. Llevaba una armadura de color azuleado, un hacha y un escudo que llevaba el símbolo de las tribus Avarosanas. Un arco.
--- Gracias.--- Dijo dirigiéndose al mensajero avarosano y luego volteo para ver a su colega al cargo. --- Maalcrom, ya es hora, vamos.
Le dio un codazo a su compañero.
Maalcrom vaciló, pero al cabo de unos segundos se recompuso, asintió y se levantó, como si se hubiera preparado por completó.
_"¿Porque está nervioso?" _Se preguntó Decius, sin comprender el temblor inusitado en su compañero, este parecía temblar mientras avanzaban, al tiempo que murmuraba algo por lo bajo.
En la perspectiva de Maalcrom todo era lento, el viento, el sonido de los árboles, el crujir de algún árbol cercano, el mujido de los elnuks al ser atendidos por sus amos; el sacerdote respiró hondo. ¿Como reaccionaria Ashe, cuando se percatara de que el traidor y asesino de su madre estaba vivo? Trago saliva cuando Decius atravesó la entrada de la tienda y pasaron por una especie de pasadizo que los condujo hacia una cámara principal donde seguramente estaba Ashe. Entonces justo en la entrada se detuvo, estaba sudando. ¿Era miedo lo que sentía? Se sentía débil, se sentía como un niño acorralado.
Fue justo en ese momento cuando sintió una mano que le apretó firme por el hombro. Se volteó, era Decius, quien le asentía, y por un instante el miedo y el temblor se ralentizo. ¿Era extraño? Desde su partida del Feuh, Decius había sido aquel amigo que había necesitado por mucho tiempo, le daba ánimos, confianza para superar las inclemencias de tiempo.
Extendió la mano y apartó la última manta que le llevaría a un destino que apenas alcanzaba a atisbar. Ingresaron en silencio, el estudio de la matriarca era regular, con alguna que otra chucheria colgada en las paredes. Había una mesa y una silla más allá, a unos 5 metros de distancia donde la matriarca se sentaba para estudiar los mapas que sus exploradores bosquejaban para ella. Cuándo Maalcrom y Decius ingresaron lo primero que vieron fue a un montón de hombres y mujeres reunidos muchos de ellos hablando con la matriarca.
El mensajero que los había escoltado hasta el interior de aquella yurta anuncio sus llegadas.
---Matriarca, son los mensajeros venidos del Noroeste, dicen que quieren informarle algo importante.
Ashe aún estaba de espaldas revisando unos mapas de la región. Aún siguia concentrada en los mapas y las estrategias a seguir, todos los que la rodean eran un montón de individuos extraños y raros: un sacerdote iluminado, un arquero que no dejaba mostrar la mitad de su rostro, una hija del hielo con una enorme hacha de hielo verdadero y al final su jurasangre: Tryndamere.