Andrew salió a correr como cada mañana, pero al regresar se encontró con algo que no esperaba. Carly estaba sentada frente a la puerta de su casa; aún llevaba su colorido pijama. Su cabello estaba revuelto y ella se encontraba dormida sobre el pórtico. Él bufó y se acercó para despertarla; se inclinó y toco suavemente su hombro, lo cual no la despertó, le movió el hombro algo más fuerte y tampoco funcionó, al final optó por gritarle su nombre al oído y como resultado Carly prácticamente saltó del pórtico.
— ¡No sabía que solo admitían hombres! —Gritó antes de darse cuenta de que se había quedado dormida.
Esto le causó mucha gracia a Andrew, quien se hallaba frente a ella con los brazos cruzados. Carly se levantó e intentó arreglar un poco su cabello.
—No me doy por vencida —dijo viéndolo a los ojos, estaba decidida y no le importaba que acababa de hacer el ridículo.
Él la observó un momento y soltó una carcajada. La situación era completamente ridícula, la mejor amiga de la chica que lo traía loco desde hacía meses, y que se había marchado de la ciudad, estaba frente a él, pidiéndole ayuda para encontrar un talento. Precisamente a él que no se consideraba un alma caritativa ni dadivosa. Era una locura.
— ¿Y por eso vienes en pijama para intentar seducirme? Si es así, déjame informarte que no me atraen las chicas en pijamas que parecen escupidas por un unicornio —se burló de su colorido pijama.
—Claro que no, lo de la pijama no estaba en mi plan —se defendió Carly al recordar que se había quedado dormida y cuando despertó casi se traga los retenedores que tenía que usar cada noche.
— ¿Y cuál era tu plan? —Cuestionó Andrew mientras se sentaba en el pórtico.
—Estar frente a tu puerta antes de que despertaras y así no te iba a dejar salir hasta que accedieras a ayudarme ¡Pero tú y ese estúpido hábito tuyo de ir a correr tan temprano lo han arruinado todo! —Explicó Carly muy enfadada.
Era el mejor plan que se le había podido ocurrir y estaba arruinado.
—Aja, suerte para la próxima. Aunque espero que no haya próxima —se paró con la intención de entrar a su casa pero Carly lo detuvo
— ¡Vamos!, en serio lamento haber intentado chantajearte, pero es que en verdad necesito tu ayuda —se disculpó aunque eso a Andrew no le importó. Él se volteó para dirigirle una mirada seria.
—Consigue a alguien más a quien chantajear. —Seguía muy molesto con ella, por el incidente del parque.
—Esa no era mi intención, pero es que prácticamente caíste en mis manos y a mí eso... me pareció una señal —Carly trataba de explicarse, pero las palabras que salían de su boca no sonaban del mismo modo en que lo hacían en su cabeza.
— ¿Caí en tus manos? —preguntó confundido.
—Pues sí, prácticamente todo el universo conspiró para que yo descubriera tu secreto. Soy muy despistada y yo sola jamás lo hubiese descubierto. Pero estoy segura de que alguien allá arriba se apiadó de mí. —Eso era justo lo que había intrigado a Andrew desde la tarde anterior, él se había asegurado de no dejar ninguna pista para que nadie lo descubriera.
—Te doy cinco minutos para que me cuentes como descubriste que fui yo, y quizá logres convencerme.
No tenía intenciones de ayudarla pero necesitaba saber cómo se había enterado, porque existía la posibilidad de que Madison también lo supiera.
—Bueno... él día anterior a San Valentín, Blake me regaló una caja de chocolates, y estaba tan estresada por el examen de historia que, me los comí todos y terminé yendo a la enfermería, de regreso te vi poniendo algo en el casillero de Madison, luego ella me contó que tenía un «admirador secreto». La siguiente vez fue cuando Madi y yo tuvimos una pijamada en su casa. El maquillaje que nos probamos me dio alergia y tuvimos que ir a urgencias. Ese día te vi escondido observándola; y por último el día en que ella se fue, por casualidad del destino y por mi torpeza se me cayó una de sus maletas, trate de introducir todo de nuevo y entonces vi que le habías dejado otra carta, reconocía tu letra en el sobre porque me siento delante de ti en algunas clases aunque no le di mucha importancia en ese momento, y entonces algunos días después viendo una película de Gerard Butler até los cabos —se encogió de hombros, intentando restarle algo de importancia a lo que acababa de decir.
— ¿Ella se llevó mi carta? —Pronunció sorprendido— es decir... entiendo —trató de ocultar su emoción, pero le hacía muy feliz el hecho de que Madison tuviese consigo la carta que él le había escrito.
—Me ayudarás, yo sabía que lo harías —dijo ella, al ver la sonrisa en el rostro de Andrew.
—Yo no he dicho eso —rápidamente aclaró.
—Pero... —Carly trataba de convencerlo y estaba dispuesta a estar cada mañana frente a su puerta con tal de que el terminase aceptando ayudarla.
—Pero nada, que me hayas contado lo que pasó no cambia el hecho de que intentaste chantajearme y que arruinaste los jazmines de mi mamá —Carly vio al piso y se dio cuenta que se había sentado sobre una maseta, y que los jazmines se encontraban todos destrozados.
—Lo siento, por el chantaje y por los jazmines, te los pagaré— dijo muy apenada, pero Andrew negó con la cabeza.
—No es necesario, con que te vayas lo más pronto posible es suficiente. —Se dio media vuelta para ingresar a su casa, pero ella nuevamente lo detuvo.
—Mira, podría contarte mi vida y decirte cómo se siente ser la desatalentada de la familia, pero sé que eso no te convencería —ella sabía que si quería convencerlo el sentimentalismo no bastaría.
—No creo que «destalentada» sea una palabra, pero tienes razón, eso no me convence —Andrew se quedó esperando a oír que más tenía para decir, prefería escucharlo todo de una con la esperanza de que quizá así ella lo dejara en paz.
—Y también sé que no puedo ofrecerme a hacer tu tarea porque a duras penas puedo con la mía, y eso de sobornar a la gente no va conmigo —continuó explicando.