Unus Mundus "Conectados A Través De La Mente"

La enfermedad 1

Desde que su madre había muerto soñaba cada noche en con ese suceso y ese día en particular no era la acepción. “Levántate”, a lo lejos una voz la llamaba y sin más levanto su cuerpo de la cama fijando su vista en el ventanal, otro día lluvioso pensó.

–Ana levántate – no alejo la vista del ventanal, bien sabía que era su padre era el que había entrado a la habitación – Tienes que ir a consulta.

–En un momento estaré lista – sentía la mirada de su padre, así que para no preocuparlo se volteo hacia él y le regalo una pequeña sonrisa.

–¿Cómo…? – titubeo, sabia la pregunta que su padre le haría así que respondió sin dejarlo terminar

–La voz de siempre me ha despertado – no le devolvió la mirada, él jugaba con su saco levemente nervioso.

–Entiendo, será mejor que te alistes, salimos en veinticinco minutos.

Salió de su habitación cerrando la puerta tras él. Miro de nuevo el ventanal, y fijo la vista unos minutos en el jardín, termino alejando su vista de él, sabía muy bien a quien le recordaba. Dispuesta en arreglase, salió de la cama para poder tomar una corta ducha, luego de esto se vistió con rapidez, nada interesante a la vista. Al estar vestida camino a la pequeña cocina que tenía su casa, se sentó en la mesa y vio salir a su padre con un plato de frutas, una taza de jugo de naranja y se los coloco delante de ella.

–Gracias – pronuncio sutilmente, el hombre algo canoso solo asintió.

–No te tardes, necesito dejarte antes en la clínica para llegar al bufete.

–No me tardare.

Miro el plato de frutas y empezó a comer con un poco de rapidez a pesar de no tener apetito. Mientras que ella hacia eso, miro a su padre quien revolvió un par de hojas en la mesa tratando de organizarlas, otro caso pensó.

–Ya he terminado – su padre levanto la vista de las hojas y miro a su plato.

–Casi no has comido nada.

–No tengo apetito

–Eso mismo dijiste anoche – su padre se encontraba con una mirada acusatoria por su falta de alimentación, al final no decidió forzarla sabía que podía ser peor – Bueno, entonces si ya no quieres comer más vamos al auto.

Dejaron los platos del desayuno todavía en la mesa. Ella tomo su mochila que había ya bajado de su habitación. Su padre se colocaba de buena manera el saco, y cuando estuvieron listos se encaminaron al garaje.

Se la paso todo el camino viendo a través de la ventana de ese día lluvioso, le agradeció mentalmente a su padre por haber encendido la calefacción ya que hacia algo de frio. Volteo para mirarlo y lo analizo. Ya había pasado tres años de la muerte de su madre y a los dos les afectaba de gran manera lo que había pasado, su padre supero su muerte (poco a poco claro), pero ella tenía una espina todavía clavada en su ser. Y pensó “¿Cómo se supera la persona que más amas? También pensó en que su padre no era que la supero, si no en cambio, que aprendió a tener que vivir sin ella, algo que le resultaba todavía más duro de asumir. Sin darse cuenta habían llegado al hospital, sus pensamientos eran tan capaces de perderla de la realidad que a veces la aterraba.

–Nos vemos luego papá – al abrir la puerta el aire helado de afuera la recibió llenando de escalofríos su cuerpo, antes de salir del auto su padre la detuvo por el brazo – ¿Qué pasa?

–Quiero que me llames cuanto termine la consulta, no quiero que vayas caminando a casa.

–Puedo ir andando sola, no me pasara nada – en la mirada de su padre encontró la duda y añadió – Quiero caminar y pasar por el parque un momento.

–Está bien, pero me llamas cuando llegues a casa.

–De acuerdo – al fin salió del auto encontrándose de lleno con el aire frío que el clima regalaba.

 




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