Unus Mundus "Conectados A Través De La Mente"

La enfermedad 2

Entro al hospital dirigiéndose al área de psiquiatría, conocía el camino de ida y vuelta no solo por ir a sus consultas, si no que su madre tenia los mismos trastornos que ella y siempre la acompañaba de niña. Caminaba con la cabeza cacha y con sus manos en los bolsillos del suéter, no tenía la necesidad de ver el camino bien sabia que sus pies sabían donde ir. Al llegar al área veía a las enfermeras ir y venir con pacientes, con unos tomados de las manos para no perder el rumbo y otros en sillas de ruedas, camino hasta doblar a la derecha para encontrarse con la pequeña recepción, llego hasta ella para poder notificar su llegada.

–¿Cuál es tu nombre?

–Anabeth – la enfermera la miro esperando más y en su distracción se le olvido pronunciar su apellido – Anabeth Jones

–Ya te encontré en el sistema – ella asintió – En unos momentos la doctora Ellen te llamará.

–Gracias.

Se sentó en la sala de espera que se encontraba a un lado de la recepción, había dos personas más, pero decidió no ponerles atención. Mientas esperaba a que la atendieran pensó en el cambio en su vida, como toda era diferente desde la muerte de su madre, antes la acompañaba a ella a las consultas, ahora en cambio, era ella la que se “suponía” se encontraba enferma. Trato de borrar ese pensamiento, bien sabia que no se encontraba enferma, pero para la sociedad su actuar no era correcto o tal vez cuerdo. Nunca pensó que a sus 15 años estaría en esa situación. Ha esa edad se suponía que te centrabas en los chicos, fiestas y amigos, pero la realidad era otra. Ella pasaba sus días en la oscuridad de su mente ya que eso era lo único que lograba ver en su vida, una completa oscuridad con una tormenta que desde hace tres años no terminaba, a eso le agregaba los cambios en su comportamiento, la soledad, la falta de su madre y la esquizofrenia que según la doctora Ellen se encontraba en su punto más fuerte. Tenía miedo y como no tenerlo, no quería ser ingresada a psiquiatría, se recordó que su madre una vez estuvo en ese lugar y lo que tuvo que apreciar no era de buen ver.

–Anabeth Jones – salió de su mente en el momento que escucho a la doctora pronunciar su nombre – ¿Estás lista? – nunca lo habría de estar, pero eso no tenía por qué saberlo.

–Sí

Siguió a la doctora por el pasillo de aquel hospital para luego entrar en el consultorio. Al entraren tomo asiento en el sillón requintadle que se encontraba cerca de un ventanal, se encontraba en el quinto piso, así que desde esa altura podía apreciar muy bien la cuidad. Al acostarse en él y ver la vista que le proporcionaba, se sintió cómoda “Sigue lloviendo, como todo dentro de mí”, pensó.

–Anabeth – se volteo hacia la voz que la llamaba y descubrió que la doctora que se encontraba sentada a su derecha en un pequeño sofá –Veo que te sientes cómoda.

–Como no estarlo, conozco más este lugar que mi propia casa – la doctora sonrió ligeramente – Siempre acompañaba a mamá a sus consultas.

–Es cierto, pero pongámonos a trabajar – vio en los ojos de la doctora un trasto de tristeza, recordó bien que Ellen y su madre se habían vuelto muy amigas en los últimos años –¿Cómo has tratado los delirios?

Dirigió su mirada al ventanal y por el recordé las imágenes que la habían visitado los últimos días. Y también recordó la voz, esa voz que a veces no la dejaba dormir por las noches y que por las mañanas siempre la despertaba como una alarma.

–Sabes que no son delios – la miro estaba ves con el ceño fruncido, bien sabía que no tenía tal cosa – Son imágenes.

–¿Y cuáles fueron las imágenes que visualizaste esta vez?

–Los dibujos de mamá, ¿Los recuerdas? – Ellen analizo sus palabras unos segundos.

–Sí los recuerdo, tu mamá también decía que no eran delirios, si no imágenes.

–Es porque lo son – Ellen asintió – Tengo guardado cada dibujo que mamá había creado y buscando entre ellos vi uno que se pareció mucho a la imagen que visualicé.

–¿Y qué encontraste en él?

–Que en realidad no son simples imágenes – la doctora todavía la miraba con una gran duda como incitándola a seguir – Es una ciudad Ellen, lo que veo en las imágenes es una ciudad.

–¿Una ciudad?

–Sí – cerro sus ojos para poder recordar la imagen – En ella la gente caminaba bajo la lluvia, los edificios modernos se colaban dentro de los nuevos, la belleza antigua se combinaba perfectamente con lo moderno.

–Ah de ser hermoso – abrió sus ojos.

–Lo es Ellen – miro por el ventanal, el clima de su cuidad le recordaba a la cuidad que en sus sueños e imágenes había visitado – Sentí por un momento que ese era mi lugar, que por alguna razón yo debería de estar ahí.




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