Unus Mundus "Conectados A Través De La Mente"

La enfermedad 4

Miro el dibujo casi terminado, se sorprendió por la claridad en que lo había retratado. Busco entre los cajones de su escritorio el dibujo de su madre, al encontrarlo quedo de nuevo sorprendida, coloco el de su madre a su izquierda y el suyo a la derecha. Era real, pensó, era el mismo lugar, casi podía decir que el mismo momento, pero en su dibujo había más personas y los edificios eran más moderno, pero se podía decir que a simple vista era el mismo lugar. Un escalofrió entro a su cuerpo, ¿Podría ser coincidencia que su madre y ella visualizaran el mismo lugar? Decidió guardar los dibujos juntos en un cajón de su escritorio. Se levanto de la silla y la arrastro al ventanal, al parecer el clima no quería cambiar porque empezaba a llover de nuevo. En su ensueño viendo el agua caer escucho su celular sonar y supo que debía de ser su padre. Camino al escritorio donde lo había dejado y contesto.

–Hola papá, lamento no haberte llamado.

–Me tenías preocupado Anabeth – camino de nuevo hacia el ventanal para poder sentarse.

–Lo siento, es que al llegar me ocupe de algunas cosas y se me olvido.

–Entiendo, me alegras que te encuentres bien – relajo su cuerpo en la silla, las palabras de su padre siempre la hacían relajarse –¿Algún avance con Ellen?

–Todo igual – contesto en un murmullo, casi no le gustaba hablar de aquel tema.

–Comprendo, lo bueno es que todavía no te a medicado nada.

–No tardara – se recordó a lo que tuvo que someterse su madre y sabía que dejaría de ir a las consultas de ser necesario – Como hizo con mamá

Un silencio se escuchó en la línea de llamada y escucho a su padre suspirar. Sabia que aquel tema era difícil de tratar para los dos, pero no habría forma de evadirlo.

–Sera mejor que te deje, tengo que seguir con el trabajo.

–Claro – corto la llamada al escuchar sus palabras y miro el celular “Tal difícil como lo es para ti lo es para mí”.

 

La noche se encontraba helada a causa del frio, pero no era eso lo que no la dejaba dormir. Escuchaba en su mente como una persona gritaba, también podía sentir la desesperación de esa persona, por su mente paso una imagen horrible. Un hombre golpeaba brutalmente a una mujer, en la escena apareció un chico y este hacia sus esfuerzos de proteger a la mujer colocando su cuerpo como un escudo, podía sentir el dolor del chico (por extraño que pareciera), en uno de los golpes el hombre lastimo la espalda del chico, y sintió aquel golpe como en carne propia. Le dolía demasiado la espalda, fue como si su propio cuerpo hubiera recibido el golpe, pero ella sabía que no era así, cuando vio un nuevo golpe venir grito.

– ¿¡Papá!? ¿¡Papá!? –escucho la fuerza con que su puerta había sido abierta, seguía teniendo los ojos cerrados, no quería dejar de ver la escena por más horrorosa que se estuviera presentando.

–¡Despierta Anabeth, solo es un sueño! – sentía las manos de su padre tomar su cabeza para lograr despertarla, pero ella sabía que eso no era un sueño, aquellas era imágenes reales como los golpes que estaba sintiendo.

–Duele, duele mucho – sentía cada golpe que el chico estaba sintiendo por aquel brutal hombre.

–¿Qué te duele hija? – su padre empezó a analizar cada parte de su cuerpo para poder encontrar algo.

–Mi espalda, duele mucho – otro golpe llego, pero esta vez fue en la cabeza, atrayéndola a una oscuridad.

 




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