Unus Mundus "Conectados A Través De La Mente"

La enfermedad 5

 

Sabía que se había desmayado, estaba consiente de eso. Recordó la escena en ese momento, como aquel hombre dejo caer al chico al suelo colisionado su cabeza en el acto. Algo que para ella no tenía explicación era porque veía todo aquello, podía ver y sentir con claridad todas las emociones que aquel chico el trasmitía, lo que le estaba pasando estaba fuera de lo natural, eso lo tenía ya muy claro.

Lo siento – la voz volvió a hacer acto por segunda vez en la noche.

¿El que sientes?

El que tuvieras que sentir mi dolor, no fui capaz de controlarlo – sentía la presencia de su voz, el volumen de esta y como el cansancio se hacía presente.

¿Qué me pasa? ¿Por qué siento tu dolor?

No es algo fácil de explicar, menos en la situación que te encuentras– sabía que sé había desmayado después del golpe en la cabeza, pero no tenía noción de en realidad donde se encontraba – Lo siento mucho Beth, esto ha sido mi culpa.

Y después nada. La voz había desaparecido de su mente, recordó por como la llamo “Beth” aquel diminutivo solo lo utilizaba su madre, solo dos personas sabían quién la llamaba así, solo eran su padre y Ellen. No conocía a nadie más en su vida a parte de las ya mencionadas. ¿Temor? Bien sabía que eso no era una opción, si alguien conocía aquel diminutivo era porque había estado cerca de su vida, muy cerca.

Una fuertes luz provenía del algún lugar, trato de abrir sus ojos de apoco para poder acostumbrarse. Cuando los tuvo completamente abiertos, visualizo que se encontraba en una habitación de hospital, a su derecha se encontraba su padre sentando tomando su mano, cuando sintió sus movimientos levanto la cabeza encontrándose con los ojos castaños de su padre.

–Me distes el susto de mi vida Anabeth – vio el cansancio atravesar los ojos de su padre y se sintió culpable.

–Lo siento mucho papá, no era mi intensión asustarte.

–Sé que no, pero tengo una duda – ella asintió para que siguiera – ¿Por qué sentías algún dolor en tu cuerpo? Cuando los doctores me han dicho que te encuentras completamente sana.

Una duda se instaló en su mente. Ella sabía cuál era la razón de su dolor, pero también sabía que si se lo contaba completamente todo a Ellen sería algo muy peligroso, recordó que su padre no era Ellen así que decidió decirle.

–Eran las imágenes de siempre – su padre asintió – Me encontraba en una de ellas y lo que tuve que ver no era nada grato.

–¿Qué vistes?

–Un chico, un hombre lo golpeaba brutalmente mientras el trataba de proteger a una mujer que se encontraba a sus espaldas.

–¿Pero porque tus gritos? – miro a su padre, como analizando si era correcto decir aquello.

–Sentía su dolor, por eso mis gritos, sentía cada golpe que el hombre le propinaba al chico – miro a su padre directamente a sus ojos y sabía que dentro de él se debatía un conflicto interno.

–Sera mejor que descanses Ana, iré por un café – su padre se levantó y salió de la habitación.

Se acomodo mejor bajo las almohadas. Miro el techo blanco de la habitación y se permitió perderse un poco en sus pensamientos. ¿Qué le pasaba? ¿Por qué su mente le trasmitía esas imágenes y esos sentimientos cuando no le pertenecían a ella? ¿Quién era aquel chico de la voz?




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