Unus Mundus "Conectados A Través De La Mente"

La universidad 3

Hay cosas que uno tiene que entender en la vida y muchas de ellas es el saber que todo es un proceso, con forme los años pasan somos más conscientes de que nada es eterno y que siempre se tiene que seguir progresando medianamente las cosas se den.

Mi padre se dio cuenta de esto el día que revisamos juntos un correo electrónico en el que aceptaba mi admisión a la universidad, me encontraba muy feliz por haber alcanzado ese logro, pero sabía que el dejarme ir era una de las cosas más difíciles a la que tenia que enfrentarse. Conocía que lo que estaba haciendo era lo correcto, salir de mi ciudad para encontrar un nuevo mundo, para cumplir una meta y para descubrirme como persona, necesitaba todo eso por duro que fuera para los dos.

¿Si tenia miedo? La verdad es que si y mucho, pero si me ataba al miedo sabía que este no traería nada consigo, sabía la determinación y la fuerza que habitaba dentro de mí, para lograr cada objetivo que me proponía sabía cuál era el único limita y esa era yo misma. El miedo a enfrentarme a la mejor versión de mi mismas era abrumador, pero era hora de que el miedo que me mantenía atada por años se esfumara. Ya no podía temer, ya no más titubeos ante las situaciones, ya no más.

–Sabes que siempre me vas a encontrar a una llamada de ti.

–Sí papá.

–Si tienes una duda, por mínima que sea, sabes que iré por ti.

–Sí papá.

–Si necesitas dinero…

–¡Ya basta!, estaré bien – los ojos cansados de mi padre me miraban con mucho temor – Todo saldrá bien, sé que es difícil, pero todo estará bien, confía en mí.

–Confió en ti Beth, solo no quiero pensar en que algo malo te ocurra.

–Pues no lo hagas, sabes que soy precavida y cuidadosa.

Estábamos en la terminal de los buses. El mío salía en quince minutos hacia la cuidad de mi universidad. En los días anteriores mi padre y yo hemos visitado el lugar y me ha alquilado un pequeño piso cerca de la universidad.

Sabía que la angustia de mi padre nunca se iría de su cuerpo, que el miedo que habitaba dentro de el lo mataba a cada segundo, pero entendía que después de todo eso estaba feliz por ver a su única hija ir camino a sus sueños.

–Prométeme que te cuidaras.

–Lo haré.

Autobús número 5 con destino a la capital se encuentra a punto de salir.

A través de los megáfonos de la terminal anunciaron la salida de mi autobús. Mire el rostro preocupado de mi padre y tratando de aligerar un poco su angustia le regale una pequeña sonrisa.

–Todo estará bien, te lo prometo – tome sus manos entre las mías – Haré que te sientas orgulloso de mi.

–Ah Beth, yo ya estoy orgulloso de ti.

En ese momento no soporte más, deje que pequeñas lagrimas corrieran por mis ojos, y me abrace fuertemente al cuerpo de mi padre. Nunca pensé que separarme de él fuera tan doloroso, pero era algo extraño, no era doloroso del saber que no estaría conmigo, si no, que una parte de mi corazón quedaba ahí, en él, para que supiera que a pesar de la distancian siempre estaría conmigo.




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